LA TRAGEDIA DE LA REINA DIDO
LA TRAGEDIA DE LA REINA DIDO
Nadie negar puede que la eterna MADRE-ESPACIO tiene dos aspectos rivales: VENUS y ASTAROTH, HEVA y LILITH; SOPHÍA ACHAMOTH y SOPHÍA PRUNIKOS.
Hablemos ahora de VENUS o mejor dijéramos de ASTAROTH el aspecto negativo de la PRAKRITI, su antítesis tenebrosa en la naturaleza y en el hombre.
Cuenta la leyenda de los siglos que la crueldad de KADI inflamó el corazón de la reina DIDO. No quiso COMPRENDER la infeliz soberana que esa pasión era contraria a la voluntad de los DIOSES SANTOS.
¡Oh DIDO! Luz de ensueño delicioso, flor de mito encantador, tu admirable belleza canta la gracia de Hermafrodito con lo aéreo de Atalanta; y de tu forma ambigua la evocada musa antigua un himno de fuego levanta.
Del ánfora en que está el viejo vino, ENEAS bebe sediento, FEBO arruga el entrecejo y JUNO arrugarlo debe, mas KALI-ASTAROTH, ríe como siempre y EROS su filtro deslíe en los cálices de HEBE.
Antes de conocer a ENEAS el ilustre varón troyano, la desdichada reina había sido requerida de amores por IARBAS el rey de Libia, hombre valiente, que no soportaba las ofensas, terrible flechero que moraba con su gente de guerra cerca del desierto africano.
¡Pobre DIDO!... qué terrible lucha íntima habría de sostener, entre su sagrado deber, el amor a su pueblo y la cruel herida de CUPIDO. Este último comenzó su labor destructora borrando insensiblemente de la memoria de la soberana la imagen de Siqueo su primer esposo.
LILITH-ASTAROTH... ¡Cuánto daño hicisteis! Diosa de deseos y pasiones, madre de CUPIDO... la tempestad humana por ti mana sangre de los corazones. Diste al olvido ¡Oh Reina!, el terrible juramento y hallasteis en el camino de tu vida un troyano que pusiera en tu labio sediento nuevo aliento, bella copa y delicioso vino.
Y al llegar CUPIDO, en tu roja sangre fiera, triple llama fue encendida y a la pasión sexual espantosa entregasteis la vendimia de tu vida entre pámpanos de fuego.
Belleza a quien la suerte terrible ordenara martirizarse con tantas ternuras, recibió de LUCIFER una negra perla rara para su diadema de locuras.
Y consultó la desdichada reina a su hermana ANA y ambas recorrieron los altares de los diversos DIOSES, en busca de presagios que favorecieran sus deseos.
Inmolaron victimas a CERES, a FEBO APOLO, a DIONISOS y muy especialmente a JUNO, DIOSA de las mujeres que trabajan en la NOVENA ESFERA y que preside las ceremonias nupciales justas y perfectas.
Muchas veces ¡Oh Dios!, Se inclinó la trágica reina sobre los flancos abiertos de las inocentes víctimas sacrificadas inspeccionando sus entrañas palpitantes, pero una mujer enamorada y con la CONCIENCIA dormida, es claro que está siempre dispuesta a interpretar todos los signos en favor de su ensueño.
Desde el cielo, JUNO la DIOSA de las mujeres INICIADAS presenciaba indignada los tenebrosos progresos que ASTAROTH-KALI hacía en la pobre DIDO, más todos sus reclamos y protestas fueron inútiles.
Consumida por la pasión, se pasaba la infeliz soberana todas las noches en vela pensando exclusivamente en ENEAS.
El ínclito varón troyano reconstruye los muros de Cartago y trabaja en fortificar una ciudad extranjera, locamente enamorado.
¡Ah! Si Mercurio el MENSAJERO DE LOS DIOSES no hubiera intervenido... muy distinta hubiera sido la suerte de la pobre DIDO.
El épico paladín troyano debe marcharse para el Lacio y olvidar a quien le adora, tal es el mandato de JÚPITER, padre de los DIOSES y de los HOMBRES.
¡NO! Tú no eres descendiente de Dárdano. Naciste, helado y duro, en las ásperas cumbres del Cáucaso, y una tigresa de Hircania te crió con sus pechos, así exclama desesperada la despechada soberana.
Inútiles fueron todas sus quejas y lamentos... la desdichada novia no estuvo en AULIS, sacrificando a los DIOSES para invocar la destrucción de la ciudad de PRÍAMO, no fue jamás aliada de los AQUEOS, ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Por qué DIOS MÍO... tenia que sufrir tanto esta infeliz?.
La infortunada soberana transformada en esclava por el cruel dardo de la pasión sexual invoca la muerte.
Inútiles fueron sus ofrendas ante el altar de la DIOSA JUNO, la pasión animal no tiene respuesta de los DIOSES.
¡Ah! si las gentes supieran que el veneno de la pasión animal engaña la mente y el corazón...
La desgraciada reina se creía enamorada, el dardo de CUPIDO se había clavado en su corazón, pero en el fondo ciertamente lo que estaba era apasionada.
Clama la desdichada en el altar de JUNO, de pronto ve que el agua lustral se ha vuelto negra como cilicio y el vino sagrado de la libación rojo como sangre.
Terribles momentos... Sobre la solitaria cúpula del palacio, el búho de la muerte lanza su canto siniestro y ella sueña a veces viéndose caminar por un desierto sin límites en busca de su adorado ENEAS, huyendo desesperada perseguida por las despiadadas FURIAS.
Y sin embargo, no ignoraba la infeliz los medios mágicos infalibles y maravillosos para olvidar una pasión bestial.
"Voy a decírtelo, para que tú me ayudes" —dijo a su hermana Ana— "levantarás una gran pira, en la sala grande del palacio que da frente al mar, y sobre ella pondré y quemaré los recuerdos de ENEAS; incluso aquella su espada, claveteada de oro, que me ofreció el impío, como presente de nuestras nupcias que no han llegado a realizarse".
Desgraciadamente, la apasionada soberana en vez de quemar en la piedra funeraria los recuerdos del ilustre varón troyano, resuelve inmolarse a sí misma entre el fuego que flamea.
Ciñe sus sienes reales con las sagradas cintas de las víctimas destinadas al sacrificio, y de pie sobre la pira fúnebre, toma por testigo a los cien Dioses, al EREBO, al CAOS y a HÉCATE, el tercer aspecto de la DIVINA-MADRE-ESPACIO.
Ella, la desafortunada soberana que hubiera podido utilizar los efectos mágicos de las hierbas LUNARES utilizándolas como combustible para incinerar recuerdos, pasiones y malos pensamientos, desea con violencia arder en la pira de la muerte.
Ruega al SOL, clama a JUNO, invoca a las FURIAS de la venganza, comete el error de maldecir a ENEAS y por último se atraviesa el corazón con la espada del troyano.
Su hermana la encontró ya ardiendo entre el fuego, así murió la reina DIDO.
SAMAEL AUN WEOR.
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