JESUS EL CRISTO

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Gnosis por Samael Aun Weor

jueves, 10 de marzo de 2011

HELENA PETROVNA BLAVATSKY

HELENA PETROVNA BLAVATSKY

Blavatsky nació en 1831 en Ucrania, hija de Peter Von Halin, capitán del cuerpo de caballería artillera, y Helena Andreyevna, feminista y destacada novelista. La familia de H.P.B. se mudaba a menudo, y Helena y su hermana pequeña Vera recibieron la educación de la nobleza rusa, supervisada por su abuela materna, la princesa Helena Pavlovna Dolgorukov.

Cómo era Helena Petrovna Blavatsky según su hermana:

“Helena, la mayor, era una niña precoz, que desde su más tierna edad llamaba la atención de cuantos se ponían en contacto con ella. La naturaleza voluntariosa se rebelaba por completo contra la rutina exigida por sus profesores, como asimismo contra toda otra disciplina, no reconociendo más amo y señor que sus gustos personales y su libérrimo albedrío.

 Era exclusivista, caprichosa, original, y a veces osada hasta la temeridad y la violencia. Cuando, tras la muerte de nuestra madre, fuimos a vivir con nuestros parientes, todos los profesores habían agotado su paciencia en Helena, quien jamás se avenía a horas fijas para sus lecciones, asombrándolos, sin embargo, por su viva inteligencia, especialmente en lo relativo a la música y a los idiomas extranjeros. Tenía, en suma, todo el carácter y defectos de un muchacho enérgico; le agradaban los viajes y las aventuras, la importaban un bledo las reprensiones y despreciaba serena los peligros”...

“Sin dinero, sin ninguna clase de influencia ni de protección, sin más apoyo que su indomable valor y su incansable energía, esta mujer, verdaderamente extraordinaria, consiguió, en menos de cuatro años, atraer a sí prosélitos llenos de abnegación que se hallaban dispuestos a seguirla a la India, y en menos de quince años llegó a tener millares de discípulos...era una persona sumamente notable”.


H.P.B. tocaba el piano maravillosamente, fue discípula de Moscheles, el discípulo apasionado de Beethoven. Según alguien de su familia que informó al coronel Scott, poco tiempo antes de llegar a Estados Unidos, había realizado giras de conciertos en Rusia e Italia bajo el seudónimo de mme. Laura.

En su adolescencia Helena empezó a sentir un gran interés por los libros místicos de su abuelo. Su madre Helena Fadéeff era también intuitiva y vidente quien, en el lecho de muerte y contando Blavatsky con la tierna edad de 11 años, hubo de decirle en profético tono:

“Ah, quizá sea mejor que yo muera hoy, porque así, al menos, no llegaré a presenciar lo que haya de sucederte, pues estoy segura de que tu misterioso destino no habrá de ser como el de las demás mujeres, y ello me haría sufrir”

Desde la más tierna infancia, H.P.B. se vio protegida por seres elementales y estuvo acompañada por los más diversos fenómenos psíquicos, dice su hermana:

“Echaron a arder las vestiduras sagradas del pope ortodoxo cuando la bautizara, y toda su familia asegura que sus juegos infantiles eran de lo más extraños, por cuanto en el bosque, en el palacio o en la orilla del río hablaba y hacía travesuras con seres para ella bien reales, aunque para los demás invisibles- los gnomos, ondinas, duendes, etc., de los que están llenas las tradiciones cabalistas cuanto las leyendas de la mitología universal-. Sin voluntad suya, y aun contra su voluntad, es fama que danzaban los muebles de su aposento; sonaban en derredor suyo las campanas astrales y se producían, en suma los fenómenos mediumnísticos más aparatosos e inexplicables”

Anécdota con el arzobispo de San Petersburgo. En un viaje de verano Vera y Helena se dirigieron al Caucaso para visitar a su tía materna y a sus abuelos, al pasar por la ciudad de Zadousk, supieron que el arzobispo estaba de paso camino a San Petersburgo y acudieron a tener un encuentro con este, por el camino la hermana le dijo:

