DE DÓNDE DESCIENDE LA RAZA ATLÁNTE
POR: SAMAEL AUN WEOR
Los Sabios que han podido estudiar los Registros
Akashicos, saben que la ATLÁNTIDA fue una realidad, que fue un enorme
continente que se extendía desde el Sur hacia el Norte.
Este gigantesco continente sirvió de escenario para
la Raza que nos precedió en el curso de la Historia.
Me refiero a la Gran Raza de los Atlantes, que era
una Raza de Gigantes (por eso es que la leyenda de los siglos nos habla del
“GIGANTE BRlAREO”, “el de los cien brazos”), una Raza de verdaderos Cíclopes.
Tal raza llegó a tener una civilización poderosa,
millones de veces más poderosa que la nuestra:
¿Que tuvo Siete Subrazas?
Nadie lo puede negar, pero al fin degeneró.
Los Sabios de LA SOCIEDAD AKALDANA hicieron
experimentos notables; fueron los primeros que usaron LA ESFINGE, que colocaron
frente a la Universidad.
Mucho más tarde, en el tiempo, cuando los Sabios de
LA SOCIEDAD AKALDANA comprendieron que una gran catástrofe se acercaba,
emigraron a un pequeño continente que se llamaba “GRABONCl” (me refiero al
Continente Africano), que en principio era pequeño; más tarde, nuevas tierras
que emergieron del fondo de los mares hicieron grande al CONTINENTE DE GRABONCI
(HOY ÁFRICA).
Los miembros de LA SOCIEDAD AKALDANA se situaron,
en un principio, hacia el sur del Continente Africano; después emigraron hacia
“CAlRONA” (hoy Cairo).
En las tierras de Nívea, del Nilo, o de Egipto, Y
allí establecieron su famosa Universidad y la Esfinge (frente a la misma).
Las GARRAS DEL LEÓN de la Esfinge, representan el
FUEGO; la CABEZA de la Esfinge, representa el AGUA; las PATAS DE TORO de la
Esfinge, representan al Elemento TIERRA; las ALAS de la Esfinge, representan el
Elemento AIRE.
Cuatro son las VIRTUDES que se necesitan para poder
llegar uno a la Autorrealización Íntima del Ser:
Hay que tener el VALOR del León, la INTELIGENCIA
del Hombre, las ALAS del Espíritu y la TENACIDAD del Toro; sólo así es posible
llegar a la Autorrealización Íntima del Ser...
La Sociedad Akaldana en Cairona (hoy El Cairo),
estableció un TEMPLO DE ASTROLOGÍA.
Entonces se estudiaban los Astros, no con
telescopios, como se hace hoy en día, sino con el SEXTO SENTIDO.
Cuando se examinan las Pirámides (sobre todo la
Gran Pirámide), se ven, a modo de “tubos”, ciertos CANALES QUE VAN DESDE EL
FONDO, DESDE LA PROFUNDIDAD DE UNA CRIPTA SUBTERRÁNEA HACIA ARRIBA, HACIA LA
PARTE SUPERIOR DE LA PIRÁMIDE.
Mucho se ha pensado o conjeturado sobre tales
“canales”, pero esos eran telescopios, y el observatorio no estaba arriba, sino
ABAJO, en el fondo mismo de la cripta.
Allí se ponía un recipiente con agua; en
determinada fecha se sabía que tal astro sería visible, y ciertamente se
reflejaba en el agua.
Los Adeptos de la Astrología observaban, en el
agua, al astro en cuestión, no solamente con las Facultades Físicas, sino
Psíquicas.
En vez de mirar hacia arriba, miraban hacia abajo,
hacia el agua, y allí en el agua, con el Sexto Sentido, estudiaban los
astros...
Los hermanos de la Sociedad Akaldana, los Grandes
Sabios, eran ASTRÓLOGOS muy Sabios:
Nacía un niño, y de inmediato le levantaban su
Horóscopo.
No Horóscopos al estilo moderno, no Horóscopos
meramente convencionales y cotizados, no; aquello era muy distinto: Los sabios
Astrólogos miraban los astros directamente.
Con procedimientos que hoy se ignoran, podían leer
el Horóscopo de los niños...
...en un ciento por ciento por
cierto...
...jamás fallaban en sus profecías ni en sus
cálculos.


A los niños se les casaba en Cairona desde recién
nacidos; se sabía cuál iba a ser su esposa y se les desposaba.
No quiere decir que, por tal motivo, fueran a vivir
juntos desde un principio, pues eso sería absurdo, pero ya sabía la niña recién
nacida, cuál iba a ser su marido, y el varón, a su tiempo y a su hora, era
informado de quién iba a ser su mujer.
Cumplida la mayoría de edad, se les unía en
matrimonio.
Los ciudadanos se orientaban, con precisión
matemática bajo la dirección de aquéllos Astrólogos, en su profesión, en su
oficio, en su ocupación.
Sabían ellos muy bien para qué había nacido cada
ciudadano, para qué servía cada hombre, pues todo hombre sirve para algo.
