JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

martes, 10 de abril de 2012

COMO Y PARA QUE SER ALQUIMISTA. PARTE 4


COMO Y PARA QUE SER ALQUIMISTA
Por: Jesús Saiz García
PARTE 4
GNOSIS



IV  EL ARTE

El arte en general es un procedimiento para hacer algo. “Arte de Amor”, así se calificaba también a la alquimia y fue ARTEGIO quien escribió el libro secreto acerca del arte oculto y de LA PIEDRA FILOSOFAL.

Petrus Toletanus, hermano de Arnoldo de Villanova, célebre médico y filósofo, escribió en el siglo XIII, el tratado de Rosarium Philosophorum, en el que expresa:


Haz del hombre y de la mujer un círculo redondo, extrae de él un cuadrado, y un triángulo de éste. Haz redondo el círculo, y recibirás la piedra filosofal.

Este arte no requiere más que la piedra, se puede y se debe decir, que se encuentra en la naturaleza de ambos, por lo que no es de extrañar que de la misma manera se llamara “Arte agrícola”, pues al fin y a la postre se trata de trabajar en la naturaleza viva y labrar nuestra propia tierra.

“Arte de Amor”; lamentablemente a la palabra “Amor” se la ha tratado con demasiada ambigüedad, ya que, en estos tiempos materialistas y consumistas, todo lo consideramos amor y todo lo hacemos con amor. Sin embargo, que distinto significado adquiere para un Maestro del Arte esta palabra tan usada y en muchos casos despreciada e infravalorada.

Así nos habla sobre el Amor el M. Samael Aun Weor:

El amor comienza con un destello de simpatía,

Sé substancializa con la fuerza del cariño y

Se sintetiza en adoración…

Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres,

Uno que ama más, y otro que ama mejor;

El amor es la mejor religión asequible.


Y añade H. Trismegisto, el tres veces grande:

Te doy amor en el cual está contenido todo el Sumun de la Sabiduría.

En nuestro sistema solar está la estrella de Ors, ésta estrella con la que estamos todos completamente familiarizados, nos proporciona luz y calor, sin ella nada en la naturaleza podría existir. De la misma manera, nos es completamente natural la luna, satélite de la tierra, la cual tiene sus influencias sobre las plantas, mares, etc.,

Esta estrella y su satélite, sol y luna, son dos astros completamente distintos, ya que uno se ve durante el día y el otro, principalmente, en la noche.

Curiosamente, en la mayoría de los dibujos alquímicos encontramos estos dos astros, (en su silencio) haciendo alusión a los opuestos, en definitiva a la misma enseñanza hermética de todos los tiempos, (imposible sería operar en el arcano sin el sol y la luna)

Pero ¿cómo puede ser posible si a todas luces son opuestos?.

El arte del alquimista, es el de lograr, que los opuestos se reconcilien, fusionándose, para así cristalizar a un cosmos que gravita en orden y en  armonía.

Estos astros vienen a simbolizar también, al hombre y a la mujer.

Opuestos completamente, como el sol y la luna, tanto en su Psicología como en su morfología, no obstante deben gravitar los dos en concordancia.

Es aquí donde podemos comprobar, que los símbolos alquímicos guardan unas enseñanzas, claras y concisas, para quien conoce de estos misterios.

En el libro titulado “La gloria del mundo” de Roberto Valensis, se puede leer ésta gran verdad:  El sol y la luna deben copular como un hombre y una mujer, pues de otro modo no puede conseguirse nuestro Arte, y toda otra enseñanza al respecto es falsa y errónea.

Así que viendo no ve y oyendo no escucha, es como permanece por siglos el animal intelectual; es triste hacer estas afirmaciones, pero sentimos que es más grave la negación del ser humano a despertar de su sueño, donde permanece atrapado en una ilusión que es la misma vida común y corriente…

Raimundo Lulio en el siglo XIII escribió lo siguiente:  Y así como Jesucristo, de la estirpe de David, asumió voluntariamente la naturaleza humana para liberar y redimir a los hombres, prisioneros en el pecado a causa de la desobediencia de Adán, así también en nuestro Arte, lo que ha sido mandado por uno es absuelto, lavado y liberado de esa mácula por otro, su contrario.

