JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

viernes, 11 de marzo de 2011

EL APOCALIPSIS

EL APOCALISPIS


EL APOCALIPSIS

"Y vino uno de los siete ángeles que tenía las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera (la humanidad), la cual está sentada sobre muchas aguas. Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación" (Ap. 17: 1, 2).

"Y me llevó en Espíritu al desierto; y vi una mujer sentada sobre una bestia bermeja (la gran bestia cuyo número es 666), llena de nombres de blasfemia y que tenía siete cabezas y diez cuernos" (Ap. 17: 3). Las siete cabezas de la bestia son los siete pecados capitales, y los diez cuernos significan que la bestia sube del abismo y rodará al abismo.

"Y la mujer (la gran ramera) estaba vestida de púrpura y de escarlata (así se simboliza en los mundos internos), y dorada con oro y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación (Ap. 17: 4).

"Y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra" (Ap. 17: 5).

"Y vi la mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de jesús: y cuando la vi quedé maravillado de grande admiración" (Ap. 17: 6).

"Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos" (Ap. 17: 7).

"La bestia que has visto, fue y no es, y ha de subir del abismo y ha de ir a perdición; y los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán viendo la bestia que era y no es, aunque es" (Ap. 17: 8).

"Y aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se asienta la mujer" (Ap. 17: 9).

Los siete pecados capitales: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza y gula, se relacionan con los siete subplanos o regiones tenebrosas del abismo, esos son los siete montes sobre los cuales se asienta la gran ramera.


"Y son siete reyes (los siete reyes del edem). Los cinco son caídos, el uno es, el otro aún no es venido; y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo" (Ap. 17: 10).

Los cinco principios inferiores alma, mente, cuerpo astral, cuerpo etérico y físico, son caídos. El hombre está caído. El sexto principio (alma-conciencia) o buddhi, no se cae jamás, y gobernará en la sexta raza.

Cuando el reinado del séptimo principio venga, durará breve tiempo. Entonces habrá una raza divina: la séptima. El séptimo principio es el íntimo.

"Y la bestia que era y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición" (Ap. 17: 1 1).

La bestia que era y no es, es también el octavo, es la sombra de los siete sephirotes, es el abismo.

"Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes que aún no han recibido reino; mas tomarán potencia por una hora como reyes con la bestia" (Ap. 17: 12).

Los diez cuernos de la trágica rueda subirán y bajarán, girarán con la rueda de la compensación, suben del abismo, se imponen y mandan como diez reyes, para rodar al abismo cuando la rueda del Némesis completa su vuelta fatal.


"Ellos son (los diez cuernos) y tienen un consejo, y darán su potencia y autoridad a la bestia" (Ap. 17: 13).

"Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles" (Ap. 17: 14).

"Y él me dice: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, y muchedumbres, y naciones, y lenguas" (Ap. 17: 15).

"Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la harán desolada y desnuda; y comerán sus carnes, y la quemarán con fuego" (Ap. 17: 16).  Al girar fatal de la trágica rueda de la compensación, la ramera quedará desolada y desnuda, y los diez cuernos trágicos se comerán sus carnes y la quemarán con el fuego de la fornicación entre las tinieblas del abismo.

"Porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios" (Ap. 17: 17)

"Y la mujer que has visto es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra" (Ap. 17: 18)

La gran ciudad trágica es Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra: La perversa civilización moderna.

¡Ay de aquellos que no escuchen la palabra escrita en este libro!
¡Ay de los moradores, de la tierra!
¡Ay, Ay, de aquellos que traicionen la Obra de mi Padre!



"Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fue alumbrada de su gloria" (Ap. 18: 1).

"Y clamó con fortaleza en alta voz, diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia (la civilización perversa de esta raza), y es hecha habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles" (Ap. 18: 2). Aves del crimen, buitres de la guerra, aves de rapiña y del odio, etc.

"Porque todas las gentes han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra (los potentados del mundo), han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites" (Ap. 18: 3).

"Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío (gente iniciada en los misterios Crísticos), porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas" (Ap. 18: 4).


Y serán sacados secretamente los justos de entre esta gran ciudad.

