JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

martes, 10 de abril de 2012

COMO Y PARA QUE SER ALQUIMISTA. PARTE 3


COMO Y PARA QUE SER ALQUIMISTA
Por: Jesús Saiz García
PARTE 3
GNOSIS



III   LA VOLUNTAD Y LA PACIENCIA

La voluntad es la virtud que nos permite profundizar cada vez más hondamente en nosotros mismos.

Si nuestro objetivo en la vida es sentir a nuestra Divinidad, como algo real y no dogmático, necesitaremos de grandes dosis de voluntad, para no dejarnos arrastrar por todas las pruebas en las que irremediablemente tendremos que participar. Algunas serán superadas fácilmente, pero en otras nuestro pavor será tan grande que clamará al cielo.

Pontano admite haberse equivocado más de 200 veces. Lo que nos hace pensar que así mismo más de 200 veces tuvo que rectificar y su voluntad fue, por lo tanto, puesta a prueba tantas ocasiones como fueran  necesarias para llegar a un resultado esperanzador.

Yabir Ibn Hziyan, alquimista árabe, que vivió en el siglo VIII, afirma lo siguiente: Es normal que el alquimista se equivoque en repetidas ocasiones.

Por lo que podemos deducir que necesitamos vestirnos con la armadura del conocimiento, así como desarrollar la voluntad constantemente.

Es muy posible que la luz no la veamos hasta después de varios años, de hecho, podemos decir que la práctica alquímica se resume en el mejor de los casos, a una sola vida.

Los verdaderos titanes de éste arte, son pacientes y constantes, puesto que lo más común y frecuente es que en cada vida que se nos asigna, sigamos intentando y tratando de superar nuestras propias limitaciones psicológicas.

Es aquí, en este punto, donde podemos comprender con más claridad, que el firme propósito de hacer aquello que agrade a Dios, es para los pocos que se han revestido con una férrea e inquebrantable voluntad. Como ejemplo tenemos el caso de Naxágoras que buscó por 30 años.

Os compadecería mucho (escribe Limojon de Saint Didir) si como yo, después de haber conocido la verdadera materia pasarais 15 años enteros de trabajo, en el estudio y en la meditación, sin poder extraer de la piedra el precioso jugo que encierra en su seno, por falta de conocer el fuego secreto de los sabios, que hace destilar de esta planta seca y árida en apariencia un agua que no moja las manos.

Tal vez sean estos consejos superfluos, porque reclaman para su puesta en práctica, la aplicación de una voluntad obstinada de que son incapaces los mediocres. Sabemos lo que cuesta trocar los diplomas, los sellos y los pergaminos por el humilde manto del filósofo. Nos ha sido preciso apurar, a los 24 años (afirma Fulcanelli en sus “Moradas Filosofales”) ese cáliz de brebaje amargo. Con el corazón lastimado, avergonzados de los errores de nuestros años jóvenes, tuvimos que quemar libros y cuadernos, confesar nuestra ignorancia y, como un modesto neófito, descifrar otra ciencia en los bancos de otra escuela. Y así, para quienes han tenido el coraje de olvidarlo todo, nos tomamos la molestia de estudiar el símbolo y despojarlo del velo esotérico.

El V.M. Samel Aun Weor, nos dice: La mente es: el animal más peligroso del alquimista.

Si Simón el Mago hubiera dominado la mente con el látigo de la voluntad, no hubiera caído en el abismo.

El alquimista que se deja llevar de los raciocinios de la soberbia de la mente, fracasa en la Gran Obra y cae en el abismo, para no fracasar en la Gran Obra la mente debe volverse un niño humilde y sencillo. Es imposible subir al Padre sin elaborar el niño de oro de la alquimia sexual. El niño de oro es el Cristo Intimo.

Así que es preciso guardar un equilibrio psicológico, con el fin de superar las tentaciones más sutiles, llegar a discernir todo aquello que es correcto en situaciones aparentemente incorrectas, y reconocer lo incorrecto en lo aparentemente correcto.

Nicolás Valois en el siglo XV dijo: La paciencia es la escalera de los filósofos y la humildad es la puerta de su jardín.

También “El Cosmopolita”, quien realizó en público algunas transmutaciones (escocés de nacimiento), nos dejó como una de sus obras más interesante “La nueva luz química”, en la cual se invita al trabajo continuado, pero en paciencia.

