EL PUEBLO DE ISRAEL - LA ELECCION DIVINA -
La historia de la Elección Divina es la historia de la Salvación del hombre.
“Bahar” es el término hebreo que utiliza la Biblia para expresar el hecho de que el Israel fue el pueblo elegido de Dios. Este vocablo no aparece en la literatura hebrea hasta el libro del Deuteronomio.
La historia de Israel está unida a la historia de la Elección Divina, independientemente del término “Bahar” hablar de Israel es hablar de la Elección.
Si se estudia con detenimiento la Biblia, algo que queda claramente reflejado es que la formación de la comunidad israelita no fue un mero producto de la historia, ni fruto del azar. En algunos pasajes del Éxodo o en el libro de Números, queda constancia que la formación del pueblo de Israel debe su existencia a la intervención Divina, que quiso escogerle para que fuera el soporte de las promesas de Salvación. Dios fue preparando, a través de los tiempos previos antes de Abraham, la Elección de su Pueblo, así queda reflejado en los 11primeros capítulos del Génesis. Este evento corresponde a la prehistoria de la Elección.
A raíz de la “Caída del Hombre” por el Pecado Original; Dios se reservó, de generación en generación, a una serie de hombres justos como Enós, Henoc, Noé, etc. Pero hasta aquí no se puede hablar de Elección propiamente dicha, sino de tratamientos privilegiados, de preferencias Divinas.
Momento histórico de la Elección Divina
Existieron dos momentos cumbres en la Elección. El primero se sitúa en la época Patriarcal, tomando como comienzo el “llamado de Abraham” (Dios llama a Abraham y vuelca en él sus promesas de Salvación). En ese instante, Dios elige a Israel y llama a Abraham para ser el Padre de ese gran pueblo. (Génesis 15,18; 13,15; 22,18;26,24; etc.).
El segundo momento capital se sitúa posteriormente con Moisés en los días del éxodo, donde Dios ya establece relación con su pueblo.
Al estudiar el tema de la Elección se comprueba el hecho de que incluso para los propios israelitas es un enigma el porqué fueron elegidos por Dios. Se podría llegar a pensar que Dios eligió a Israel, sobre el resto de las demás naciones, en un acto arbitrario. Pero la realidad de los hechos no es que Dios escogió un pueblo, entre todos los pueblos de la Tierra, sino que creó un “Pueblo Nuevo”. Dios es el creador de Israel, y así queda reflejado en el Deuteronomio: “Yo soy Jehová, vuestro Santo, el creador de Israel” (Dt.32,6).
Al crear este nuevo Pueblo, Dios crea una Humanidad nueva, capaz de vivir de acuerdo a las leyes y principios divinos. Por eso el fundamento y origen del Pueblo de Israel es un hecho esencialmente sobrenatural, nacido de la voluntad amorosa de Dios hacia los hombres.
Origen de la palabra “Israel”
En el libro del Génesis (32,28) se narra que el Patriarca Jacob luchó toda la noche con una persona desconocida cerca del vado de Jabbōq. Al amanecer Jacob preguntó al extraño quién era, pero éste a su vez le preguntó por su nombre y, una vez enterado del nombre de Jacob, el desconocido le dijo que, a partir de entonces, se llamaría Israel porque había luchado con Dios y con los hombres y había vencido.
En hebreo, Israel es “Yiśrā’ēl”. Etimológicamente deriva del verbo “Sārāh”, que significa combatir o ser fuerte. De ahí que el pueblo elegido por Dios sería un pueblo fuerte, capaz de combatir y vencer. A partir de ese instante, el nombre de Israel no sólo se aplicó al Patriarca Jacob, sino que sirvió para nombrar a todo el pueblo hebreo que serían llamados “hijos de Israel” (Bene Yiśrā’ēl).
Esto hizo que el pueblo hebreo se sintiera unido desde sus orígenes con un vínculo común de sangre y de fe, formando un pueblo fuerte y poderoso.
Relación de Dios con su Pueblo
En la relación establecida entre Dios y su pueblo, la Divinidad ocupó la posiciónprivilegiada, destacando por su benevolencia, amor y fidelidad hacia ellos, sinperder por ello la autoridad soberana. Por otra parte, en cuanto al hombre enesta relación, destaca la capacidad de libre albedrío para responder o no a lallamada de Dios.
En la Biblia queda reflejada, unas veces, como unarelación de Padre e hijo; otras veces es común encontrar la similitud de Dios ysu esposa (el pueblo elegido).
El error de Israel como pueblo consistióen no saber comprender el alcance de su Elección, a pesar del esfuerzo realizadodurante mucho tiempo por los Profetas. Todo esto se ve reflejado en la segundaparte del libro de Isaías, en el que Israel acaba por traicionar y romper laAlianza.
Las Sagradas Escrituras reflejan el momento crítico en lahistoria del Pueblo Elegido, cuando Dios parece que abandona a Israel y lo dejaperderse entre los demás pueblos de la Tierra. A partir de ese punto ya no seráel “Israel total” el encargado de llevar adelante los planes de Dios, pues fueinfiel a su misión. De nuevo Dios habla de volver a edificar la “Virgen deIsrael” y que de nuevo serían plantadas viñas en los montes devastados deSamaria.
El“Resto”
Eneste momento crítico del pueblo hebreo, la misión se confía a un “Resto”,constituido, no sólo como hasta entonces por los hijos de Abraham según la carne(los descendientes de sangre); sino por aquellos a quien Dios daría un “corazónnuevo y un espíritu nuevo”.
“Así ha dicho Jehová: Yo os recogeré delos pueblos, y os congregaré de las tierras en las que estáis esparcidos, y osdaré la tierra de Israel... Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondrédentro de ellos...” (Ezequiel 11,17-19).
En el Antiguo Testamento seutilizan diferentes términos para designar “la pequeña parte” de un pueblo quese salva de la ruina decretada por Dios. La expresión “Še’ar” define a este“Resto” o parte salvada (Isaías 10,20), no siendo esta idea de origen religioso,ni cultural, sino más bien político y militar.
En muchos textos bíblicostambién se utiliza este término para designar a: resto de Babel, resto de losfilisteos, Lot y su familia salvados de Sodoma, etc. Aquí la noción de “Resto”adquiere un sentido especial, pues implica una esperanza de subsistencia, ungrupo salvado del Juicio Divino.
Los Profetas utilizaron y desarrollaronnotablemente la idea religiosa de “Resto” como portador de las promesas divinasy el beneficiario, en los últimos tiempos, de la Salvación. Por ejemplo, en ellibro de Ezequiel se explica que el Juicio Divino separaría el “Resto Santo” delos rebeldes e infieles (Ez. 20,38; 34,20).
En otras partes de la Bibliaa este “Resto” se le denomina como “los pobres de Jehová” (Isaías49,13).
En el libro de Isaías se exponen algunas condiciones y maticessobre el “Resto”:
- Será obra de Dios (Is. 4).
- Se apoyará sólo enDios y no en alianzas políticas (Is. 10,20).
- Vivirá por la fe (Is.28,16).
- Será Santo (Is. 4,3).
Jeremías incorpora dentro del “Resto”a los llamados “desterrados de Babilonia” (Jer. 24,1). Ezequiel precisa más esteconcepto diciendo que no son los supervivientes de Judá, ni los desterrados deBabilonia, los que lo formarán, sino que sólo el Juicio Divino discernirá elverdadero “Resto” (Ez. 20,37; 34,20).
Los Profetas fueron perfilando laimagen del nuevo pueblo y del nuevo enviado de Dios mucho tiempo antes de queesto ocurriera. Así anunciaba Isaías al nuevo siervo de Jehová:
“Heaquí que se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes deque salgan a la luz, yo os las haré notorias... He aquí mi siervo, yo lesostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobreél mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones... Yo Jehová te he llamado enjusticia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto alpueblo, por la luz de las naciones” (Is. 42).
De aquí surge la figuradel siervo de Jehová, que realiza con su padecimiento y muerte la misiónconfiada al “Resto” (Is. 52,13; 53). Sin lugar a dudas, el Profeta Isaías,anunciaba con tiempo de antelación la venida del Gran Patriarca Gnóstico Jesúsel Cristo.
Jesús es el gran elegido de los tiempos, la piedra preciosasobre la que se levanta todo el edificio del primitivo cristianismo gnóstico. Elnuevo pueblo de Dios que nace conquistado por la sangre de Cristo, heredero dela Elección Divina, no es otro que la Iglesia fundada por Jesucristo. Éste es elnuevo pueblo de Israel del que hablaba Pablo de Tarso en su epístola a losgálatas.
En la Biblia, Dios no vuelve a hablar con la expresión “mipueblo” a partir de la época de los Profetas, sino que comienza a usar eltérmino “elegido”, su “Pueblo Elegido”.
Este nuevo Israel es una razaelegida, por eso Pablo de Tarso, en su carta a los romanos decía que era unpueblo injertado en el olivo de la elección.
Jesús el Cristo es elElegido de Dios por antonomasia, el siervo llamado desde el seno materno, másaún, llamado desde antes de la creación del mundo, para concentrar en sí elnuevo pueblo de Dios y para recapitular todas las “Elecciones” hechas en elpasado. Todo esto puede verificarse en los diversos pasajes del NuevoTestamento, como en las epístolas de los Apóstoles.
La llegada de Jesúsel Cristo, hecho de gran trascendencia histórica y espiritual para la Humanidad,hace cambiar el sentido de la “Elección”, ésta toma un rumbo diferente alpasado, las perspectivas de Salvación toman un nuevo y revolucionariosentido.
A partir de Cristo, los elegidos, no lo son de acuerdo a ladescendencia de Abraham como en el pasado, sino de acuerdo al espíritu;considerándose hijos de Abraham a todos los que se justifican por su fe, estén ono circuncidados, desapareciendo todas las diferencias de raza, país y cultura(así lo explica Pablo de Tarso en sus cartas a los gálatas y romanos).
Deesta forma la Elección Divina se alarga en potencia a todos los pueblos, a todoslos individuos, teniendo todos el derecho de pertenecer al Israel de Dios, dondeya no cuentan los títulos de carne o sangre, sino haber nacido a Dios mediantela fe en el Cristo.
El pueblo judío, al rechazar a Jesús como Mesías, sedespojó a sí mismo del título de Pueblo Elegido.
Los judíos del tiempode Jesús, creían todavía que ser hijos de Abraham les garantizaba la proteccióndivina, por lo que Jesús y las primeras comunidades cristianas tuvieron queluchar contra esas torcidas interpretaciones sobre la Elección. Jesús envía asus doce apóstoles a recorrer la Tierra llevando el mensaje, pero les recuerdaque también deben ir a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Por eso Pedro,después de la muerte de Jesús, se dirigió primero a los israelitas, al igual quehizo Pablo a lo largo de sus viajes misionales. También Lucas explica que Cristoes llamado “la consolación de Israel” y dice que él es su Rey y su Salvador (Lc.2,25).
La esperanza de Salvación del Pueblo Elegido, se transmitió a losdoce Apóstoles del Cristo, de forma que ellos, al igual que las doce tribus deIsrael, representan al nuevo pueblo y juzgarán a las doce tribus cuando venga elHijo del Hombre (Mateo 19,28).
En la Iglesia de Jesucristo (que fue elúltimo acto creador del Pueblo Elegido) quedaba contenido tanto el “Resto” delos judíos como de los gentiles. Obviamente la referencia no es a la IglesiaCatólica sino a la Santa Iglesia Gnóstica.
Pedro, al referirse al nuevoPueblo Elegido, usaba los calificativos de “linaje elegido”, “sacerdocio real” y“nación santa”. Estudiando el Antiguo Testamento se observa que Moisés empleóestos mismos términos cuando selló la Alianza en el Sinaí (Éxodo 19, 5-6). Enesos calificativos se contienen las características de este Pueblo. El V.M.Samael explica que “sacerdocio real” es el sacerdote investido por la orden deMelchisedec.
La Elección Divina representa un privilegio para el serhumano, el privilegio de servir a Dios al tiempo que a sus semejantes. Elsacrificio por la Humanidad mediante la predicación o propagación de lasenseñanzas es la mejor forma de asegurar la continuidad a través del tiempo deese Pueblo Elegido. Los primeros discípulos del Cristo así lo entendieron y seentregaron de lleno a la propagación del Evangelio.
Al analizar lacomposición del Pueblo Elegido, desde sus comienzos hasta la venida de Jesús, seobserva que existe una reducción progresiva del número que lo componían. Alprincipio era la Humanidad entera, después sólo el pueblo de Israel, más tardeel “Resto” del pueblo de Israel y finalmente el siervo de Jehová, el Hijo delHombre.
Pero a partir de Cristo se realiza el camino contrario. Si lahistoria de la Salvación tiende a la unidad (Cristo), después de Cristo setiende a la multitud (la Humanidad).
El libro de los Hechos subraya elcrecimiento progresivo de los creyentes en Cristo, e incluso Pablo de Tarsoexpone en sus escritos la razón teológica profunda de este movimiento dereducción hasta Cristo y progresión a partir de Cristo (Gálatas 3, 6;4,7).
Los Padres de la Iglesia profundizaron bastante en el concepto de“Israel” y explicaron por qué Jesucristo y su Salvación (la verdadera Iglesia)aparecen, aparentemente, en la historia de la Humanidad tan tarde en el tiempo.A este respecto escribieron páginas admirables como las de Orígenes, en las queexplicaba que la Iglesia estaba edificada, no sólo sobre el fundamento de losApóstoles sino también en los Profetas y decía: “No debes creer que se llamaesposa o iglesia, sólo desde la venida del Señor, sino que existe desde elprincipio del género humano y desde la creación del mundo”. El V.M. Samael decíalo mismo: “A esta Iglesia pertenecen Cristo y sus Profetas”.
El Patriarcagnóstico San Agustín en su obra “De Peccato Originali”escribía:
“Existe un Dios y un mediador entre Dios y los hombres; elmediador Jesucristo, y en él tiene Dios a todos los que obran por la fe, ya queresucitó de entre los muertos. Por consiguiente, sin fe en el único mediadorentre Dios y los hombres no hubieran podido ser liberados del pecado, yjustificados por la Gracia de Dios, los justos del Antiguo Testamento y los“paganos” que viven justamente los cuales pertenecen al cuerpo de la Iglesia. Aella pertenecen los Patriarcas, los Profetas y todos los demás justos del pueblojudío. Sería absurdo decir que Abraham, cuyos hijos en la fe somos nosotros, noperteneció a la Iglesia”.
El Nuevo Testamento no habla sólo de lasustitución del pasado pueblo de Israel por el pueblo cristiano sino que, segúnPablo de Tarso, este pueblo se extiende en el tiempo, a través de lossiglos.
Este Pueblo Elegido tendrá también su desenlace final, explicadoen el Apocalipsis de San Juan que dice: “Y oí el número de los sellados: cientocuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de Israel. De la tribu deJudá, doce mil sellados; de la tribu de Rubén, doce mil sellados; de la tribu deGad, doce mil sellados...”
Lasdoce tribus de Israel
Latradición bíblica presenta al pueblo de Israel dividido en doce tribus quedescienden del Patriarca Jacob. La estructuración del pueblo, en tribus, clanesy familias, era una forma de supervivencia del nomadismo primitivo.
Lasdoce tribus de Israel se relacionan en el siguiente orden (existen otras listascon algunas variantes, siendo esta la más habitual):
1. Rubén
2.Simeón
3. Leví
4. Judá
5. Zabulón
6. Isacar
7.Dan
8. Gad
9. Aser
10. Neftalí
11. José
12. Benjamín
“Bahar” es el término hebreo que utiliza la Biblia para expresar el hecho de que el Israel fue el pueblo elegido de Dios. Este vocablo no aparece en la literatura hebrea hasta el libro del Deuteronomio.
La historia de Israel está unida a la historia de la Elección Divina, independientemente del término “Bahar” hablar de Israel es hablar de la Elección.
Si se estudia con detenimiento la Biblia, algo que queda claramente reflejado es que la formación de la comunidad israelita no fue un mero producto de la historia, ni fruto del azar. En algunos pasajes del Éxodo o en el libro de Números, queda constancia que la formación del pueblo de Israel debe su existencia a la intervención Divina, que quiso escogerle para que fuera el soporte de las promesas de Salvación. Dios fue preparando, a través de los tiempos previos antes de Abraham, la Elección de su Pueblo, así queda reflejado en los 11primeros capítulos del Génesis. Este evento corresponde a la prehistoria de la Elección.
A raíz de la “Caída del Hombre” por el Pecado Original; Dios se reservó, de generación en generación, a una serie de hombres justos como Enós, Henoc, Noé, etc. Pero hasta aquí no se puede hablar de Elección propiamente dicha, sino de tratamientos privilegiados, de preferencias Divinas.
Momento histórico de la Elección Divina
Existieron dos momentos cumbres en la Elección. El primero se sitúa en la época Patriarcal, tomando como comienzo el “llamado de Abraham” (Dios llama a Abraham y vuelca en él sus promesas de Salvación). En ese instante, Dios elige a Israel y llama a Abraham para ser el Padre de ese gran pueblo. (Génesis 15,18; 13,15; 22,18;26,24; etc.).
El segundo momento capital se sitúa posteriormente con Moisés en los días del éxodo, donde Dios ya establece relación con su pueblo.
Al estudiar el tema de la Elección se comprueba el hecho de que incluso para los propios israelitas es un enigma el porqué fueron elegidos por Dios. Se podría llegar a pensar que Dios eligió a Israel, sobre el resto de las demás naciones, en un acto arbitrario. Pero la realidad de los hechos no es que Dios escogió un pueblo, entre todos los pueblos de la Tierra, sino que creó un “Pueblo Nuevo”. Dios es el creador de Israel, y así queda reflejado en el Deuteronomio: “Yo soy Jehová, vuestro Santo, el creador de Israel” (Dt.32,6).
Al crear este nuevo Pueblo, Dios crea una Humanidad nueva, capaz de vivir de acuerdo a las leyes y principios divinos. Por eso el fundamento y origen del Pueblo de Israel es un hecho esencialmente sobrenatural, nacido de la voluntad amorosa de Dios hacia los hombres.
Origen de la palabra “Israel”
En el libro del Génesis (32,28) se narra que el Patriarca Jacob luchó toda la noche con una persona desconocida cerca del vado de Jabbōq. Al amanecer Jacob preguntó al extraño quién era, pero éste a su vez le preguntó por su nombre y, una vez enterado del nombre de Jacob, el desconocido le dijo que, a partir de entonces, se llamaría Israel porque había luchado con Dios y con los hombres y había vencido.
En hebreo, Israel es “Yiśrā’ēl”. Etimológicamente deriva del verbo “Sārāh”, que significa combatir o ser fuerte. De ahí que el pueblo elegido por Dios sería un pueblo fuerte, capaz de combatir y vencer. A partir de ese instante, el nombre de Israel no sólo se aplicó al Patriarca Jacob, sino que sirvió para nombrar a todo el pueblo hebreo que serían llamados “hijos de Israel” (Bene Yiśrā’ēl).
Esto hizo que el pueblo hebreo se sintiera unido desde sus orígenes con un vínculo común de sangre y de fe, formando un pueblo fuerte y poderoso.
Relación de Dios con su Pueblo
En la relación establecida entre Dios y su pueblo, la Divinidad ocupó la posiciónprivilegiada, destacando por su benevolencia, amor y fidelidad hacia ellos, sinperder por ello la autoridad soberana. Por otra parte, en cuanto al hombre enesta relación, destaca la capacidad de libre albedrío para responder o no a lallamada de Dios.
En la Biblia queda reflejada, unas veces, como unarelación de Padre e hijo; otras veces es común encontrar la similitud de Dios ysu esposa (el pueblo elegido).
El error de Israel como pueblo consistióen no saber comprender el alcance de su Elección, a pesar del esfuerzo realizadodurante mucho tiempo por los Profetas. Todo esto se ve reflejado en la segundaparte del libro de Isaías, en el que Israel acaba por traicionar y romper laAlianza.
Las Sagradas Escrituras reflejan el momento crítico en lahistoria del Pueblo Elegido, cuando Dios parece que abandona a Israel y lo dejaperderse entre los demás pueblos de la Tierra. A partir de ese punto ya no seráel “Israel total” el encargado de llevar adelante los planes de Dios, pues fueinfiel a su misión. De nuevo Dios habla de volver a edificar la “Virgen deIsrael” y que de nuevo serían plantadas viñas en los montes devastados deSamaria.
El“Resto”
Eneste momento crítico del pueblo hebreo, la misión se confía a un “Resto”,constituido, no sólo como hasta entonces por los hijos de Abraham según la carne(los descendientes de sangre); sino por aquellos a quien Dios daría un “corazónnuevo y un espíritu nuevo”.
“Así ha dicho Jehová: Yo os recogeré delos pueblos, y os congregaré de las tierras en las que estáis esparcidos, y osdaré la tierra de Israel... Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondrédentro de ellos...” (Ezequiel 11,17-19).
En el Antiguo Testamento seutilizan diferentes términos para designar “la pequeña parte” de un pueblo quese salva de la ruina decretada por Dios. La expresión “Še’ar” define a este“Resto” o parte salvada (Isaías 10,20), no siendo esta idea de origen religioso,ni cultural, sino más bien político y militar.
En muchos textos bíblicostambién se utiliza este término para designar a: resto de Babel, resto de losfilisteos, Lot y su familia salvados de Sodoma, etc. Aquí la noción de “Resto”adquiere un sentido especial, pues implica una esperanza de subsistencia, ungrupo salvado del Juicio Divino.
Los Profetas utilizaron y desarrollaronnotablemente la idea religiosa de “Resto” como portador de las promesas divinasy el beneficiario, en los últimos tiempos, de la Salvación. Por ejemplo, en ellibro de Ezequiel se explica que el Juicio Divino separaría el “Resto Santo” delos rebeldes e infieles (Ez. 20,38; 34,20).
En otras partes de la Bibliaa este “Resto” se le denomina como “los pobres de Jehová” (Isaías49,13).
En el libro de Isaías se exponen algunas condiciones y maticessobre el “Resto”:
- Será obra de Dios (Is. 4).
- Se apoyará sólo enDios y no en alianzas políticas (Is. 10,20).
- Vivirá por la fe (Is.28,16).
- Será Santo (Is. 4,3).
Jeremías incorpora dentro del “Resto”a los llamados “desterrados de Babilonia” (Jer. 24,1). Ezequiel precisa más esteconcepto diciendo que no son los supervivientes de Judá, ni los desterrados deBabilonia, los que lo formarán, sino que sólo el Juicio Divino discernirá elverdadero “Resto” (Ez. 20,37; 34,20).
Los Profetas fueron perfilando laimagen del nuevo pueblo y del nuevo enviado de Dios mucho tiempo antes de queesto ocurriera. Así anunciaba Isaías al nuevo siervo de Jehová:
“Heaquí que se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes deque salgan a la luz, yo os las haré notorias... He aquí mi siervo, yo lesostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobreél mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones... Yo Jehová te he llamado enjusticia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto alpueblo, por la luz de las naciones” (Is. 42).
De aquí surge la figuradel siervo de Jehová, que realiza con su padecimiento y muerte la misiónconfiada al “Resto” (Is. 52,13; 53). Sin lugar a dudas, el Profeta Isaías,anunciaba con tiempo de antelación la venida del Gran Patriarca Gnóstico Jesúsel Cristo.
Jesús es el gran elegido de los tiempos, la piedra preciosasobre la que se levanta todo el edificio del primitivo cristianismo gnóstico. Elnuevo pueblo de Dios que nace conquistado por la sangre de Cristo, heredero dela Elección Divina, no es otro que la Iglesia fundada por Jesucristo. Éste es elnuevo pueblo de Israel del que hablaba Pablo de Tarso en su epístola a losgálatas.
En la Biblia, Dios no vuelve a hablar con la expresión “mipueblo” a partir de la época de los Profetas, sino que comienza a usar eltérmino “elegido”, su “Pueblo Elegido”.
Este nuevo Israel es una razaelegida, por eso Pablo de Tarso, en su carta a los romanos decía que era unpueblo injertado en el olivo de la elección.
Jesús el Cristo es elElegido de Dios por antonomasia, el siervo llamado desde el seno materno, másaún, llamado desde antes de la creación del mundo, para concentrar en sí elnuevo pueblo de Dios y para recapitular todas las “Elecciones” hechas en elpasado. Todo esto puede verificarse en los diversos pasajes del NuevoTestamento, como en las epístolas de los Apóstoles.
La llegada de Jesúsel Cristo, hecho de gran trascendencia histórica y espiritual para la Humanidad,hace cambiar el sentido de la “Elección”, ésta toma un rumbo diferente alpasado, las perspectivas de Salvación toman un nuevo y revolucionariosentido.
A partir de Cristo, los elegidos, no lo son de acuerdo a ladescendencia de Abraham como en el pasado, sino de acuerdo al espíritu;considerándose hijos de Abraham a todos los que se justifican por su fe, estén ono circuncidados, desapareciendo todas las diferencias de raza, país y cultura(así lo explica Pablo de Tarso en sus cartas a los gálatas y romanos).
Deesta forma la Elección Divina se alarga en potencia a todos los pueblos, a todoslos individuos, teniendo todos el derecho de pertenecer al Israel de Dios, dondeya no cuentan los títulos de carne o sangre, sino haber nacido a Dios mediantela fe en el Cristo.
El pueblo judío, al rechazar a Jesús como Mesías, sedespojó a sí mismo del título de Pueblo Elegido.
Los judíos del tiempode Jesús, creían todavía que ser hijos de Abraham les garantizaba la proteccióndivina, por lo que Jesús y las primeras comunidades cristianas tuvieron queluchar contra esas torcidas interpretaciones sobre la Elección. Jesús envía asus doce apóstoles a recorrer la Tierra llevando el mensaje, pero les recuerdaque también deben ir a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Por eso Pedro,después de la muerte de Jesús, se dirigió primero a los israelitas, al igual quehizo Pablo a lo largo de sus viajes misionales. También Lucas explica que Cristoes llamado “la consolación de Israel” y dice que él es su Rey y su Salvador (Lc.2,25).
La esperanza de Salvación del Pueblo Elegido, se transmitió a losdoce Apóstoles del Cristo, de forma que ellos, al igual que las doce tribus deIsrael, representan al nuevo pueblo y juzgarán a las doce tribus cuando venga elHijo del Hombre (Mateo 19,28).
En la Iglesia de Jesucristo (que fue elúltimo acto creador del Pueblo Elegido) quedaba contenido tanto el “Resto” delos judíos como de los gentiles. Obviamente la referencia no es a la IglesiaCatólica sino a la Santa Iglesia Gnóstica.
Pedro, al referirse al nuevoPueblo Elegido, usaba los calificativos de “linaje elegido”, “sacerdocio real” y“nación santa”. Estudiando el Antiguo Testamento se observa que Moisés empleóestos mismos términos cuando selló la Alianza en el Sinaí (Éxodo 19, 5-6). Enesos calificativos se contienen las características de este Pueblo. El V.M.Samael explica que “sacerdocio real” es el sacerdote investido por la orden deMelchisedec.
La Elección Divina representa un privilegio para el serhumano, el privilegio de servir a Dios al tiempo que a sus semejantes. Elsacrificio por la Humanidad mediante la predicación o propagación de lasenseñanzas es la mejor forma de asegurar la continuidad a través del tiempo deese Pueblo Elegido. Los primeros discípulos del Cristo así lo entendieron y seentregaron de lleno a la propagación del Evangelio.
Al analizar lacomposición del Pueblo Elegido, desde sus comienzos hasta la venida de Jesús, seobserva que existe una reducción progresiva del número que lo componían. Alprincipio era la Humanidad entera, después sólo el pueblo de Israel, más tardeel “Resto” del pueblo de Israel y finalmente el siervo de Jehová, el Hijo delHombre.
Pero a partir de Cristo se realiza el camino contrario. Si lahistoria de la Salvación tiende a la unidad (Cristo), después de Cristo setiende a la multitud (la Humanidad).
El libro de los Hechos subraya elcrecimiento progresivo de los creyentes en Cristo, e incluso Pablo de Tarsoexpone en sus escritos la razón teológica profunda de este movimiento dereducción hasta Cristo y progresión a partir de Cristo (Gálatas 3, 6;4,7).
Los Padres de la Iglesia profundizaron bastante en el concepto de“Israel” y explicaron por qué Jesucristo y su Salvación (la verdadera Iglesia)aparecen, aparentemente, en la historia de la Humanidad tan tarde en el tiempo.A este respecto escribieron páginas admirables como las de Orígenes, en las queexplicaba que la Iglesia estaba edificada, no sólo sobre el fundamento de losApóstoles sino también en los Profetas y decía: “No debes creer que se llamaesposa o iglesia, sólo desde la venida del Señor, sino que existe desde elprincipio del género humano y desde la creación del mundo”. El V.M. Samael decíalo mismo: “A esta Iglesia pertenecen Cristo y sus Profetas”.
El Patriarcagnóstico San Agustín en su obra “De Peccato Originali”escribía:
“Existe un Dios y un mediador entre Dios y los hombres; elmediador Jesucristo, y en él tiene Dios a todos los que obran por la fe, ya queresucitó de entre los muertos. Por consiguiente, sin fe en el único mediadorentre Dios y los hombres no hubieran podido ser liberados del pecado, yjustificados por la Gracia de Dios, los justos del Antiguo Testamento y los“paganos” que viven justamente los cuales pertenecen al cuerpo de la Iglesia. Aella pertenecen los Patriarcas, los Profetas y todos los demás justos del pueblojudío. Sería absurdo decir que Abraham, cuyos hijos en la fe somos nosotros, noperteneció a la Iglesia”.
El Nuevo Testamento no habla sólo de lasustitución del pasado pueblo de Israel por el pueblo cristiano sino que, segúnPablo de Tarso, este pueblo se extiende en el tiempo, a través de lossiglos.
Este Pueblo Elegido tendrá también su desenlace final, explicadoen el Apocalipsis de San Juan que dice: “Y oí el número de los sellados: cientocuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de Israel. De la tribu deJudá, doce mil sellados; de la tribu de Rubén, doce mil sellados; de la tribu deGad, doce mil sellados...”
Lasdoce tribus de Israel
Latradición bíblica presenta al pueblo de Israel dividido en doce tribus quedescienden del Patriarca Jacob. La estructuración del pueblo, en tribus, clanesy familias, era una forma de supervivencia del nomadismo primitivo.
Lasdoce tribus de Israel se relacionan en el siguiente orden (existen otras listascon algunas variantes, siendo esta la más habitual):
1. Rubén
2.Simeón
3. Leví
4. Judá
5. Zabulón
6. Isacar
7.Dan
8. Gad
9. Aser
10. Neftalí
11. José
12. Benjamín
Antesde morir Jacob, vaticinó a sus hijos la suerte de sus tribus. Judá fue alabadopor encima de sus hermanos y le aseguró la supremacía sobre losdemás.
Desde el principio hubo oposición por parte de las tribusasentadas en el Norte, con la de Judá, situada en el Sur. Flavio Josefo(historiador judío del siglo I) decía que la palabra “judío” era un nombregentilicio derivado de Judá. De hecho el término “judío” se aplica a partir deldestierro del pueblo de Israel y se usó para designar a los israelitas del reinode Judá.
El V.M. Samael aclara en sus libros la simbología de estastribus explicando que toda la pobre Humanidad se desarrolla y desenvuelve endoce tribus entre la matriz zodiacal. De cada una de las doce tribus sólo haydoce mil sellados simbolizando el arcano 12 del Tarot. Este arcano es elfundamento de la Jerusalén Celestial y representa el sacrificio y la obrarealizada, es decir, el apostolado. También explica, que si se sumakabalísticamente el número total de sellados en las doce tribus obtendremos elnúmero 9 (12.000 x 12 = 144.000; 1 + 4 + 4 = 9). El nueve corresponde a laNovena Esfera con lo que se entiende que sólo serán salvados aquellos que hayantrabajado con el arcano A.Z.F.
Sólo con el Gran Arcano la humanidad puedey recibir el nombre del Padre en la frente. Con el arcano A.Z.F. las doce tribusreciben la señal de Dios. Con el sello del Dios vivo, queda clasificada laHumanidad. Sólo unos pocos han recibido la señal delCordero.
Melchisedec, el Genio de la Tierra, realizó una profecía en elTíbet sobre los tiempos del fin que dice:
“Entonces yo enviaré unpueblo desconocido hasta ahora, el cual con la mano fuerte arrancará las malashierbas del terreno del cultivo y del vicio; y conducirá a los pocos quepermanecen fieles al espíritu del hombre en la batalla contra el Mal. Fundaránuna nueva vida sobre la Tierra purificada por la muerte de lasnaciones”.
En esta profecía, Melchisedec, habla de un “pueblodesconocido” que no es el pueblo de Israel ni el que siguió después de Israel.Según dice el V.M. Samael, la Humanidad ha rasgado ya seis sellos del gran librode San Juan, y cuando rasgue el séptimo sello se cumplirá todo. También explicóque ese pueblo selecto ya se está formado y que verá aparecer el “doble arcoiris” en las nubes como señal de una nueva Alianza de Dios con loshombres.
Por eso Virgilio, el poeta de Mantua, dijo:
“Ya llególa Edad de Oro y una nueva progenie manda”.
E.M.(España)
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