“Mucho cuidado, sujeta a tus diablillos por lo menos en presencia del metropolitano”. A lo que Helena , riéndose le contestó que de eso ella no podía responder. Tan pronto como el prelado comenzó a hacer preguntas a Helena, empezaron a sonar los conocidos golpeteos, a crujir los muebles y a moverse las tazas de té y hasta las mismas cuentas del rosario que tenía el prelado en la mano. El prelado, inteligente y tolerante dijo a continuación de saber que Helena poseía capacidades mediumnicas :

“No existe ninguna fuerza, hijas mías, que no proceda del Creador, en su esencia como en sus manifestaciones, y nada tenéis que temer mientras no abuséis del extraño don que el Señor os ha concedido. Jamás fue ilícito el investigar acerca de las fuerzas ocultas de la Naturaleza, y día llegará en que ellas serán comprendidas y hasta dominadas y utilizadas por el hombre, a pesar de que no nos hallemos en este caso todavía. Que la bendición de Dios, hija querida, te acompañe por doquiera”. Y uniendo la acción al dicho, el prelado bendijo de nuevo a Helena. Palabras estas que Helena siempre recordaba con cariño y gratitud.

A los dieciséis años de edad Helena se casó con Nicéforo Blavatsky, con la condición de no mantener relaciones matrimoniales. Conde y consejero de estado de la corte rusa, el cual le triplicaba la edad.

A fines de julio o agosto de 1848, y pocos días después de su casamiento, verificado el día 7 de dicho mes, Helena, abandonando a uña de caballo el domicilio conyugal, y siguiendo un itinerario que se ignora, aparece en Constantinopla, cuando el marido y todos se figuraban que se habría unido a su padre en San Petersburgo. Noticioso el padre de la fuga y lejos de enfadarse con ella, le envió fondos más que suficientes para que pasase a Egipto y de allí a Londres, adonde, según parece, ya la había llevado, así como a parís, en viaje de instrucción, tres años antes, o sea en 1845, ocasión que aprovechó para dar un concierto de caridad con mme. Clara Schumann, de la familia del célebre compositor.

En Egipto se prolongó su visita durante meses, en este tiempo Blavatsky vive acompañada por la condesa Kazinoff. Y recibe conocimientos ocultos de un mago, el cual es conocido por “copto” pues su nombre auténtico no lo develó a la luz pública. Sinnet nos lo cuenta así:

“En aquel entonces vivía en el cairo un viejo copto, ventajosamente conocido y de gran reputación de mago. Las gentes contaban de él cosas admirables y emocionantes. Parece que Helena se aplicó con entusiasmo a recibir enseñanzas del copto, quien desde luego miró con mucho interés a su disciplina, y aunque en aquella ocasión solo estuvo tres meses con él, volvió a encontrarle años después.”

Olcott nos narra una curiosa experiencia de Helena con el mago copto:

“Ella, en efecto, viajaba por el desierto con un cierto copto, mago blanco que yo me cuidaré de no nombrar. Encontrándose ambos una tarde en el campamento, ella hubo de manifestar ardientes deseos de poder tomar una buena taza de café con leche a la francesa. “Pues que tantas ganas tenéis de ello, podéis tomarla en este mismo momento”, replicó el copto; y, yéndose en derechura hacia el camello que conducía los equipajes, tomó el agua del odre y volvió al punto trayendo en sus manos una gran taza de café hirviente y perfumado mezclado con leche. Helena, que sabía bien que su acompañante y guía era un poderoso adepto poseedor de grandes facultades mágicas, comprendió al punto que se trataba de uno de sus habituales fenómenos. Diole, pues, las gracias con calor, bebió varios sorbos del café, declarando que en su vida, ni aun en el mismo parís, había tomado otro semejante.” Sorpresa fue la que se llevó cuando después de disfrutar de tan deliciosa y reconfortante bebida, no quedaba en la taza sino el resto de lo que se veía como agua normal y corriente.”