Vemos que los alquimistas no solo estaban en un país o en un solo continente, sino que más bien permanecían repartidos por todo el mundo, y todos vienen a coincidir con la misma enseñanza y finalidad en el trabajo.

Jacques Tesson escribió estas palabras llenas de verdad: Los que quieren hacer nuestra Obra mediante digestiones, destilaciones vulgares y sublimaciones semejantes, y otros por trituraciones, todos ellos están fuera del buen camino, sumidos en gran error y dificultad, y privados para siempre de conseguir su objetivo, porque todos esos nombres y palabras y maneras de operar son nombres, palabras y maneras metafóricas.

La oración es menester que sea sincera, como cuando un niño se dirige a su madre, de manera espontánea…

Todo lo que sea mecánico y desprovisto de corazón, no llegará a la misericordia de Dios.

Los pensamientos deben mantenerse en lo más puro, en aquello que no conoce el deseo ni la maldad y la voluntad firme.

Todo tiene un tiempo, por lo tanto, preparar el laboratorio y trabajar en él, con el fin de ver los progresos anhelados, llevan su tiempo, por lo que una vez más hay que revestirse de paciencia y serenidad.

Si tantos años o siglos pudimos pasar sin tener ésta clave (la del Arcano), que no sea la impaciencia nuestra consejera, por lo tanto no nos dejemos llevar por lo fácil y sometámonos a la espera precisa, ya que ése es el camino que debemos recorrer.

Llegará un día en que si operas en paciencia, recibirás de tu propia naturaleza los frutos propios del árbol del paraíso.

Fulcanelli nos ilustra con sus palabras en el momento que se debe trabajar: Una cosa que nace de noche que necesita de la noche para desarrollarse y que sólo puede trabajarse durante la noche.

Así mismo otro alquimista, en este caso Eugéne Canseliet, afirma: La piedra filosofal se desarrolla en la oscuridad.

Es claro que no es capricho de nadie el esperar a que reine la majestad de la noche, sino más bien es un proceso lógico, normal y necesario, porque de otra manera no germinaría la semilla…

El sabio se refugia en la noche para trabajar junto con su consorte, se disponen a cambiar su naturaleza.

Nos hemos abandonado a la vida por mucho tiempo, teniendo como resultado, un desorden y el regreso al sendero de la iniciación nos exige esfuerzos de voluntad continuados, o mejor aún, superesfuerzos.

Necesitamos de una disciplina que nos impulse siempre hacia nuestra meta. Ya sea a favor del viento o contra todos los vientos.

Nuestra vida ha de ser y transcurrir en completa armonía, no se trata de ir anunciando a discreción lo que uno vive y practica, más bien se trata de ser consecuente con lo que uno está viviendo, por lo mismo, dentro de esa interiorización que se requiere, debemos ser pacientes para poder disfrutar de los frutos de la acción, en su momento justo y no antes.

No pretendamos llegar a santos sin haber reconocido que somos diablos.

Para convertirnos en santos, debemos destruir antes, todas las imágenes tenebrosas que cargamos en nuestro subconsciente. Todos los filósofos empezaron del mismo punto, es decir desde la ignorancia.

El alquimista errante pierde el tiempo, solo su propia naturaleza puede hacerle que retome el camino correcto, las amonestaciones pueden ser severas y por lo mismo no dejarle descansar, hasta que retome el sendero correcto, el camino de la perfección.

El hombre es traído a la perfecta luz por cuatro caballos, que son: Voluntad, Fe, Ayuda y Amor.

Lo que el hombre tiene voluntad de hacer, lo hace, pues también tiene el poder de hacerlo. Un conocimiento de ese poder es Fe, y cuando la Fe se mueve, el alma comienza a volar. La fe egoísta no nos conduce a la luz. El peregrino no está solitario en el camino hacia la luz, y nunca escala las alturas si no ayuda a otro a alcanzarlas. El caballo que toma la delantera en el camino hacia la vida espiritual es el Amor; el Amor puro de egoísmos [5].

[5] El Dios Apolo representa para la mitología griega esa misma personificación del Amor.


Será menester tener la paciencia de Job para poder llegar al nacimiento segundo y no caer en el abismo. Por lo que el alquimista, como ya comentábamos anteriormente, es probado muchas veces. Las pruebas tanto en los mundos internos como en el mundo físico, son puestas por la Ley Divina, aquella que todo ve y que conoce de nosotros hasta lo más íntimo. Su justicia siempre es objetiva e imparcial y aunque nos cueste reconocerlo recibiremos siempre lo que merecemos. Y esto no solamente es aplicable al camino de la iniciación o alquímico, sino también a la misma vida común y corriente.