Perecerán los perversos moradores de la tierra "porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades" (Ap. 18: 5).

Babilonia la grande se convertirá en cenizas y sangre.

"Tornadle a dar como ella os ha dado, y pagadle al doble según sus obras; en el cáliz que ella os dio a beber, dadle a beber doblado. Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: yo estoy sentada reina y no soy viuda, y no veré llanto" (Ap. 18: 6, 7).

"Por lo cual en un día vendrán sus plagas: muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará" (Ap. 18: 8). La Gran Ramera recoge el fruto de sus malas obras. El que siembra rayos, recoge tempestades. Esa es la ley. La gran ramera cosechará el fruto de sus maldades.

Todo esto se cumplirá en la Nueva Era Acuaria. Antes del cataclismo final veréis cosas espantosas. Las grandes ciudades del mundo serán reducidas a cenizas, sangre y ruinas, los dineros no valdrán, y los seres humanos se matarán por un mendrugo de pan. La gran Babilonia se convertirá en polvo.

"Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra (los potentados del oro y de la plata; los señores del petróleo y los buitres de la guerra), los cuales han fornicado con ella y han vivido en deleites, cuando ellos vieren el humo de su incendio, estando lejos (tratando de huir del desastre), por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, Ay de aquella gran ciudad de Babilonia; aquella fuerte ciudad (la civilización moderna), porque en una hora vino tu juicio!" (Ap. 18: 9, 10).

"Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías. Mercaderías de oro y de plata, y de piedras preciosas y de perlas y de lino fino, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa, y de todo vaso de, marfil, y de todo vaso de madera preciosa, y de cobre, y de hierro, y de mármol. Y canela, y olores, y ungüentos, y de incienso, y de vino, y de aceite; y flor de harina y trigo, y de bestias, y de ovejas, y de caballos, y de carros, y de siervos, y de almas de hombres" (Ap. 18: 11-13). Hasta con las almas de hombres hacen negocio los mercaderes de la tierra.

"Y los frutos del deseo de tu alma se apartaron de ti; y todas las cosas gruesas y excelentes te han faltado, y nunca más las hallarás" (Ap. 18: 14). La guerra atómica acabará con todo.

Mientras llega la catástrofe final "los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido se pondrán lejos de ella (huirán de las ciudades) por temor de su tormento, llorando y lamentando. Y diciendo: ¡Ay, Ay, aquella gran ciudad (la civilización moderna), que estaba vestida de lino fino y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas!" (Ap. 18: 15, 16).

"Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas. Y todo patrón, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se estuvieron lejos. Y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" (Ap. 18: 17, 18).


"Y echaron polvo sobre sus cabezas; y dieron voces llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, Ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en la mar se habían enriquecido de sus riquezas; que en una hora (la hora del Karma y del castigo) ha sido desolada!" (Ap. 18: 19).

"Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles, y profetas; porque Dios ha vengado vuestra causa en ella" (Ap. 18: 20).

El rayo de la Justicia cósmica caerá sobre esta perversa civilización de víboras, y no habrá remedio.

"Y un ángel fuerte tomó una piedra, como una grande piedra de molino (la piedra filosofal), y la echó en la mar (el semen Cristónico), diciendo (sellada la profecía): Con tanto ímpetu será derribada Babilonia (la civilización moderna), aquella gran ciudad, y nunca jamás será hallada (Ap. 18: 2 1).

"Y voz de tañedores de arpas, y de músicos, y de tañedores de flautas y de trompetas, no será más oída en ti; y todo artífice de cualquier oficio, no será más hallado en ti, y el sonido de muela no será más en ti oído" (Ap. 18: 22).

"Y luz de antorcha no alumbrará más en ti, y voz de esposo ni de esposa no será más en ti oída; porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra (los grandes señores de los negocios); porque en tus hechicerías, todas las gentes han errado" (Ap. 18: 23).


Hechicería es el becerro de oro, hechicería es la idolatría, hechicería es el escepticismo del materialismo dialéctico. Hechicería es explotación de almas, hechicería es magia negra, brujería, etc.

Por todo esto será destruida Babilonia la grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra.

"Y en ella fue hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra" (Ap. 18: 24).

  

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