Pasó años en Asia menor y oriente hasta que llega a Londres donde en una noche de luna del agosto de 1851, y estando en las orillas del Serpentine-river de Hyde Park se encontró con el maestro de sus ensueños. Este último la había elegido para fundar una gran sociedad en beneficio del mundo. Annie Bessant nos lo cuenta así:

“Después de diversas peregrinaciones, ella se reunió con su padre en Londres en 1851. Durante su estancia aquella, cierto día en que paseaban entrambos por Hyde Park, vio a un gigantesco y majestuoso Bindú de la Rajputana, acompañado de varios príncipes de la India y del Nepal, y en quien Helena reconoció a aquel a quien tantas veces había visto en sus visiones infantiles y que le había protegido.”

La condesa de Watchmeister añade lo siguiente:

“El primer movimiento de H.P.B. al ver al maestro fue el de dirigirse hacia él para hablarle, pero le hizo un signo de que no se moviese, y pasó de largo. Al siguiente día helena volvió sola a Hyde Park para reflexionar acerca de su extraordinaria aventura. Ya allí, junto a Serpentine river, levantó la vista y vió con inmenso júbilo cómo su maestro se la acercaba diciéndola que había venido a Londres acompañando a los príncipes hindúes para cierta importantísima misión, y que llegaba a su encuentro porque tenía necesidad de la colaboración de ella para una gran obra que estaba a punto de emprender. Seguidamente la informó acerca de cual obra era esta, a saber, la de formar una sociedad de la que ella sería la fundadora y la animadora. Hízole también rápidamente un bosquejo de las dificultades por las que habría de pasar al efecto y los obstáculos casi insuperables que tendría que vencer, añadiéndola que antes debería viajar por múltiples lugares y pasar tres años en el tíbet a fin de prepararse para el mejor desempeño de semejante tarea”

El encuentro en el Serpentine river de Helena con su maestro fue decisiva para el resto de su vida. La paz huyó de ella para siempre, porque, consistiendo una parte de la iniciación en reconocerse el neófito como mero “cometa” o peregrino en esta tierra miserable, como tal peregrino tenía que resonar en su oído interior esa terrible frase-símbolo del mito del judío errante: “¡anda, anda, anda...!”

Palabras de Roso de Luna sobre el encuentro de H.P.B. con el maestro:

“En el encuentro con el maestro, ¿qué es lo que vio, en efecto, la ignorante Helena? Ni lo sabemos, ni nos importa para nuestro caso. Vio, sí, sin duda alguna, uno de aquellos “Custodios de la Sagrada Luz” de los que hablan las cartas transcritas; uno de esos brillantes seres que, desde su lejano retiro iniciático, sólo se esfuerzan en humanizar a nuestra naturaleza animal en demanda de la fraternidad universal, sin distinción de razas, credo, etc".

Entonces ella empezó, con la autorización de su padre, a prepararse para la magna obra, pasando diez y siete años de pruebas que para tal misión la capacitasen, y emprendiendo con semejante objeto viajes por todo el mundo, recorriendo con preferencia los desiertos y los lugares más secretos de las antiguas logias iniciáticas de Egipto, Asia menor, India, etc...

Viajes de Blavatsky:

1º visita Inglaterra y Francia en su primera juventud (1845)

2º visita Egipto, Grecia , Asia menor y primera tentativa infructuosa para penetrar en el Tíbet (1848-1851)
3º viaje de circunnavegación, o sea por Egipto, a Inglaterra, Canadá, resto de América del norte, del centro y del sur, de donde va a la india para regresar luego a Inglaterra. Segunda tentativa frustrada de entrar en el tíbet (1851-1853).

4º segundo viaje de circunnavegación, desde Londres a Nueva York, San Francisco, Yokohama y la India. Tercera tentativa de penetrar en el Tíbet, y vuelta a Europa por la vía del cabo de buena esperanza (1853-1858).

5º viajes por Europa oriental y Asia occidental, visita al tíbet y iniciación ocultista (1858-1867)

6º regreso a Europa (1867-1871) por Egipto, Palestina y Grecia, y primer intento suyo de fundar una sociedad ocultista. Estancia en parís 1872 y paso por tercera vez a estados unidos, donde funda la sociedad teosófica, y allí reside hasta su viaje a la india, tercera circunnavegación.

7º dos viajes de ida y vuelta de la india a Europa en 1882 y 1884, viajes que cierran la serie de los realizados por H.P.B.

