JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

miércoles, 9 de febrero de 2011

LA PARABOLA DEL MAYORDOMO INFIEL


JESUS EL CRISTO

MAURICE NICOLL
ENSEÑANZAS DEL CUARTO CAMINO

LA PARÁBOLA DEL MAYORDOMO INFIEL


Esta parábola trata de un hombre que fracasa y de la dirección que sigue cuando fracasa.

Se da inmediatamente después de la parábola general del hijo pródigo, la cual muestra a un hombre que 'vuelve en sí' y 'retorna'.

Pero este retorno se representa sólo en principio.

El hijo pródigo despierta y retorna y su padre lo ve de lejos y le da la bienvenida.

Mas nada dice acerca de las dificultades que ofrece tal retomo.

Muestra únicamente el triunfo y el consiguiente regocijo que produce el encuentro de lo perdido y de lo que estaba muerto y ha revivido.

La parábola del mayordomo infiel es acerca de un hombre que falla y que, en seguida, obra de modo que se le alaba.

Se considera la parábola más difícil y compleja de todas. Dice así:

"Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes.

Y le llamó y le dijo:

¿Qué es esto que oigo de ti?

Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.

Entonces el mayordomo dijo dentro de sí:

¿Qué haré?, que mi señor me quita la mayordomía.

Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza.

Yo sé qué haré para que cuando me fuere quitada la mayordomía me reciban en sus casas.

Y llamando a cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero:

¿Cuánto debes a mi señor?

Y él dijo: Cien barriles de aceite.

Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta.

Después dijo a otro:

Y tú ¿cuánto debes?

Y él dijo: Cien coros de trigo.

Y él dijo: Toma tu obligación y escribe ochenta.

Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.

Y yo os digo: Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando faltareis. os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

Ningún siervo puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará- al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón." (Lucas, XVI, 1/13)

Como puede verse en los comentarios que hace Jesús, trata acerca de las riquezas de verdad, y de lo que es lo propio, en contraste con las riquezas de maldad y lo que es ajeno.

'Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo vuestro?'

Como ya se ha dicho, se diferencia de la parábola del hijo pródigo en que trata del fracaso y cómo se puede hacerle frente.

El mayordomo falla a su señor, el hombre rico, pero concibe un plan notable y lo realiza y su señor le alaba, y lo alaba Cristo:

'alabó el señor al mayordomo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.

Y yo os digo:

'haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando faltareis os reciban en las moradas eternas.'

El mayordomo ha faltado.

¿En qué sentido?

Según la interpretación, ha faltado como custodio de las riquezas de verdad.

Pero la parábola y la interpretación tratan de un hombre que en tales circunstancias logra rehacerse.

No dice directamente que como resultado de esto volverá a ser mayordomo de las riquezas de verdad.

Pero, a juzgar por los comentarios que hace Cristo, parece muy probable.

Dice que a menos que el hombre sea fiel en lo muy poco, no podrá serlo en lo que es más.

'En lo muy poco' equivale a las riquezas de maldad, a Mammón.

Comparadas con las riquezas de verdad, las de maldad, y su verdad correspondiente, 'son muy poco'.

Pero, a menos que el hombre consiga ser fiel a estas riquezas de maldad, río podrá esperar tenerlas de verdad, ni lo que le es propio.

Tomemos nota de la palabra 'fiel', que tiene conexión con todo él sentido de 'fe' en los Evangelios.

Ya hemos tratado acerca de la fe.

Pero en esta parábola no quiere decir la eficiencia práctica, y no trata de eso.

Aun en su sentido más burdo y mundano, implica una confianza y una creencia que están por encima de lo evidente.

En la vida ordinaria se considera que un hombre es fiel, asociando la fe a la tentación; o sea, cuando se ve tentado a no creer en lo que hace y así no conserva su confianza; de modo que por mayordomo fiel la mayoría entiende que se trata d« quien continúa sirviendo aun en circunstancias difíciles, e incluso yendo contra sus propias intereses.

Se dice del mayordomo que obró discretamente. La versión griega emplea la palabra phronimos (φρονιμος), Y es importante que se la entienda.

Significa poseer presencia de ánimo, ser avisado, tener discernimiento práctico y ser rápido para obrar inteligentemente.

