COMO Y PARA QUE SER ALQUIMISTA.
Por: Jesús Saiz García
PARTE 2
PARTE 2
GNOSIS
II EL ELEGIDO
Hermes Trimegisto, el tres veces grande ha dicho: Lo que estaba oculto y escondido se hará manifiesto.
Quien ha sido elegido para entrar a trabajar en la Obra del Padre, es como el sacerdote, que ha sido revestido con las facultades propias de su cargo.
Aguardan al aspirante a alquimista pruebas y dificultades propias del nivel en que se encuentre.
De alguna manera, aquel que inicia a cocer la simiente, para poder conseguir el compuesto necesario, se retira de la vida vulgar, los lugares de entretenimiento de ésta época ya no le motivan, forman parte de un pasado oscuro y por lo mismo carente de luz, las lenguas de doble filo, el insulto y la blasfemia, no son buenas consejeras, quien fue elegido para trabajar como alquimista, empieza a morir a una vida mecánica…
Donde la ilusión forma parte de la vida junto a la fantasía.
Donde la falta de conciencia, es el común denominador de la sociedad.
Donde la falta de valor en la palabra es moneda de todos los días.
Donde la mentira es el medio para justificar nuestra negligencia.
Donde el orgullo, nos hace sentirnos superiores a los demás.
Donde vemos a nuestro hermano el hombre como un ser inferior.
Donde nos aprovechamos de las debilidades de los demás para nuestro beneficio.
Donde las limitaciones culturales de quien no ha sido educado como nosotros nos es motivo de superioridad.
Donde las necesidades de quien tiene menos es motivo para esclavizarlo y así conseguir nuestros caprichos egoicos.
Donde la ironía, se convierte en la burla sutil del quien se considera con buena educación.
Donde el aburrimiento, es consecuencia de una apatía cada vez más densa.
Donde los celos, no nos permiten vivir, ni dejamos que los demás vivan en libertad, convirtiéndonos en reos de nuestra fantasía.
Donde la infidelidad es tan normal que nos parece natural.
Donde la acumulación, hace que nos convirtamos en avaros.
Donde la pereza, nos tiene tan impedidos que estamos apresados a un condicionamiento falso y torpe, que se manifiesta en nuestro estado no solo físico, sino también mental.
Donde la ira, nos emborracha en nuestros odios y destruimos lo que más queremos.
Donde la lujuria, nos somete a ésta vida, rescatando de nuestro subconsciente las más bajas pasiones, así los instintos sexuales no controlados nos inducen a cometer actos pasionales, fuera de todo orden.
Donde la gula, nos hace vivir desmedidamente.
Donde la envidia, no nos permite aceptar nuestra propia realidad, haciéndonos sufrir por aquello que otros tienen.
Donde los nacionalismos nos impiden aceptar los valores de otros pueblos.
Donde…
Admitiendo estos estados psicológicos y emocionales u otros cuya raíz es el ego, (que así mismo, forman parte de nuestra realidad diaria) el elegido puede llegar a su propia muerte psicológica, haciendo que sean sepultados todos los inquilinos no deseados, que de alguna manera son una obstrucción para llegar a nuestro nacimiento segundo.
Al mismo tiempo que hay muerte psicológica, se produce no solo el nacimiento segundo, sino el florecimiento de las virtudes de todo trabajador en la Obra así como en la Gran Obra; Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Las pruebas de muerte (psicológicas) hacen que el elegido se turbe, la amargura se hace presente y la continuidad se ve amenazada, es aquí cuando el neófito, debe superar las pruebas a las que es sometido.
La tristeza embarga al caminante, es más complicado éste camino que lo que a simple vista pudiera parecer. Es el momento de recogerse y orar. Algo nos hace sentir que estamos recuperando nuestra antigua sabiduría. En el Templo corazón, se guardan las más elevadas verdades, los tesoros espirituales más puros, donde en silencio aguardan nuestros Padres internos, el regreso del hijo pródigo, aquel que vendió su primogenitura por un plato de lentejas. El materialismo fue lo que compramos cuando caímos en el error y nos retiramos de la casa de nuestro Padre.
En los momentos de tribulación, debemos mantenernos serenos, busquemos consuelo en los brazos de nuestro Ser. En su mano diestra, porta el mundo, un mundo espiritual, un microcosmos, que refleja según Fulcanelli, “Una parcela del caos primordial destinado, por la voluntad divina, a la renovación elemental en los tres reinos… ese caos convertido en cuerpo contiene confusamente la más pura semilla y la más próxima sustancia que existe de los minerales y de los metales”.