Tres años estuvo Blavatsky en el Tíbet completamente a cargo de sus maestros, y allí recibió de ellos la iniciación en las artes mágicas y en el ocultismo primitivo. Allí recibió el don de lenguas. Además allí formo el fondo de su mentalidad tártaro-tibetana que tanto resplandece en la doctrina secreta. Las pruebas por las que pasase al efecto, su género de vida, sus relaciones con aquellas poderosas entidades, son y quizá sean siempre un gran misterio para nosotros. Sólo podemos colegir de ellas por sus actos posteriores y por el absoluto sacrificio que hizo de su persona en aras de la causa de la humanidad.

“De su enfermedad y de su estancia con los maestros retornó con los más extraños y profundos conocimientos de lenguas orientales: hebreo, árabe, zendo, sánscrito y hasta censar, o “lenguaje sagrado iniciático” con el que se entendía misteriosamente en todo tiempo y lugar con sus instructores venerados, y lo que más asombró al mundo: unos poderes mágico u ocultos para la producción de los más increíbles y menos explicables fenómenos taumatúrgicos, tales como la visión a distancia o clarividencia, la evocación de las sombras del karma-loca, la psicometría más perfecta, la clariaudiencia más refinada, la producción astro-física de toda clase de objetos donde antes racionalmente no existiesen; la precipitación física de imágenes astrales; los más variados aportes y levitaciones, y , en fin, toda clase de mayas hipnóticas y “milagros”, capaces de volver loco a un investigador positivista, y que, según sus maestros la tenían anunciado, fueron la causa de su ruina, merced a la malquerencia y ceguera de clérigos anglicanos supersticiosos y de infatuados sabios que de semejantes cosas no sabían nada...”

La veneración y devoción a los maestros, a la divinidad, es una condición que se debe de cultivar en el corazón. Estas virtudes por una parte nos mantienen constantemente en contacto con las regiones superiores ya que, no debemos de olvidar que los maestros son el puente que hay entre el mundo terrenal y los mundos superiores, dios y los hombres. Por otra parte, despertar la veneración y la devoción hacia los seres iluminados, hacia los dioses, demuestra avance interior, ya que esto implica una cierta comprensión de que solos no podemos hacer absolutamente nada, la humildad va despertando en nosotros mediante esta vía. La buena voluntad, la lealtad, la obediencia y el amor a la senda de perfección van a ir aflorando, siempre progresivamente según los méritos. Ningún maestro a llegado a tal grado sin haber desarrollado en sí la devoción y la veneración, todos han necesitado ayuda. Tenemos que llegar a comprender íntimamente en lo mas profundo de nuestro corazón que necesitamos de alguien que sepa más para que nos guíe por esta preciosa senda de perfección. El orgullo es un obstáculo mortal para el alma que anhela.

Después de su estancia en el Tíbet viaja por Europa (1867-1871)pasando por Grecia y Palestina hasta llegar a el cairo, en Egipto, donde se reencuentra con su antiguo maestro copto y con su ayuda y la de otro mago desconocido intentan fundar la primera sociedad esotérica, siendo un fracaso que solo sirvió para ridiculizar su persona.

Cranston da constancia de numerosos viajes que H.P.B. emprendió. Entre los 20 y 40 años da tres veces la vuelta al mundo, incluyendo visitas a América, Canadá, Sudamérica, Ladakh, Tíbet, Birmania, y, vía Java, Europa, en donde estuvo en Francia y Alemania. Luego regresó a Rusia.

En Tiflis, en ese divino puerto caspiano de la región de Armenia donde habita misteriosamente durante siete años sufre nueva crisis de muerte, de la que sale cambiada “gracias a aquellos, sus maestros tibetanos, a los que bendecirá, reconocida, el resto de sus días”

Helena Blavatsky vio por primera vez brevemente a "M", su maestro espiritual, en su 20 aniversario en Londres, Inglaterra, reconociéndole de anteriores sueños. Cranston presenta variada evidencia que junta compone las consiguientes estancias de H.P.B. en India, Tíbet y Cachemira, donde estuvo con mahatma Koot Hoomi (KH), y se encontró con su propio maestro Morya, que no vivía allí pero iba constantemente. Estos dos maestros, explicó H.P.B., raramente aparecían en el mundo abiertamente, pero podían proyectar su forma en cualquier lugar.