En la parábola de las diez vírgenes se expresa que cinco eran phronimoi (φρονιμοι) (la traducción castellana dice discretas) y cinco eran morai (μωραι)

La palabra phronimos se da muy a menudo en los Evangelios, y siempre con un sentido esencialmente importante.

En Mateo, XXIV, se emplea aludiendo a un siervo (en la versión castellana aparece el término 'prudente') que ha de velar, mantenerse despierto, para que no roben la casa de su señor.

'¿Quién pues es el siervo fiel (πιστος) y prudente (φρονιμος) al cual puso su señor sobre su familia... ?, etc.'

La palabra griega sophos (σρφος), que a menudo se da como sabio, prudente, etc., tiene un significado distinto, como cuando Jesús dice:

'Yo te alabo, Oh Padre, señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños'. (Lucas, X, 21)

En la versión griega el término que se emplea para 'sabios' es sophos y resulta evidente que 'sabios' no está bien usado y conduce a graves errores.

Phronimos (φρονιμος) es una palabra que se usa en los Evangelios de un modo muy especial, y que se refiere a una cualidad que las gentes que quieren seguir la enseñanza de Cristo han de tener.

Se destaca esto con claridad en la parábola del hombre que edifica su casa sobre la peña y el que la edifica sobre arena.

Jesús dice (Mateo, VII, 24):

"Cualquiera pues que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente (en griego, phronimos [φρονιμος], que edificó su casa sobre la peña y descendió la lluvia y vinieron ríos, y soplaron vientos y combatieron aquella casa y no cayó...'

Aquí phronimos es prudente y en la parábola del mayordomo infiel es discreto.

En el original griego ambos son phronimos.

Con este y otros muchos ejemplos que podrían atarse nos es posible ver que se trata de algo técnico y de la mayor importancia en el lenguaje que Jesús emplea.

Indica una elevada cualidad en el mayordomo, y que se hace manifiesta en el momento preciso y de un modo cierto, correcto.

El mayordomo obró de un modo conscientemente inteligente.

Obró de una manera consciente.

Muchos comentaristas afirman que la palabra sólo quiere decir prudente, pero significa muchísimo más.

Se dice que el mayordomo obró discretamente.

Se habla de su discreción (o discernimiento) de una manera directa.

Pero en el comentario y en forma indirecta se le llama fiel.

No se pueden desconectar estas dos expresiones que definen al mayordomo.

Al hacer lo que hace no solamente es inteligente, sino también fiel.

¿Fiel en qué?

Se indica en la frase:

'El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel'.

Al cabo, en lo que hizo, el mayordomo fue fiel en lo muy poco.
Y este 'muy poco' es Mammón o las riquezas de maldad.

Hubo de dejar su mayordomía, o su custodia de las riquezas de verdad, y sin quejarse retomar al mundo.

En vez de ser el mayordomo del mundo de verdad, del reino de los cielos, se convierte en el mayordomo del mundo falso, del mundo de Mammón, de este mundo en que vivimos todos, que tiene su verdad, sus ideas, sus valores, conceptos, conocimientos, ciencia y demás cosas.

Por esta razón, tras obrar como obró, se le alaba y se le llama el mayordomo de las riquezas de maldad.

La traducción que conocemos, 'mayordomo infiel' o 'mayordomo malo', está mal.

En ninguna parte de la versión original griega se le llama así.

Después de su acción se le denomina 'oikomonos tes adikias' (οίκονομος της άδικιας) y esto significa mayordomo de lo que no es cierto; y en el versículo siguiente, la frase es: mamona tes adikias (μαμωνας της άδικιας), mammón de lo que no cierto.

Se ha convertido en mayordomo del mundo, que no es el verdadero, y se le llama fiel en lo muy poco, o en las malas riquezas.

Y Jesús dice que si uno no aprende a ser fiel en lo muy poco, no podrá serlo en lo demás, en las verdaderas riquezas.

El hombre ha de aprender de la vida todo lo que pueda, saber cuanto pueda saber del conocimiento y de la verdad que corresponden a este mundo, antes de poder aventurarse con seguridad en el mundo de una verdad superior, de un conocimiento superior.

Este es el significado esencial de esta parábola y de sus comentarios, hechos especialmente para los discípulos.