Y añade Basilio Valentin en el libro de las doce claves: (una semilla que) Fue reservada por El creador y prometida a la generación sola de los metales.
Es necesario dirigir nuestro corazón hacia Dios, hoy más que nunca, Él sabe lo que necesitamos mejor que nadie. “Pedid y se os dará”. Hagamos nuestra petición, oremos, y que esa oración, sea perseverante, para que así su misericordia se apiade de nosotros, y seamos elegidos para trabajar con fuego y agua, como verdaderos adeptos en el camino de santiago. Camino accesible a los elegidos, a los mortales valerosos, sabios y perseverantes, que no se separan de su STELLA MARIS y a la que con inmenso amor y humildad le piden el favor de guiarlos junto al I A O.
A Alberto Magno fue atribuido el Ave Praeclara, himno lleno de alusiones alquímicas: Salve, estrella resplandeciente del mar, María nacida divina para iluminar a los pueblos. Virgen, ornamento del mundo, reina del cielo, elegida de entre todas, como el sol, hermosa como el fulgor de la luna. Haz que de la dulce fuente que manó de la roca en el desierto, con grave fe, bebamos y que se ciñan las cinturas bañadas en el mar, y que se contemple la serpiente broncínea en la cruz. Haz oh Virgen, que te convertiste en Madre por el fuego santo y por el verbo del Padre que tú llevaste, como la zarza ardiente, que nosotros, distintos por la piel, nos acercamos a ti, con el pie, con puros labios y con el corazón.
Raimundo Lulio ante la seriedad del tema y en una época restringida a una manera de pensar muy específica dice: Si develas esto serás condenado. Todo viene de Dios y todo debe regresar a Él, así pues conservarás para El solo, un secreto que solamente le pertenece a Él. Si por algunas palabras ligeras dieras a conocer lo que ha exigido tantos años de cuidados serías condenado sin remisión, en el juicio final por esta ofensa a la majestad Divina.
Vemos, por lo tanto, que el secreto del arcano o de los alquimistas, no siempre se entregó de manera gratuita o abierta, aunque siempre se mantuvo a las Jerarquías Divinas, como únicas vías de acceso al gran enigma.
A quien se le muestra el camino, definitivamente, es un elegido, donde el Padre deposita sus anhelos de autorrealización, ya que se le revela lo más trascendental de la naturaleza.
En múltiples ocasiones se ha entregado la clave velada, como así lo hiciera Morien: Oh noble rey, debéis saber también que toda perfección de éste magisterio consiste en tomar los cuerpos, que son consortes y que son semejantes. Pues esos cuerpos, mediante un artífice natural, están juntos y unidos sustancialmente el uno al otro, y concuerdan, se disuelven y se reciben el uno al otro, fertilizándose y perfeccionándose mutuamente.
O como podemos leer en el Bhagavad Gita, (en este caso advirtiéndonos de lo que nos espera si no conseguimos el nacimiento segundo) en sus textos 24 y 25 correspondientes al capítulo 8, ahora combinado el conocimiento con kabala numérica: Aquellos que conocen al Brahman Supremo dejan el mundo durante la influencia del Dios Ígneo, a la luz, en un momento auspicioso, durante la quincena de la luna, y durante los seis meses cuando el sol viaja por el norte. El místico que deja este mundo durante el humo, la noche, la quincena sin luna, o durante los seis meses cuando el sol pasa por el sur, o que llega a la luna, regresa otra vez.
A diferencia de otras religiones, en el Bhagavad-Gita, si hablan abiertamente del renacimiento, o tomar un nuevo cuerpo, en la siguiente existencia, esto es a todas luces una verdad, comprobable para quien despierta la conciencia, por lo mismo en estos trabajos de orden Superior es la minoría quien en una sola vida puede llegar a su desarrollo total como hombre o mujer, dejando aplazada la consumación de la Obra de transformación o transmutación, la mayoría; siendo un peligro no concluirlo en una sola existencia, pues nadie nos asegura, que podamos tener tantas vidas como veces que aplacemos la consumación del trabajo alquímico.
Tenemos que diferenciar entre neófito, que sería el que se ha adherido recientemente, y adepto, que es el que está afiliado, ya que según dicen los filósofos del arte hermético, los adeptos son los que han recibido el Don de Dios, es decir, la única y elevada inspiración que permite la consumación de la Gran Obra.