La casa de KH era un gran edificio de madera al estilo chino, en forma de pagoda, entre un lago y una bella montaña, “escribió HPB en una carta”. Mucho de su tiempo allí lo invirtió aprendiendo inglés y senzar, una lengua sacerdotal secreta, la "lengua misteriosa" de los adeptos iniciados de todo el mundo.

Ella, realmente, estuvo en el Shangrila y su Maestro o Guru, fue el gran Maestro Kout-Humi. Durante esos viajes conoció a su Maestro.

Annie Bessant dice de ella que fue para todos el más inquietante de los humanos enigmas: una indescifrable esfinge para los humanos, en tanto que para aquellos que al mundo la enviaran ella fue “el hermano que vosotros conocéis como Helena Petronila Blavatsky , pero que nosotros conocemos bajo otro nombre secreto y oculto”.

HPB consideró que el trabajo de su vida era "la labor desagradecida de convencer a las personas de que existen otros planos de existencia", y dio prueba de su propio control sobre las fuerzas de la naturaleza a muchos que venían a verla. Muchos de sus visitantes, sin embargo, no preparados para entender la ciencia oculta, veían sólo lo superficial, que atraía la atención, pero también estaba sujeto a la mala interpretación. Lo consideró su "más sagrado deber desvelar lo que es el espiritismo y exponer lo que no es." pero cuando empezó a escribir sobre los peligros de la mediumnidad, los periódicos espiritistas dirigieron una campaña reivindicativa de desprestigio contra su persona, la cual continuó posteriormente durante varios años.

En 1888, tres años antes de su muerte, HPB declaró en la revista lucifer que los fenómenos y manifestaciones ocultas habían sido mal entendidos y mal interpretados tanto en su naturaleza como en su propósito. Como mínimo, se había esperado que las personas inteligentes, incluyendo a los científicos, reconocieran la existencia de un campo de investigación nuevo y profundamente interesante, cuando estas presenciaron efectos físicos producidos a voluntad, de los cuales no podían dar explicación. En vez de esto, estos fenómenos permanecieron en el reino de los milagros y la superstición en vez de ser considerados "efectos científicos", como HPB había esperado.

Sin embargo, HPB fue capaz de atraer a personas de la estatura de Thomas Edison al movimiento teosófico mientras ella estuvo en los EE.UU., y en India, su obra reintrodujo a personajes como Gandhi y Jawaharlal Nehru en las enseñanzas tradicionales de estos. En un momento en que la elite india estudiaba en universidades inglesas, a menudo negando el valor de sus propias tradiciones centenarias, fue el contacto con HPB lo que les inspiró a estudiar obras tales como el Bhagavad Gita por primera vez.

Hacia la última década de su vida, HPB se recluyó cada vez más, centrándose en la escritura y la enseñanza mientras luchaba con su salud. “Isis sin velo”, su primera mayor obra, publicada en dos volúmenes en 1877, trataba las proposiciones fundamentales de la filosofía oriental. Fue un éxito inmediato, mil copias vendidas en los primeros 10 días de su publicación. El libro había sido escrito en los EE.UU. Mientras estuvo con el profesor Corson en la universidad de Comell, que declaró:

"Ella tenía un profundo conocimiento de todo, y su método de trabajo era de lo más inusual. Escribía en la cama, desde las nueve de la mañana, citando largos párrafos palabra por palabra de docenas de libros de los que tengo perfecta seguridad que no existían copias en esa época en América, traduciendo fácilmente de varios idiomas, y en ocasiones llamándome a mi estudio para saber cómo convertir alguna antigua expresión en inglés literario, porque por aquél entonces no había alcanzado la fluidez literaria de dicción que distinguiría a la Doctrina Secreta ". 

Según otros, HPB utilizaba libros en cualquier lugar que estuvieran disponibles, pero aquellos que no lo estaban, "los sacaba de la Luz Astral, o de sus instructores adeptos, o mediante la utilización de sus sentidos del alma."

Londres se convirtió en el centro de la sociedad teosófica en 1887, y HPB sustentaba una carga muy pesada de trabajo. La Doctrina Secreta: la síntesis de la ciencia, religión y filosofía fue publicada en dos volúmenes en 1888. El primer tomo, 'Cosmogénesis', describe cómo los mundos se originan y renacen y cómo nuestro globo y sus reinos evolucionaron hasta el momento en que se desarrolló la forma humana. 'Antropogénesis', el segundo tomo, presenta el despertar de la mente por la encarnación de las almas humanas de mundos anteriores, la consiguiente evolución de las primeras razas, y el futuro desarrollo proyectado para estas.

HPB fundó después la escuela esotérica, y publicó “La clave de la teosofía” y “La voz del silencio”. Murió en 1891 en Londres, después de quedarse bastante débil y a menudo siendo incapaz de andar.

Para unos, ella es un gran ser que abre nuevos derroteros al mundo; para otros, una peligrosa destructora de religiones; para los de acá, una compañera brillante; para los de acullá, una obscura expositora de inconcebibles metafísicas. Ora se la cree un gran corazón lleno de compasión hacia cuantos sufren, ora un alma que no conoce la piedad; bien una clarividente que penetra en las profundidades más recónditas de la humana psiquis, bien una ingenua que da crédito al último que la habla. Unos ponderan su paciencia sin límites; otros su turbulenta irascibilidad, y así hasta el infinito.
Tan difícil era para sus contemporáneos el dar una definición corriente de su compleja naturaleza; tan poco comunes eran sus cualidades y sus actos, a pesar de lo cual, todos cuantos la conocieron concuerdan en que poseía un extraordinario poder espiritual, poder que subyugaba a cuantos la rodeaban; que gozaba de una increíble capacidad para realizar trabajos intensos, y una paciencia sobrehumana para llevar a cabo su ideal y el cumplimiento de la voluntad del maestro. También es reconocido por todos el que tenía una sinceridad pasmosa y sin límites. Semejante sinceridad se manifiesta en toda expresión de su alma ardiente, que nunca retrocedía ante el qué dirán. Ello se revela también en la espontaneidad de sus cartas, como asimismo en cada detalle de su vida borrascosa y llena de sufrimientos, y no dejan de ser sorprendentes tales sinceridad y confianza en un ser tan rico en experiencias.

Una de las cualidades de HPB que ejercía gran atracción sobre sus amistades, y que al par la perjudicaba seriamente algunas veces, era su carácter vivo y mordaz. Quienes la conocieron, la recuerdan con amor y con deleite en su carácter decidido, impetuoso, jovial, vivo y perspicaz en una conversación siempre atrayente y sabia. Gustábale también bromear y salpimentar de emociones sus relatos.

En definitiva podemos decir de HPB que como cualquier gran maestro rompe los colosos cánones del razonamiento, impresiona, desconcierta, a veces repele, otras no se puede soportar, pero a la vez en la extraña personalidad de los maestros nuestra esencia reconoce la majestad de la divinidad, la verdad y el fresco aire que disipa el negro humo de la ignorancia. Débiles hombres que nos creemos tan fuertes y terminamos por crucificar al maestro que con infinita compasión sopla con profundo amor sobre las frentes de todos los seres que habitan este planeta que se queja herido de muerte. HPB preparó a la humanidad para poder recibir un conocimiento de tipo superior, un conocimiento que rasga enérgicamente el velo de Isis para iluminar a la raza humana, en el cual se descubre el misterio del ser, el misterio del fuego y la causa del sufrimiento. La gnosis no podría haber encajado en nuestra sociedad sin el dolor que Helena Petrovna Blavatsky tuvo que soportar a finales del siglo XIX.

Con motivo de su muerte, la publicación de Londres Review of Reviews escribió:
 "lo que madame Blavatsky hizo fue algo inconmensurablemente más importante que mover tazas de té. Hizo posible que los hombres y mujeres más cultivados y escépticos de esta generación creyeran... Que no sólo el mundo invisible que nos rodea contiene inteligencias mucho más superiores a nuestro propio conocimiento de la verdad, sino que es posible para el hombre entrar en comunión con estas inteligencias ocultas y silenciosas, y ser instruidos por ellas en los divinos misterios del tiempo y la eternidad." 

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