Lo importante es saber para qué sirve, y estos
Sabios Astrólogos sabían para qué servía cada criatura que nacía, y nunca
fallaban, ¡eran Sabios de la Sociedad Akaldana!
Ellos salieron de la Atlántida, antes de que los
terremotos y maremotos hicieran estremecer aquél continente.
Salieron a tiempo, pues sabían demasiado del fin
que se acercaba.
Y claro, cuando vino la revolución de los ejes de
la Tierra, cuando los Polos se convirtieron en Ecuador, cuando el Ecuador se
convirtió en Polos, cuando los mares se desplazaron y la Atlántida se
resquebrajaba para sumergirse en el fondo del tenebroso océano, los Atlantes,
incuestionablemente, ya habían sido advertidos.
Fue entonces cuando las multitudes, espléndidamente
vestidas, se reunieron en los Templos (uno de ellos fue el TEMPLO DE RA-MU).
Enjoyadas las mujeres y los hombres espléndidamente
vestidos, clamaban diciendo:
– “¡Ra-Mu sálvanos!”.
Al fin, apareció Ra-Mu en el Altar.
Las multitudes lloraban pidiéndole:
– “¡Sálvanos!”... Ra-Mu les contestó:
– “Vosotros pereceréis, con vuestra mujeres y con
vuestros hijos, con vuestros bienes y con vuestros esclavos; ya os lo había
advertido.
¿A qué viene esta súplica?
Y así como todos ustedes morirán, así también
vendrá una nueva civilización que se levantará en tierras nuevas (refiriéndose
a nuestra RAZA ARIA), y si ellos proceden como ustedes han procedido, perecerán
también...
Es necesario saber que es más indispensable dar que
recibir, y saber dar lo que se recibe”...
Bueno, de nada sirvieron las palabras de Ra-Mu.
Cuentan que el humo y las llamas ahogaron sus
últimas palabras; se hundió la Atlántida, con todos sus millones de
habitantes...
Hoy yacen palacios enteros, allá, en el fondo del
océano, y sirven de habitáculo a las focas y a los peces; ciudades enteras se
hallan sumergidas en el fondo del océano Atlántico.
Pereció ese gigantesco continente, más grande que
toda América junta, desde el Canadá hasta la Argentina y Chile.
¡Enorme continente, con una poderosa civilización!
Así que, nosotros, señores, no tenemos nada muy
especial.
La civilización actual no es la primera, tampoco
será la última; ni es la más elevada, ni es la más grandiosa; hasta ahora ha
sido la más pobre, la más degenerada.
Así que antes de que existiera esta raza que puebla
los cinco continentes, existió la Raza Atlante.
Descendientes de Atlántida, están los Mayas, por
ejemplo.
Los Mayas emigraron, ya hacia el Tíbet, ya hacia
Egipto, ya hacia Centroamérica.
¡Parece increíble, pero en el Tíbet todavía se
habla Maya, y el Lenguaje Maya es un Lenguaje Sagrado, Ritual, del Tíbet.
Recordemos que el NAGA-MAYA es muy similar.
Jesús de Nazareth aprendió Maya en el Tíbet.
Aquélla frase de Jesús: “HELI, HELI, LAMAH
ZABACTANI” (”Señor, Señor”, dicen algunos, “cómo me habéis glorificado”; otros
dicen: “Señor, Señor, ¿por qué me habéis abandonado?”), bueno, tal frase no es
Hebrea.
Por eso, cuando los Judíos escucharon que el Cristo
decía “Heli, Heli, Lamah Zabactani”, se dijeron así mismos: “Pero, éste llama a
Elías, que lenguaje es éste”...
No entendieron, creyeron que llamaba a Elías para
que viniera a salvarle...
Sin embargo, cualquier indiesito de Yucatán o de
Guatemala, le traduce a usted la frase de “Heli, Heli, Lamah Zabactani”, porque
resulta que es Maya, no es Hebrea.
Por eso no la entendieron los Judíos, y significa
(de acuerdo con los Mayas y la traducción que ellos le dan):
“ME OCULTO EN LA PREALBA DE TU PRESENCIA” (es una
frase ritual Maya).
Los PIELES ROJAS son descendientes de la Atlántida;
nuestros antepasados, antiguos NAHUAS: Zapotecas, Toltecas, etc., vinieron
originalmente de la Atlántida; CASI TODAS las tribus de América, descienden de
Atlántida.
Así que a medida que uno avanza en estos estudios,
se da cuenta de que la raza actual no tuvo su origen (como suponen muchos) en
los mismos continentes que habitamos, LA RAZA ACTUAL VIENE DE OTRA RAZA, viene
de la Atlántida.
No viene de los simios (de los orangutanes, de los
“changos”), como supone, neciamente, Mr. Darwin y sus secuaces; desciende,
repito, del Tronco Atlante, y eso está demostrado.
Pero los Atlantes, con toda su poderosa
civilización, a su vez no descienden del Continente Atlante.
Los Atlantes, con toda su civilización, fue
grandiosa, pero los Atlantes no descienden de Atlántida, descienden de la
LEMURIA.
samael aun weor
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