Dicen los Alquimistas, por lo tanto, Maestros de la Logia Blanca: Dios otorga la sabiduría a quien le place y la transmite por el Espíritu Santo, luz del mundo. Por eso la ciencia se considera un Don de Dios, en otra época reservada a sus ministros, de donde surge el nombre de Arte sacerdotal que llevaba en su origen. el elegido se convierte en neófito y si prosigue en su empeño, en adepto. Bien merece el esfuerzo necesario para llegar a convertirse en adepto…
No hay gracia en la tierra que se le compare a la gracia Divina. El adepto recibe entonces la triple corona de la iluminación; Omnipotencia, Omnisciencia y Gozo del amor divino eterno, así nos lo hace saber en su libro “Alquimia”, Klossowski de Rola, S.
Los baños de purificación son necesarios para el aspirante a la perfección. El baño es sinónimo de ablución. Así Tauler, místico europeo dice: He tenido que vaciarme de mí mismo… Desde entonces estoy pedido en este abismo. He dejado de hablar, soy mudo, sí, la Divinidad me ha engullido.
Siguiendo con las revelaciones del Maestro Samael Aun Weor, nos quedamos sorprendidos en su precisión y conocimiento tan vasto, cuando afirma: Juan es el patrono de los que hacen oro, a los Maestros de la Logia Blanca, se les llaman Hermanos de la orden de San Juan.
Pero difícilmente perteneceremos con todos nuestros derechos, y obligaciones a tan Bendita orden, si en nosotros no se manifiestan las virtudes del trabajo en la Obra del Padre.
La Justicia lleva la espada y la balanza y jamás variará.
El atributo esencial de la Prudencia es la serpiente, a la que a veces, se añade uno o muchos libros y más tarde un espejo. Igualmente, casi desde el origen, por una idea análoga a la de Dante, que había atribuido tres ojos a su Prudencia, los artífices dieron dos rostros a esta virtud.
La Templanza guarda a veces su espada en la vaina, pero lo más frecuente es que sostenga dos vasijas y parezca mezclar agua y vino; se trata del elemental símbolo de la sobriedad.
Por último la Fortaleza presenta los atributos de Sansón. Está armada con escudo y maza, unas veces, tiene la piel de león en la cabeza y un disco que figura el mundo en las manos, y otras veces, finalmente, y éste será su atributo definitivo al menos en Italia, lleva la columna entera o rota.
Se requiere ser equitativo con los demás, no servirnos de sus debilidades y mucho menos, ver cómo podemos beneficiarnos de nuestro conocimiento en contra de su ignorancia.
El león de la ley vigila todas nuestras acciones y pensamientos, por lo tanto, nada escapa a la ley Divina, la balanza se inclinará de acuerdo a nuestras obras. Dos son las posibilidades: o bien para el lado de nuestro Ser, que espera compensar nuestro trabajo, o para el lado de nuestra vida materialista, que nos lleva a la deriva de las fluctuaciones circunstanciales.
Así la espada de la justicia siempre está marcando el límite de nuestras acciones. No dejarse llevar por los instintos, actuar por consiguiente con prudencia, guardar fidelidad y saber esperar, son algunas de las premisas necesarias para pertenecer a la orden de San Juan. Requerimos de una armadura que nos proteja de nuestros enemigos, justamente, nuestra mayor y óptima protección la encontraremos en la doctrina gnóstica…
Nuestra Fortaleza no solo ha de ser espiritual, sino también física, para poder avanzar en el camino estrecho que nos conduzca hacia la victoria final. Después de haber modelado y regulado las pasiones humanas, podremos conseguir la Templanza necesaria para salir triunfantes de tan elevada batalla.
Veamos que nos dice el nuevo Testamento en la epístola primera de San Pedro, C.IV,V.3: Porque demasiado tiempo habéis pasado durante vuestra vida anterior abandonados a las mismas pasiones que los paganos, viviendo en lascivias, en codicias, en embriagueces, en glotonerías en excesos en las bebidas y en idolatrías abominables.
Si existe una esperanza, es la que los alquimistas de todos los tiempos han pregonado, y ésta esperanza, radica en alejarse del camino ancho, y entrar en el camino estrecho para pasar por la puerta angosta.