Tanto el hombre como la mujer deben llegar a formar una pareja que se complemente, así como que se sepa perdonar los errores, teniendo siempre presente, que se han unido, no para fornicar o disfrutar de un placer carnal, sino para (entre los dos) ir creando los cuerpos que nos permitan, a través del arte alquímico, nacer a una nueva vida trascendental, dentro de esta vida terrenal. El nacimiento segundo es un nacimiento espiritual y ése fenómeno se consigue trabajando hombre y mujer, sol y luna, alquímicamente.

Diremos que Al, quiere decir Dios; y quimia trabajo; por lo tanto la alquimia es un trabajo para Dios [6].


Tal es el nombre bajo el que se disimulaba (según algunos autores) entre los árabes el arte sagrado o sacerdotal, que habían heredado de los egipcios y que el Occidente medieval debía más tarde acoger con tanto entusiasmo.

Es cierto que en nuestro caos psicológico, se encuentran los instintos más bestiales, y en tal naturaleza y en semejantes condiciones, no es posible vivir una vida espiritual plena de experiencias reales, es por eso que San Pablo, en Corintios, C. XV; V. Del 34 al 50 dijera entre otras cosas: Lo primero es lo animal y lo segundo lo espiritual.

Teniendo bien presente las palabras de San Pablo, nos ponemos a edificar nuestra obra desde nuestra nadidad insignificancia y negación de nosotros mismos como pordioseros a las puertas del Templo de la Ley pidiendo misericordia para tener la posibilidad de edificar sobre la piedra o roca, que ésta sea la base de nuestras obras, que se cimiente de manera firme y que nada ni nadie pueda destruir aquello que sea levantado a favor de la realidad más aplastante que mora en nuestro interior.

San Pedro detenta las llaves del Paraíso, aunque una sola basta para asegurar el acceso a la morada celeste. Pero la llave primera se desdobla, y estos dos símbolos entrecruzados, uno de plata y el otro de oro, constituyen, con el trirreme, las armas del soberano pontífice, heredero del trono de San Pedro. La cruz del Hijo del hombre reflejado en las llaves del Apóstol, revela a los hombres de buena voluntad los arcanos de la ciencia universal y los tesoros del arte hermético. Ella sola permite a quien posee su sentido abrir la puerta del jardín cerrado de las Hespérides y tomar, sin miedo para su salvación, la Rosa del Adeptado.

Todo trabajo alquímico se debe convertir en el arte más refinado y sublime imaginado, ya que si no realizamos el trabajo con esmero, cuidado, precisión y concentración, no es posible hacer de la piedra grosera una piedra útil.

Siempre el fuego debe permanecer vivo, pero no tanto que produzca un incendio y arrase cuanto encuentre, ni tan poco activo que no consuma la escoria.

Mientras nuestra propia naturaleza siga fabricando el mercurio común, no pasaremos de formar parte del engranaje de lo que llamamos vida humana.

Fabricar el mercurio de los sabios es una labor bien distinta, ya que implica realizar una producción artística, donde nos separamos de lo vulgar para unirnos por medio de las bodas alquímicas con nuestra realidad, hoy por hoy olvidadas completamente por el animal intelectual.

El ser humano en su más hondo sentir clama por la exaltación de sus principios espirituales; pero se ha perdido…, su memoria le es infiel, y desconoce cómo recuperar esos principios vinculados a la Gran Obra del Padre.

Regresar al arte de los filósofos es necesario para que empiece a brotar nuestra naturaleza interna, que nada tiene que ver con lo que hemos creado de manera mecánica.

Hoy podemos decir que somos el producto de nuestros miedos y de nuestras apetencias desordenadas, somos chacales, devorando la carroña de la vida, y lo que es peor, nos sentimos sembradores de dulces sentimientos… Así mismo nos vemos en el peldaño más elevado de nuestra civilización, amargos sueños son los que nos inundan, mas insistimos en verlos como panacea…

Los alquimistas, aquellos que supieron trabajar en el arte hermético, nos hablan y nos muestran que en esta vida no es oro todo lo que reluce, más bien, es la densidad del plomo la que nos impide elevarnos hacia las alturas espirituales.

Más sin embargo, al árbol se le conoce por su fruto, así Melchior da seguidamente una paráfrasis alquímica del himno Mariano:

Salud a ti, oh hermoso fulgor del cielo, luz radiante del mundo; aquí te unes con la Luna, surge la cinta de Marte y la conjunción de Mercurio.