Si el hombre falla en su propósito más elevado, tiene que regresar a lo que puede saber y comprender.

Esta interpretación de la parábola explica, en primer lugar, la razón de que se le diga que ya no podrá ser mayordomo del hombre rico.

No se define una acusación directa.

Y el original griego hasta sugiere una acusación maliciosa, como de oídas.

Lo evidente es que el mayordomo no ha tomado para si el dinero de los deudores de su señor y que no se lo ha guardado.

Los deudores mucho debían, pero el mayordomo no tiene nada.

Volvamos a la parábola.

No trata de una astucia financiera ni de alguna, práctica, lista, y si así se la toma se hará más y más incomprensible cuanto más se. la estudie, y también más confusa.

El primer comentario, "los hijos de este siglo (o período del mundo, αίων) son en su generación más sagaces que los hijos, de luz', significa que a su propio nivel el mundo o los:

hombres de este período del tiempo del mundo, son a su propio nivel de verdad, conocimiento y ciencia, mucho más inteligentes, prácticos y laboriosos que los 'hijos de luz' a su propio grado o nivel de conocimiento y verdad.

Es decir, hay mucho que aprender de este mundo, de su verdad y de su conocimiento; en general, de su ciencia.

El mayordomo no puede permanecer como 'hijo de luz'.
No puede seguir como custodio de las 'riquezas de verdad', o sea de la verdad que enseña Jesucristo.

Se encuentra ante una barrera, un obstáculo, y no puede continuar.

Tal vez se le haya dicho esto directamente, como en el caso de la parábola; o bien él mismo haya comenzado a advertirlo por su cuenta, puesto que no se queja cuando se le dice de su falla o falta.

En vez de desesperar, piensa un plan y exclama:

'Ya sé lo que haré.'

En el original griego se dice (έγνων τι ποιησω), y esto implica que de pronto se le ocurre una idea, o que advirtió repentinamente alguna posibilidad» no a base de lo que antes sabía, sino a base de lo que ahora, ve, de la situación en que se encuentra.

Tal vez hasta ese momento haya considerado que el mundo no tiene ninguna importancia, pero ahora vuelve a él.

Ya no es capaz de progresar en el camino de retorno que emprendió y que hasta entonces ha seguido, pero siempre puede sacar el mejor provecho posible de lo que dejó atrás.
Antes le era necesario reajustar sus ideas y su actitud; y esto se demuestra por lo que hace.

Su plan consiste en hacer que el mundo parezca mejor de lo que en realidad es, a fin de poder volver a él y ganar lo que pueda' ganar para vivir, pero siempre en calidad de mayordomo.

Se convierte en mayordomo de lo que no es cierto, del mundo y de su conocimiento, reteniendo a la vez todo cuanto ha aprendido en su condición de mayordomo de las riquezas de verdad, y de este modo aplica lo que sabe a todo lo que puede aprender del mundo; consigue mantenerse vivo en sí mismo.

Por mayordomo (οίκονμος) (el, mayor de la casa) hemos de entender a quien ha llegado a cierto punto de responsabilidad mental, a cierto desarrollo en el entendimiento.

Decidió ser fiel en lo 'muy poco' (έν έλαχιστω) y por ello se le alaba- Y no sólo se le alaba, sino que también se da a entender' que al ser fiel a las riquezas de maldad — a lo que es muy poco y no es propio-— el hombre se prepara para poder ser fiel a las riquezas de verdad y a lo que le es propio.

Pero, al hacer esto, el mayordomo no sirve a estas riquezas, a las que a veces se llama Mammón.
Se hace 'amigo de las riquezas de maldad' (φιλους έκ του μαμωνα της), o sea que las usa.

No sirve sino que lo utiliza.

Una cosa es servir a Mammón, y otra utilizarlo.

En el Sermón de la Montaña Jesús dice claramente que no se puede servir a dos amos, que no se puede servir a Dios y a Mammón.

Pero utilizar a Mammón, utilizar el mundo, sus descubrimientos y conocimientos, que constituyen sus riquezas, no es lo mismo que ser de Mammón y servir al mundo y su verdad en el sentido de recibirlo como si fuese toda la verdad y contuviese todo el conocimiento.