Meurois-Givandan haciendo eco de los habitantes de la mágica región del Shambhala comentan:
“La humanidad pasa hoy por el umbral de la muerte iniciática. Las civilizaciones y las criaturas terrestres, en todos los niveles, se pudren en el Athanor que se han moldeado. No es ni un bien ni un mal sino una realidad necesaria. Por eso la regeneración iniciada hace dos mil de vuestros años conoce ahora la continuación de su desarrollo. Por eso también ha sonado la hora en el Gran Reloj de que Shambhala se dirija de manera directa a los hombres…, o por lo menos a los que quieren convertirse en Hombres. Por ello, finalmente, os guiaremos en este reino al que llamamos también Shangri La… Hay que alimentar el fuego del Athanor.”
Es hora de terminar con el deterioro de nuestra vida. Por mucho tiempo hemos sido muy superficiales, y nos hemos contentado, con lo que vivenciamos a través de nuestros sentidos físicos; Vista, oído, tacto, olfato y gusto.
Existen otros sentidos, que podemos desarrollarlos por nosotros mismos la veracidad oculta, estas facultades hay que conseguirlas, no vienen por casualidad, sino más bien por causalidad, por lo que a nadie se le da aquello que no está dispuesto a trabajar para conseguirlo.
Todos los metales se disuelven en mercurio, y el mercurio es la base del trabajo alquímico, pero ¿qué metales son los que deben disolverse en el mercurio? ; antes de nada, tenemos que entender que los metales, no son los minerales como el hierro, estaño, plomo, cobre, etc., los metales en este caso son nuestros defectos de tipo psicológico, a los que hacíamos alusión anteriormente, ellos como la parte más pesada en nosotros, son los que nos alejan de nuestro Real Ser, o Dios interior; para mantenernos ilusionados con la vida materialista, y por lo tanto, debemos destruirlos, disolverlos, con nuestro mercurio, es decir, con la energía más potente que tiene todo humano, aquélla, que es capaz de dar vida a un nuevo ser.
Un cuerpo sólido, como es el hielo, con la acción del calor se disuelve para convertirlo en líquido, si ese calor es más intenso, el mismo líquido termina evaporándose. De la misma manera nuestras aguas mercuriales pueden ser evaporadas, con la acción del calor y del fuego.
En las estrellas los átomos de hidrógeno, helio, carbono y nitrógeno se transforman constantemente unos en otros.
En la tierra los cuerpos de las tres series radiactivas del actinio, el torio y el radio, cambian varias veces de naturaleza, mediante pérdida de partículas hasta convertirse en plomo estable.
En los reactores nucleares se producen transmutaciones y también se obtienen éstas artificialmente bombardeando los cuerpos con partículas aceleradas.
Cómo podemos comprobar la transmutación es un fenómeno muy común en la naturaleza, por lo que nos preguntamos, ¿por qué en nuestra naturaleza humana, no se da?, o ¿acaso si se dé, si sea posible, pero lo hemos olvidado?.
Debemos saber que la transmutación alquímica, fue un hecho y sigue siendo una realidad, para quien ha sido elegido para trabajar de manera religiosa, no quedándose atorado en ninguna fórmula dogmática de creencia, sino más bien, buscando el hondo significado de la palabra, que nos hace religar o volvernos a unir. La alquimia no es una creencia, es un acto de fe [4].
[4] Entendiendo la fe como experiencia vívida.
Quien ha sido elegido para emprender esta tarea, no sabe si su final, será coronado con el triunfo, ni se le garantiza algo que pudiera exigir en un momento dado, solo sabe que está puesto en el camino correcto.
Encontraremos muchas desviaciones que a simple vista nos puedan parecer útiles, pero en su engaño se esconde el fracaso, no debemos desviarnos del camino recto, pues él, nos conduce hacia la luz del Padre.
A pesar de las buenas intenciones de quien nos aconseje en un momento dado, es menester que nuestra prioridad esté en el cielo, que sea lo máximo, que vibre nuestra conciencia anhelante, mientras que las necesidades en la tierra serán cubiertas por nuestro Padre-Madre, que según San Agustín: Él es más íntimo a mí, que yo mismo.
Si hemos comprendido el camino de la alquimia, con todo lo que implica esta labor, seamos consecuentes en pensamiento y obras, para que nuestras transmutaciones sean llenas de gloria, poder y fuerza.
En El Evangelio según Tomás Apócrifo-gnóstico, versión bilingüe copto castellano en el V. 82, se puede leer lo siguiente: Jesús ha dicho: Aquel que está cerca de mí está cerca del fuego, y aquel que está lejos de mí, está lejos del Reino.