Sobre todo de estos tres, nace en el lecho del río, en virtud del magisterio del arte, el poderoso gigante a quien buscan millares, millares de veces, después que estos tres se disuelven en sí mismos, no en agua de lluvia, sino en agua mercurial, en esa goma nuestra bendita que se disuelve por medio de sí misma y que se llama esperma de los filósofos.


Entonces procura él rápidamente unirse amorosamente con la virginal novia y fecundarla en el baño con mesurado fuego. Pero la virgen no queda grávida inmediatamente si no se la besa en frecuente abrazo.


Luego lo recibe en su cuerpo y así nace el embrión portador de fortuna, y esto de acuerdo con el orden de la naturaleza. Después, en el fondo del vaso, aparece el fuerte etíope quemado, calcinado, descolorido y totalmente muerto y sin vida.


El etíope pide ser sepultado, bañado con su propio líquido y calcinado lentamente, hasta que vuelva a surgir del intenso fuego en resplandeciente figura… ¡He aquí una maravillosa reconstitución o renovación del etíope! En virtud del baño del renacimiento, él se da un nuevo nombre que los filósofos llaman azufre natural y su hijo, que es el Lapis Philosophorum.


Ved, es una cosa, una raíz, una esencia a la que nada exterior se agrega, pero a la cual se le quita mucho de lo superfluo mediante el magisterio del arte..


Es el tesoro de los tesoros, el supremo elixir filosófico, el misterio celeste de los antiguos. Bienaventurado el que lo encuentra.


El que lo vio escribe y habla abiertamente y yo sé que el suyo es un testimonio verdadero. ¡Sea loado Dios por toda la eternidad!

Enigmas, enigmas y más enigmas, todo se relaciona con el Uno y todo guarda la estrecha relación de la verdad inconmensurable, palabras para poder llegar a ese nacimiento tan anhelado por quien conoce de estos misterios.

Cuerpo volátil, incontrolado y frágil eres, pero en el trabajo con el fuego y el agua  pasarás a ser fuerte, consistente y natural como el aire que no se ve, pero se siente en su presencia.

Tal es el caso de LERICHE, humilde maestro herrador. Adepto ignorado y poseedor de la gema hermética.


Este hombre de bien, de una excepcional modestia, hubiera quedado desconocido para siempre si CAMBRIEL no se hubiera tomado la molestia de nombrarlo, contando con detalle cómo se las arregló para reanimar al lionés Candy, joven de 18 años al que una crisis letárgica iba a llevarse en 1774.


Leriche nos muestra lo que debe ser el verdadero sabio y de qué manera debe vivir. Si todos los rosacruces se hubieran mantenido en esa reserva prudente, si hubieran observado la misma discreción, no tendríamos que deplorar la pérdida de tantos artistas de calidad arrastrados por un celo malsano, una confianza ciega o empujados por la irresistible necesidad de atraer la atención.

Arte, o mejor diríamos, un bello arte, es como consideramos al trabajo alquímico.

El material a preparar no es tosco, ni es áspero, más bien es delicado y suave. La torpeza por parte del artista se paga muy caro, ya que queda paralizada la obra. La brusquedad en el trabajo no es propia de quien conoce la naturaleza del arte alquímico, es más bien consecuencia del animal que hay que dominar, la bestia halada, representada por el dragón que cae bajo el pie de San Miguel Arcángel o de San Jorge.

No se puede concebir una persona ruda en este trabajo, no es posible.

Hay que convertirse en adorador, donde el esmero hacia la Obra implique un cambio total de nuestra naturaleza. El individuo irracional, brutal, no está llamado a convertirse en parte ejecutante del nacimiento segundo, a no ser de que haya un cambio total de su naturaleza, y que muestre su verdadera esencia, aquella que anhela profundamente unirse a lo inmutable, y erradicar sus más bajas pasiones eliminado al enemigo oculto.

Se dice que para el perdido todas las puertas permanecen cerradas menos una, la del arrepentimiento.

El arrepentimiento tiene que nacer de nuestra conciencia, donde están guardados todos los valores del Ser.

Los valores del individuo están relacionados con los objetivos de la vida, quien solo le interesa hacer dinero, tendrá sus valores depositados en las cuestiones materialistas, más quien su anhelo en la vida sea aprender y auto realizar todas las partes autónomas que como ser humano tenemos, buscará la manera y forma para encontrar las claves que permitan activar nuestra máquina humana en todos los aspectos, tanto externos como internos.