Muchos se han quedado perplejos ante este consejo que Cristo da a sus discípulos, debido a los errores de traducción.

También está mal traducido aquel versículo que dice:

'Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando faltareis os reciban en las moradas eternas.'

El error estriba en 'las moradas eternas'.

El versículo inmediatamente anterior menciona a 'los hijos de este siglo'.

La versión en griego dice de 'este eón, concepto que tiene diversos significados y que los Evangelios presentan de muchos modos distintos.

En este caso significa un período, una época.

En el verso siguiente se da esta misma palabra, pero como un adjetivo (αίων) y, sin embargo, se la ha traducido por 'eterno' —moradas eternas—, dándole de inmediato un sentido superior que no puede tener en vista de todo el contenido de la parábola.

Literalmente hablando, la frase 'los hijos de este siglo' o 'los hijos de este eón' ha de referirse a las moradas cónicas del versículo siguiente.

La idea de los hijos de este siglo se acerca más a la idea de eón, y las moradas del siguiente versículo son moradas de este período de tiempo, o era humana, o lo que el mundo considera ya firme, o establecido como verdad; lo estima como motivo de creencia y así ha hecho su morada en él.

El sentido general del versículo no es, sin embargo, contradictorio, aunque la traducción vulgar así lo haga aparecer.

Significa que el mayordomo utiliza este período de tiempo, se hace de una situación en él y emplea, utiliza su verdad, y todo lo que a esta verdad corresponde.

La palabra deudores que se emplea en esta parábola representa al mundo.

En su condición ordinaria, en la que no ha vuelto en si, y que no sabe nada de su verdadero significado, el hombre es, para los Evangelios, un deudor.

A través de toda la parábola del mayordomo infiel y de la interpretación que le da Jesús, corre la idea de dos órdenes de verdad; una que se refiere a la evolución y el desarrollo interior del hombre, para que llegue a lo propio, y otra que se refiere a la vida exterior y a todo lo que no le es propio.

Visto desde abajo, hay una enorme brecha entre estas dos ideas.

Y se acentúa esta brecha en la parábola del rico y de Lázaro (Lucas, XVI, 19/31), que sigue a la del mayordomo.

Es imposible pasar de una verdad terrenal a la verdad de que habla Jesús, pues lo inferior no puede comprender a lo superior.
Pero la verdad superior sí que puede comprender a la inferior y utilizarla.

De modo que, al fin y al cabo, lo que hace el mayordomo es comprensible.

El Evangelio considera deudor a todo el que permanece en la ignorancia de una verdad superior.

Y aun cuando la verdad superior es algo que se ha sembrado siempre en el mundo, y las gentes leen y se enteran de ella, no la entienden.

Por este motivo en la parábola del rico y de Lázaro dice Jesús que aunque un hombre se levante de entre los muertos, las gentes no se persuadirán de lo superior; es decir, no cambiarán de manera de pensar. (Lucas, XVI, 31)

'Tampoco se persuadirán si alguno se levantare de entre los muertos.'

Se considera que con relación a una verdad superior, todos los hombres son deudores; o sea con relación a una posibilidad superior que llevan en sí mismos.

Si el hombre permanece inferior a sí propio, está en deuda consigo mismo.

Si, por ejemplo, sabe algo más o mejor y obra peor o contra lo que sabe, se endeuda consigo mismo.

Se endeuda con lo mejor de sí y con su mayor comprensión.

Esto es lo que causa la infelicidad a muchos, pues es algo que la mayoría siente pero en realidad no saben qué es lo que deben, ni por qué están en deuda consigo mismos.

Pero los Evangelios enseñan que el hombre ha de someterse a una evolución interior que comienza con la metanoia y termina con el renacimiento y el reino de los cielos.

Su punto de vista es que todos, sin excepción, son deudores.

Hay muchas parábolas acerca de las deudas y una de ellas compara al hombre con uno que debe millones.

La segunda súplica personal en el 'Padre Nuestro', dice:

'perdona nuestras deudas'.

En el original griego, deudas es (άφιημι).

Vale decir que se pide la cancelación de todo cuanto uno debe, que se las elimine del todo.

Este es el sentido del perdón.

El mayordomo no puede liquidar todas las deudas de los deudores, pues eso sería pretender que el mundo es justo, que nada debe y que es lo mismo que el reino de los cielos.