Salamandra en latín (salamandrae), viene de sal y mandra, que significa establo y también cavidad de roca, soledad, eremitorio. Salamandra es pues, el nombre de la sal de establo, sal de roca o sal solitaria. Vemos que tras este nombre aparentemente irrelevante existe toda una enseñanza alquímica, que proporciona desorden a quien no controla a sus salamandras (elemental del fuego) y por el contrario quien es capaz de ordenarlas se ponen a su merced. Así quien sabe ordenar y organizar a estos elementales ígneos crea un nuevo reino de paz, amor y felicidad.
Así mismo tenemos el caso del nacimiento de Jesús (El nuevo Sol) que nace en un establo en soledad y quien el mismo Rey de Reyes dijera: “Yo soy el Espíritu y la vida, y he venido a prender fuego a las cosas”.
Así mismo y siguiendo con el Evangelio según Tomás Apócrifo-gnóstico en el V. 49, podemos leer: Jesús ha dicho: Bienaventurados los solitarios y los elegidos, pues encontraréis el Reino, pues habéis salido de él y de nuevo volveréis a él.
Cada hombre que se aleja de la sombra ya es sacerdote en el fondo de su corazón.
Ayer, hoy y mañana, la Gran Fuente ha cuidado, cuida y cuidará de separar los cuatro elementos primarios.
Los cuatro elementos primarios se hallan juntos, dos a dos, en la piedra en formación, porque la sal posee en sí el fuego y el aire necesarios para la unión del azufre tierra y del mercurio agua.
Víctor Hugo, el gran humanista (iniciado), escribió lo siguiente:
El hombre es la más elevada de las criaturas.
La mujer es él más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar.
El trono exalta; el altar santifica.
El hombre es el cerebro.
La mujer el corazón
El cerebro fabrica la Luz; en el corazón se produce el Amor.
La Luz fecunda; el Amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón
La mujer es invencible por las lágrimas.
La razón convence; las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos
La mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece; el martirio sublimiza.
El hombre tiene la supremacía
La mujer la preferencia.
La supremacía significa la fuerza; la preferencia representa al derecho.
El hombre es un genio
La mujer un ángel.
El genio es inmensurable; el ángel indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloria.
La aspiración de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace todo lo grande; la virtud hace todo lo divino.
El hombre es un código.
La mujer un evangelio.
El código corrige; el evangelio perfecciona.
El hombre piensa
La mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva; soñar es tener en la frente una aureola
El hombre es un océano
La mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna; el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela.
La mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio. Cantar es conquistar el alma.
El hombre es un templo.
La mujer es el Sagrario.
Ante el templo nos descubrimos; ante el Sagrario nos arrodillamos.
En fin: el hombre está colocado donde termina la tierra. La mujer donde comienza el cielo.
Si en algún momento llegamos a pensar que el papel de la mujer, en el camino de la autorrealización, era netamente pasivo, e intrascendente y ambiguo, tenemos que decir que nada más lejos de la realidad, pues a la Mujer siempre se le ha tenido como pieza imprescindible en las culturas que tuvieron el conocimiento por experiencia propia y que supieron de la importancia de su parte conciliadora en todo el universo, ya que es bien cierto y nadie lo puede negar en la creación de cualquier cosa siempre existe el elemento femenino y por lo tanto nunca ha sido una parte secundaria sino más bien complementaria con la parte masculina.
En los tiempos del antiguo Egipto, el neófito que aspiraba a ser alquimista, para despertar el Divino Fuego, había de casarse con una mujer madura, pero si lo hacía con una joven, había de demorar algunos meses antes de efectuar la conexión sexual, y entre las condiciones matrimoniales estaba el tener que obedecer a su mujer, a la cual se sujetaba con mucho gusto el alquimista…
Alberto el Magno como Santo Tomás, afirmó la realidad de la alquimia.
Su tratatado sobre tal materia estaba siempre sobre la mesa del Abad Tritemo. Tritemo contaba que cuando Guillermo II, conde de Holanda, cenó con el ínclito y preclaro sabio Alberto el Magno, éste hizo poner una mesa en el jardín del Monasterio, aunque era pleno invierno y nevaba… tan pronto los del convite hubieron tomado asiento, como por encanto desapareció la nieve, y el jardín se cubrió de variadas flores. Las aves de distintos colores volaban deliciosamente entre los árboles, como en los mejores días de verano…
Es ostensible que Fausto, Paracelso y Agripa, los tres Magos (alquimistas) fueron discípulos del Abad Tritemo. Recítenme los cuatro elementos de la naturaleza, ordenaba el Abad a sus monjes en plena clase, “la tierra, el agua, el aire y el fuego.” Si (continuaba el maestro) la tierra y el agua, los más pesados, se ven atraídos hacia abajo; el aire y el fuego, más ligeros, hacia lo alto.