Se dice que Dios escribe con renglones torcidos, pero no hay duda que nada ocurre ni se mueve sin su consentimiento. De esta forma, es necesario que nuestra paciencia sea inagotable y que nuestra humildad nos permita entrar en el jardín de las delicias, donde podamos disfrutar de todo sin miedo a ser reprendidos.

El alquimista activo y ya forjado en la fragua encendida de Vulcano tiene una regla, que como tal se obliga a cumplirla. No es una conducta caprichosa sino más bien, es el modo más correcto para seguir en esta vía, sin miedo a verse truncada en su marcha hacia la autorrealización: Debe decir poco, hacer mucho y callar siempre.

Se dice que el silencio es la elocuencia de los sabios, un silencio que implica respetar a los demás, pues cada uno mantiene sus propias ideas, pensamientos y en general una manera de ver la vida según su criterio. Por lo tanto, no interferir en los demás, es saber que se encuentran en un nivel del Ser distinto…

La vida espiritual es consecuencia de un trabajo interno, cimentado en experiencias vividas y no en teorías leídas. Puesto que al fin y al cabo las teorías no conducen más que a llenar con unos pocos datos nuestro intelecto, que incluso en un momento, dado puedan que nos sirvan o que sean un obstáculo en nuestro desarrollo interior.

En el trabajo alquímico, hay momentos de reposo y otros de acción, tal vez la mente ordene y hasta exija descender a la novena esfera para unirse con su consorte, pero si el período que se está viviendo es de reposo, debe respetarse. Nunca se debe violentar a la naturaleza, es aquí donde podemos comprobar la sabiduría innata de la Madre tierra, invitándonos a que sigamos sus pautas.

Si hay períodos de sequía y otros de lluvias, es porque se requiere que todo fenómeno natural se vaya ubicando en su lugar, de manera natural y no forzada.

El trabajo ha de ser con fuego vivo, que produzca la combustión requerida y con agua que lubrique la tierra donde debemos labrar, así encontraremos tiempo para sembrar, esperar y cosechar.

Los antiguos designaban a menudo la alquimia con el nombre “Agricultura Celeste”, porque ofrece en sus leyes, en sus circunstancias y en sus condiciones la más estrecha relación con la agricultura terrestre.

Hoy por hoy podemos hablar de las cosas por sus formas, pero hablar de las mismas cosas por su naturaleza es muy distinto, y al fin y al cabo, lo que más nos interesa es llegar a la raíz de todo.

Para ello es menester que nos mantengamos en serenidad, y bien alertas, para no dejarnos llevar por la fantasía y creencias de nuestra charla y miedos mentales.

Nuestra serenidad, voluntad y paciencia son probadas constantemente, el alquimista debe convertirse en un ser humano totalmente equilibrado, lejos ya de ser víctima de sus deseos o apetitos carnales. El animal del deseo, es tan denominador y avasallador que si no se está muy sereno y firme en el trabajo que hemos emprendido, termina subyugándonos en su propio círculo vicioso, impidiéndonos por lo mismo, proseguir con fuerza en tan magna Obra.

La serenidad nos permite ver con sosiego y calma, la amenaza que nos acecha; nuestra calma conscientita, nos permitirá observar y retirarnos para no ser atropellados por el fuego arsenical o fuego venenoso, que el deseo descontrolado lleva en sus entrañas.

La luz arsenical, es aquella que nace de los instintos más pasionales del individuo, incluso podríamos decir también, de nuestros apetitos carnales, sexuales.

El fuego o luz arsenical, es alimentado por nuestros defectos de tipo psicológicos, es lo que los alquimistas del medioevo venían a calificar como EL MERCURIO SECO, el cual debería ser eliminado para que se pudiera desarrollar el trabajo con EL MERCURIO ROJO, imprescindible para que EL AZUFRE lo pueda fecundar y así dar paso al NACIMIENTO SEGUNDO.

Es importante que sepamos caminar, de manera firme y sin dudas, ya que el sendero es largo y las dificultades nos acechan constantemente. El símbolo adquiere en esta filosofía una gran importancia, ya que es el modo y medio por el cual se transmite la enseñanza regeneradora que estamos estudiando y como pichones aplicándola según la capacidad de comprensión en la que nos encontramos.

