JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

lunes, 3 de noviembre de 2014

ÉPOCA LUNAR

EPOCA LUNAR
POR: SAMAEL AUN WEOR

Pasada la noche cósmica del periodo solar, se inició el alba del PERIODO LUNAR.

El universo solar se condensó en materia etérica.

La vida RECAPITULÓ todos los estados de los pasados períodos cósmicos y después de esos procesos de recapitulación, se inició en nuestra etérica tierra, llamada TIERRA-LUNA, el periodo lunar en toda su plenitud.

La flora y la fauna de ese tiempo era muy diferente a la nuestra: allí vemos vegetales-minerales, es decir: semi-vegetales, semi-minerales, vegetales semi-animales, etc., es decir, los tres reinos de la naturaleza no estaban completamente definidos como ahora: en esa época un reino se confundía con otro.

Había entre los árboles una marcada tendencia a tomar con sus ramas y hojas las formas cóncavas lo cual los hacia semejantes a gigantescos paraguas.

Se adivinaba a través de todo lo existente una marcada tendencia a inclinarse "hacia abajo", es decir, hacia la condensación de nuestra tierra actual.

La naturaleza es una viviente escritura por donde quiera, y con esa viviente escritura escribe sus designios.

Vemos en cambio ahora en nuestra época actual del siglo XX una marcada tendencia del hombre a construir elevados edificios y aviones cada vez más rápidos etc.

Nuestros actuales arbustos no quieren inclinarse sino subir hacia el sol, hacia arriba, y es que nuestra tierra ya llegó al máximo de condensación material y ahora anhela subir nuevamente, volver a "eterizarse"...

En realidad el éter está inundando el aire y eterizando la tierra cada vez más, y al final de la gran raza aria, el éter se hará totalmente visible en el aire, y entonces las criaturas que viven en el éter compartirán con el hombre todas sus actividades.

La época lunar pertenece a los átomos lunares de la culebra del logos (La humedad).

Los átomos lunares nos inician en la antiquísima sabiduría neptuniana amentina.

Los hombres de la época lunar eran pequeños de estatura y sus cuerpos eran de materia etérica.

Construían sus casas bajo tierra, aunque sobre la superficie ponían techos análogos a los techos de nuestras actuales casas.

Negociaban, trabajaban y se divertían lo mismo que nosotros, sus poblaciones urbanas eran pequeñas y estaban conectadas como las nuestras con caminos y carreteras.

Tenían también automóviles semejantes a los nuestros y las montañas eran transparentes como el cristal y de un color azul oscuro muy hermoso; ese es el color azul que nosotros vemos en las lejanas montañas, ese es el éter.

Toda nuestra antigua tierra era de ese bello color.

Los volcanes estaban en incesante erupción y había más agua que en nuestra época actual; por donde quiera se veían lagos inmensos y mares dilatados...

En el período lunar los cuerpos físicos de nuestra actual humanidad llegaron a un mayor grado de perfección y entonces recibimos el cuerpo astral.

Los hombres de hoy éramos los animales del período lunar, y los ángeles y los demonios de los antiguos períodos flotaban en la atmósfera etérica de nuestra tierra-luna: eran visibles y tangibles para toda la humanidad.

El hombre percibía tras el fuego de los volcanes en erupción, a los arcángeles (arcangeloi) o criaturas del Fuego y tras de todas las formas existentes a los señores de la forma.

Los hijos de la vida regulaban las funciones vitales de todo lo existente y las criaturas elementales de los 5 elementos de la naturaleza convivían con los hombres.

Fueron los señores de la sabiduría quienes nos dotaron de cuerpos astrales, y fueron los señores de la personalidad los que nos dotaron de esta personalidad.

Al finalizar aquel gran periodo lunar, los íntimos de la actual humanidad recibieron el cuerpo del espíritu humano, llamado cuerpo de la voluntad.

Voluntad es el poder con el cual dominamos nuestras pasiones y nos convertimos en Dioses.

Al cumplir con la ley del alquimista gnóstico, de introducir el miembro en la vagina y retirarlo sin derramar el semen, el fuego de la pasión se transmuta en luz astral y entonces el cuerpo astral se robustece y se llena de luz resplandeciente, y todos los frutos esplendentes de ese maravilloso organismo astral se sumen dentro del cuerpo de la voluntad y lo embellecen.

Samael aun weor



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