Platón tenía razón al fundir el fuego en el aire, que se convierte en lluvia, que se convierte en rocío, que se convierte en agua, que se convierte en tierra al solidificarse.
Los viejos alquimistas dicen: Que vuestro fuego sea tranquilo y suave, que se mantenga así todos los días, siempre uniformes, sin debilitarse, si no eso causará gran perjuicio.
Si nuestro fuego no es controlado, de poco puede servir el conocimiento de la fórmula transmutatoria; de la misma manera que, cuando el ladrón ya está en la casa de nada sirve poner los cerrojos a las puertas.
El Mutus Libre, muestra la recogida del rocío ante los ojos de un carnero y de un toro, emblemas evidentes de los meses solares primaverales en el hemisferio norte.
Como podemos comprobar entre frases alegóricas al trabajo el elegido, para realizar la Obra de transformación, debe saber cómo operar y cuando descansar, un trabajo un tanto complicado en apariencia, pues en la práctica es algo muy sencillo; que no nos confundan en nuestra vocación, pues como dijera Goethe,
“Ley del hombre triste y grave, indaga, lucha, se agita. Lo que más necesita es lo que menos sabe”.
Al hombre común y corriente, quien solo tiene como objeto en su vida, comer, trabajar y dormir; le espera un final muy triste, pues quien no se preocupa de cultivar su Espíritu, poco o más bien nada puede esperar después, pues ya se cobró en vida con todo lo material de que se fue rodeando…
San Alberto dice, que el hombre espiritual debe dirigir el comercio carnal a un objetivo moral, y que una función de la sexualidad basada sólo en el placer de los sentidos pertenece a los vicios más infamantes.
Hombres espirituales, que sean capaces de transmutar su manera de pensar, de ver, sentir y practicar el sexo, es a lo que estamos llamados a convertirnos si de verdad queremos llegar a ver florecer la rosa en nuestra cruz.
Pues de lo contrario, quien fuera elegido para este menester, y no lo practicare, se convertiría en una semilla sin germinar.
Y como toda semilla que no es capaz de brotar la vida que guarda en sus entrañas, terminará pudriéndose… Hay que renunciar a los placeres que otorgan las fantasías, pues se corre el riesgo de quedarse atrapado en el deseo, en la ilusión y en la mentira, que nunca se dan por satisfechas; llevando a quien se deje envolver en sus demoníacos encantos hasta la pérdida total de sus valores.
Es lógico pensar que cada uno de nos, debemos realizar un gran esfuerzo, por apartarnos de nuestra naturaleza luciferina o fuego pasional descontrolado, ya que sin ese esfuerzo, no es posible culminar un trabajo que en sus distintas fases tiene un grado de dificultad diferente.
Purificar nuestro fuego, en el crisol alquímico, es nuestra obligación, si queremos fundirnos con nuestro Sol interior.
La sustancia ígnea por excelencia que en todos existe y que la ignorancia, en la mayoría de los casos, hace que se consuma sin ningún control ni medida, desperdiciando un fuego tan necesario como el mismo aire que respiramos.
Otros, quienes sí conocieron el valor y poder del fuego, lo pierden por no esforzarse en mantenerlo en la vía centrípeta, y siguen permitiendo que sus canales centrífugos continúen derramando, y por lo tanto, desviando de su cauce natural, el bálsamo de su atormentada vida…
De nada nos servirán entonces nuestras muy buenas intenciones…, más bien lo que se nos pedirán serán hechos concretos y bien definidos de nuestra vida, pues se nos valorará y juzgará por nuestros actos y no por nuestros deseos…, quizás podríamos pensar en un momento de nuestra actual existencia, que con nuestra verdad será más que suficiente para poder tener derecho a eso que se llama la “salvación”, sin embargo la verdad es una y la Ley se cumple, y su desconocimiento no nos exime de su cumplimiento.
A quien defiende la postura de que por evolución, todos seremos salvados, tenemos que decir, que sí es cierto que existe la mencionada Ley; pero no podemos olvidar que también existe la Ley de involución…
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