La serpiente con cabeza de toro o macho cabrío o incluso, con cabeza de perro, suelen hacer alusión al fuego animal, que está en cada uno de nosotros.

En muchos casos el símbolo es dual, por lo que hay que ver el emblema sin prejuicios y comprendiendo muy bien todo su significado. Por ejemplo, si hemos dicho primeramente que la serpiente con cabeza de toro alegoriza al fuego animal, también diremos que ésta misma divisa  puede hacer alusión AL VERBO, ( la palabra.)

La serpiente con cabeza de perro, es una alegoría al MERCURIO DE LA FILOSOFÍA SECRETA, mediante el cual se puede realizar LA GRAN OBRA.

Así encontramos una alusión a la serpiente regeneradora en el Bhagavad Gita en su texto 28 C. 10: De las armas soy el rayo; entre las vacas yo soy la Surabhi, productora de abundante leche. Entre los procreadores yo soy Kandarpa, el dios del amor, y de las serpientes soy Vasuki, la principal.

Un ejemplo claro de la dualidad del símbolo lo  tenemos en la serpiente de bronce que sanaba a los israelitas  en el desierto y la serpiente Pitón de siete cabezas que Apolo hirió con sus dardos. La primera hace alusión a la parte regeneradora llamada por los indostaníes “Kundalini”, y la segunda, a la serpiente tentadora o degeneradora.

Hablando de la doctrina de los Naasenos, Hipólito dice que la serpiente mora en todos los seres y cosas, como si los seres fueran los templos.

A la serpiente se consagra todo santuario, toda iniciación y todo misterio.

Esto nos hace recodar (dice, C. G. Jung) inmediatamente la siguiente frase de la Tabula Smaragdina: Este es el Padre de la realización de todo el mundo.

Estos Naasenos dicen que la serpiente es la sustancia húmeda, exactamente lo que decía también TALES DE MILETO para quien el agua era el elemento originario, y que ningún ser en general, ni los inmortales ni los mortales, ni los vivos, ni los inanimados, puedan existir sin ella.

Esta definición de la serpiente coincide con la del MERCURIO ALQUÍMICO, que es igualmente un agua, precisamente EL AGUA DIVINA. Es lo húmedo radical y el espíritu de la vida, que mora no sólo en todas las criaturas vivas sino además como alma del mundo, en todo lo existente.

HIPÓLITO continúa: A ella (la serpiente) están subordinadas todas las cosas, y ella es buena, y contiene en sí todo, como en el cuerno del toro unicornio. Ella da la belleza y la madurez  de todos los seres… De suerte que la serpiente es, lo mismo que el cuerpo del unicornio, un alexifármaco y además el principio que hace madurar y realizar todas las cosas.

Añade Hipólito: La serpiente lo penetra todo PUES ES COMO SI PROVINIERA DEL EDÉN  y se dividiera en cuatro principios.

A continuación pongamos atención al siguiente monólogo, el cual describe con una precisión inigualable a nuestra serpiente:

“Soy el dragón impregnado de veneno, que está en todas partes, y al que fácilmente se puede alcanzar. Aquello sobre lo que descanso y que descansa en mí, será captado por aquel que oriente su búsqueda según las reglas del arte. Mi agua y mi fuego destruyen y reúnen; de mi cuerpo extraerás  al LEÓN VERDE Y ROJO.

Pero si no me conoces bien, destruirás tus cinco sentidos con mi fuego.

Mi nariz exhala cada vez más fuerte un veneno que ha causado la muerte a muchos. Por ello necesitas separar con arte lo burdo de lo fino, si no quieres deleitarte con la pobreza extrema.

Te regalo las fuerzas de lo masculino y de lo femenino, así como también las del cielo y de la tierra. Con valor y amplitud de miras has de manejar los misterios de mi arte, si me quieres vencer con la fuerza del fuego, en lo cual muchos han sufrido daños en sus bienes y su trabajo. Soy el huevo de la naturaleza, sólo conocido por los sabios, los que, piadosos y modestos, obtienen de mí el microcosmos, preparados por Dios, el Altísimo, para todos los hombres, pero concedido sólo a los menos, mientras los más lo ansían inútilmente, a fin de que con mi tesoro puedan hacer bien a los pobres y no subordinen su alma al oro perecedero.