Pero las disminuye en cuanto a sí mismo, a su entendimiento.

Redime parte de la deuda.

Presenta las cuentas haciendo aparecer en ellas que los deudores, el mundo, deben menos.

Y de este modo tiende un puente entre las riquezas del verdadero conocimiento y el mundo.

No se altera ante el inminente despido, ni cambia su actitud hada las riquezas de verdad.

Le queda una oportunidad y la aprovecha.

Sigue siendo un mayordomo fiel, sólo que ahora vuelve su conocimiento hada el mundo, hada las riquezas de maldad, y se convierte en un mayordomo de este mundo.

Con tal fin comienza deliberadamente a ver la vida como un deudor que debe menos de lo que es su deuda, la ve mejor de lo que es, ve a las gentes mejor de lo que son y utiliza el conocimiento del mundo a la luz del suyo propio, o sea a la luz del conocimiento que ha obtenido como mayordomo en el mundo de verdad o de las riquezas de verdad.

Así comienza a utilizar a Mammón, o las riquezas de maldad.

Y por esto le alaba Jesús.

Pero se presenta a los fariseos entendiendo mal lo que Jesús enseña, y creen que se refiere a riquezas materiales, que habla de las riquezas del mundo, o sea de dinero y nada más.

'Y oían también estas cosas los Fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de él.' (Lucas, XVL 14).

Supongamos que un hombre entra quizás a una escuela esotérica, o a un monasterio, y se somete a cierta disciplina a fin de lograr una verdad superior.

O bien tomemos a los discípulos que se sometieron a Jesucristo, aceptándolo como maestro.

De la manera que los presentan los Evangelios, poco entienden de todo lo que se les enseña.

¿Qué podría hacer un hombre en estas circunstancias si se le dice que ya no puede continuar?

Supongamos que sabe algo, que ha logrado algún entendimiento, y que tal vez haya alcanzado una situación como la del mayordomo de la parábola.

De pronto se le acusa, se inventa maliciosamente algún cargo en su contra, sin que se pueda verificar si es cierto o no.

Se le dice que no puede 'más ser mayordomo'.

¿A dónde se ha de volver?

Quizás hasta ese momento pensara que la vida y sus verdades son cosa inútil; hasta puede darse el caso de que esta sea la razón de que haya buscado una verdad de otro orden.

Puede ser que la vida le haya herido y que ya no sea capaz de hacer nada en ella; o quizás tenga muy poca experiencia del mundo.

Supongamos que su maestro, o quienquiera que representa la verdad que él sigue, advierte que no puede continuar en semejantes condiciones y tiene que volver al mundo y aprender de él.

Y a fin de probarlo le pide que se marche.

Esta idea, la de una prueba, bien podríamos introducirla al comienzo mismo de la parábola a fin de explicarnos la conducta del hombre rico y lo vago que es el cargo contra el mayordomo.

¿Se va a comportar malamente, va a convertirse en un ser débil, a quejarse o a considerar que se le ha tratado injustamente y a buscar modos de justificarse?

Tomemos nota de la referencia que el versículo XV hace de los fariseos.

'Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.'

¿O se va a conducir (el mayordomo) corno uno que conserva la disciplina y la comprensión que ya ha logrado, o sea que obrará como uno que es phronimos?

En la parábola, el mayordomo obra de esta manera.

O sea que hace lo que es correcto y justo desde el punto de vista de Cristo y desde el punto de vista de todo lo que ha aprendido y la verdad que sigue.

Bajo esta luz, la parábola se transforma en una maravilla de misericordia e inteligencia.

Es la parábola que trata acerca de un hombre que, hallándose en un trance en el que todos se hallan, vistas las circunstancias, obra con justicia y rectamente, sin pretender justificarse; reflexiona, e inmediatamente hace lo que ve con claridad que es lo único que puede hacer, si ha de obrar bien.




NOTA A LA PARÁBOLA DEL MAYORDOMO INFIEL


Nos será más fácil entender esta parábola si tomamos a Jesucristo como al 'hombre rico', como al señor de las riquezas de verdad, del mundo justo.

El mayordomo es alguno de sus discípulos, o sea alguien a quien se le enseña, como en una escuela.

Los deudores que tanto deben, que en realidad lo deben completamente todo (la cifra 100 tiene este sentido intrínseco), son los que pertenecen al mundo exterior o al Mammón de maldad.

Por alguna razón se dice al mayordomo que no puede seguir siéndolo de las riquezas de verdad.

Por consiguiente, ha de volver al mundo de Mammón.

El tema de la parábola es la manera como lo hace.

No puede servir a Dios y a Mammón a la vez, pues eso se indica de un modo expreso en el comentario.

No puede volver al mundo de lo no-cierto y sumirse en los intereses y ambiciones que lo animan, pues así no serviría a Dios.

Pero tiene que dejar la escuela en la que ha estado sirviendo de mayordomo.

Y concibe un plan mediante el cual sigue siendo mayordomo, sólo que ahora del mundo o las riquezas de maldad.

Y cuando lo ha puesto en práctica, cuando lo ha realizado, se le llama el mayordomo del mundo injusto, el mayordomo de lo de Mammón, pero en forma alguna el "mayordomo malo" como se ha traducido.

Su plan le permite utilizar el mundo injusto y por eso Jesús lo llama phronimos, o sea hábil, inteligente, agudo.

Se hace amigo de Mammón y se le recibe en la morada de este siglo (y no en la eternidad).

¿En qué consiste este plan?

Lo que el mayordomo resuelve hacer es bueno, es un buen plan, puesto que Jesús lo alaba y comenta que quien no es fiel en lo muy poco, no podrá serlo en lo mucho y, por lo mismo, no podrá recibir las riquezas de verdad.

El plan que el mayordomo lleva a cabo en lo 'muy poco', o sea con relación a Mammón o los deudores, se conecta en los propios comentarios de Jesús con la idea de ser fiel.

El plan es que el mayordomo resuelve perdonar algunas de las deudas de 'los hijos de este siglo', empleando su autoridad para que las reduzcan en un tanto.

El significado extraordinario y profundo que contiene esto, es que el mayordomo arroja sobre si mismo parte de estas deudas.

Se hace responsable de una porción de las faltas del mundo, y de este modo hace que todo sea posible para ellos, los deudores.

Esto es ser fiel en lo muy poco, pues la idea de la fe en los Evangelios es relacionada a menudo con el poder de hacer que las cosas del mundo sean menos de lo que son.

En los Evangelios siempre se significa que el poder de la fe es un poder transformador.

El mayordomo es fiel en lo muy poco porque ha transformado la situación de algunos de los deudores.

En virtud del conocimiento obtenido acerca de las riquezas de verdad, el mayordomo ha hecho posible que los deudores de su señor tengan un nuevo punto de partida.

Mediante el poder de su fe hace la vista gorda ante muchas cosas y hasta aquellas que algunos de los deudores también saben; de este modo continúa siendo mayordomo, pero de Mammón y de los deudores.

Y en la idea de hacerse amigo de las riquezas de maldad también va implícito otro significado: que reteniendo el conocimiento obtenido como mayordomo de las riquezas de verdad, y sin tornarse negativo hacia lo que ha sufrido personalmente, se vuelve hacia el conocimiento del mundo y de 'los hijos de este siglo' que son más phronimos, más sagaces y más hábiles —a su modo— que los 'hijos de luz'.

Pues si el hombre ha obtenido algún conocimiento y comprensión de las riquezas de verdad y no las niega, aun bajo las pruebas más difíciles, hallará que todo lo que lee y estudia, cuanto pertenece al mundo corriente, le ayuda y le confirma en su punto de vista.

Porque en virtud de lo que ha aprendido, podrá discriminar entre lo útil y lo inútil, entre lo verdadero y lo falso.

Tendrá un ejemplo de apoyo que se lo haga posible.

La parábola trata de un hombre en cierta etapa de desarrollo, o sea de quien ha emprendido el regreso y ha recorrido cierto trecho del camino que con tan singular claridad muestra la parábola del hijo pródigo.

Llega a un punto en que se le dice que vuelva al mundo.

El punto central de esta discusión es ¿cómo lo hace?

La parábola muestra que tal hombre, en tan difícil situación, lo hace como es debido.


ENSEÑANZAS DEL CUARTO CAMINO

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