El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu de la doctrina dice a los hijos de la ciencia acerca del Adán terrestre y del Adán celeste a que aluden los filósofos con las siguientes palabras:

Cuando hayas obtenido agua de la tierra, aire del agua, fuego del aire, tierra del fuego, poseerás perfecta y completamente nuestro arte.

El arte alquímico nos permite activar las fuentes de energía que están en nuestra escondida naturaleza, esa naturaleza que es metafísica y por lo mismo no puede ser vista con los ojos de la carne.

Se requieren, por lo tanto, facultades que sobrepasen a nuestros sentidos ordinarios, para poder apreciar cuanto nos promete el arte alquímico.

Es sabido que el ser humano, así como todo tipo de animales y seres vivos, mantiene en su cuerpo ciertas energías que le permiten seguir, no solo viviendo, sino siendo copartícipe del engranaje de la naturaleza, que es la manifestación cósmica.

Pero si tuviésemos que buscar cual de los seres vivos utiliza la energía de mayor poder, observaríamos que obviamente es el animal intelectual.

En su energía creadora está la semilla con la que podemos, hombres y mujeres, formar una nueva vida.

Siendo la creación más completa de la naturaleza, ya que reúne todos los elementos con los que se pueden hacer una obra distinta a la del reino animal irracional.

Sobre esto Krisnha anuncia:

“Todos los estados de existencia (ya sean en la bondad, la pasión o la ignorancia) se manifiestan mediante Mi energía. En un sentido Yo soy todo, pero soy independiente. Yo no estoy bajo las modalidades de esta naturaleza material.” (Bhagavad Gita, texto 12, C.7)

Solo el animal intelectual puede, en un momento dado, utilizar su capacidad cognoscitiva, por lo tanto, sentir emocionalmente y procrear de acuerdo a las necesidades humanas.

Esto es justamente lo que hace al individuo, ser el único artífice capaz de realizar la obra alquímica (que le permitirá llegar a las Jerarquías Superiores)

Sí, es cierto que en el pasado a la alquimia se le concedió principalmente el valor de fabricar oro y plata, pero ésta, era una manera velada de entregar el principal propósito de la práctica alquímica, ya que bajo esta afirmación se escondía EL CAMBIO DE NUESTRA PERSONALIDAD LUNAR (PLATA) A UNA PERSONALIDAD SOLAR (ORO)

Es un hecho que nuestra naturaleza está en peligro, más sin embargo, sí le concedemos el valor que tiene es posible que de ser tierra estéril (para la autorrealización), pase a convertirse en tierra fértil.

La tierra que es cuidada, aquella que se le trata con esmero, aquella donde se arrancan de raíz las malas yerbas, aquella donde se riega con mesura y la que fue protegida de los abrojos, no puede ser olvidada, ni entregada a la pasividad de quien conoce los secretos para una buena cosecha.

El agricultor es llamado a trabajar en su propia tierra filosofal, tierra donde debe hacer que broten los frutos del árbol de la Ciencia del bien y del mal.

En el pasado nos alimentamos del fruto del mal, y ahora con nuestro trabajo, hemos de recoger los frutos del bien para nuestra propia salvación.

Una alimentación continuada y constante siempre del mismo vaso[7].


[7] Entendamos por vaso a nuestra / o, consorte.

Si realizamos nuestro trabajo alquímico, cambiando de vaso, sin la autorización de nuestro Padre que está en secreto, (nuestro Real Ser) procederemos a adulterar nuestras energías, y por lo tanto, el resultado del trabajo es una operación amorfa.

De esta forma nuestra obra sería la consecuencia de un arte subjetivo, surrealista y fantasioso, lejos del verdadero objetivo alquímico, que busca la Obra  más real y bella que ser humano pueda llegar a conocer en el arte del amor, también llamada como “Fusión mística”.

En nuestro arte las palabras han de ser equilibradas, medidas y pesadas, ya que de lo contrario es muy probable que se desate un pavoroso incendio y destruya todo el trabajo realizado con anterioridad. Así mismo, las aguas perderían su buen cauce y realizarían estragos por donde pasaran, dejándole al alquimista su Obra hundida en el caos.

También se le calificaba a la alquimia como “Arte de música”, encontrándose en distintas edificaciones, principalmente catedrales así como casas, iglesias, hospitales, etc., músicos, partituras, instrumentos musicales etc., estos sirvieron de mediadores para la difusión de las imágenes del Arte Sagrado.


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