Es llamado MERCURIO por los filósofos; mi consorte es EL ORO (filosofal); Soy el viejo dragón, que se encuentra por doquiera en el globo terrestre, padre y madre, joven y anciano, muy fuerte y muy débil, muerte y resurrección, visible e invisible, duro y blando; bajo a la tierra y subo al cielo, soy lo superior y lo inferior, lo más ligero y lo más pesado; con frecuencia se invierte en mí el orden de la naturaleza, por lo que respecta a color, número, peso y medida; en mí está encerrado, salgo del cielo y de la tierra; soy conocido y no existo por completo ni en absoluto; en mí lucen todos los colores y todos los metales, gracias a los rayos del sol. Soy el carbunclo del sol, la nobilísima tierra aureolada, por medio de la cual puede transformar en oro el cobre, el hierro, el estaño y el plomo”. (Aurelia Oculta, parte II)

Está claro, que los misterios encerrados en las frases veladas eran dirigidos solo a quien ya sabía de estos trabajos, así mismo nos quedamos admirados en todas las verdades que con el tiempo el trabajador en la Obra puede ir desvelando y por lo tanto conociendo su verdadero significado, pedimos, una y otra vez, que nos mantengan en la comprensión de estos misterios.

Para muchos, frases incoherentes que están más cerca del diablo que de Dios, sin embargo para otros, loables palabras que encierran el Gran Amor que existe por la humanidad doliente, ese Amor maternal que todo le perdona y que nada exige.

Es importante que caminemos hacia el Ser, siendo Él, el fundamento de todas nuestras virtudes. Ya que si nos olvidamos de nuestra Divinidad, quedaremos más pronto que tarde en desgracia, y de nada nos habrá servido todo el trabajo realizado.

“En paciencia poseeréis vuestra Alma”, nos dice el Maestro de Maestros. Así mismo el matrimonio formado por A. y D. Meurois-Givandan, en su vivencia en el Tibet, y para ser más concretos en el Shambhala, narran una forma de comportamiento, que todo aspirante a la Luz debería tenerla muy presente a la hora de vivir, compartir, y en definitiva a la hora de relacionarse con los demás:

“El equilibrio sagrado nace del encuentro entre la sabiduría y el amor. Recoged como se debe esta verdad suprema.” Tomando el amor como resultado de una actitud casta y el conocimiento o sabiduría que se deriva de una vida interior profunda, fundamentada en experiencias reales y objetivas, que no son otra cosa más que el reflejo de una manera de vivir, dentro de unos principios esotéricos.

En la edad media a la serpiente llamada por los griegos OUROBOROS se le asimilaba con el  dragón y se le imponía una actitud y un valor esotéricos, semejantes a los de la serpiente helénica. Dada la importancia de este emblema, es, con el sello de Salomón, el signo distintivo de la Gran Obra, aunque su significado sigue siendo susceptible de interpretaciones varias. No obstante, por regla general, la cabeza del dragón o del OUROBOROS, señala la parte fija, y su cola, la parte volátil del compuesto.

Rescatamos un fragmento de los VII Sermones ad Mortuos de Basílides de Alejandría:

ABRAXAS es el dios que es difícil conocer. Su poder es el supremo, pues el hombre no lo percibe en absoluto. El Hombre ve el summun bonum (bien supremo) del Sol, y también el infinun malum (mal infinito) del Diablo, pero no ve a Abraxas, puesto que es la vida indefinible misma, que es la madre de lo bueno y lo malo. Lo que es dicho por el Dios-Sol es vida. Lo que es dicho por el Diablo es muerte. Sin embargo, Abraxas pronuncia la palabra venerable y la maldita, que es, al mismo tiempo, la vida y la muerte. Abraxas genera la verdad y la falsedad, el bien y el mal, la luz y la sombra con la misma palabra y la misma acción. Por lo tanto, Abraxas es verdaderamente el terrible. Es la plenitud, que se une a la vacuidad.

Es la sagrada unión; es el amor y la muerte de él; es el santo y su traidor.

Es la luz más brillante del día y la más oscura noche de locura.

Así el terrible Abraxas. Ante él, no existen preguntas ni respuestas.

Es la vida de la creación.

Es la actividad de la diferenciación.

Es el amor del hombre.

Es la palabra del hombre.

Es tanto el resplandor como la sombra oscura del hombre.


Abraxas, para los gnósticos es El Fuego Cristico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario