JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

miércoles, 9 de marzo de 2011

EL CRISTO INTIMO.-

EL CRISTO INTIMO

Jesús el Cristo, precisamente, vino en el momento más grave de la historia del mundo: vino en el instante preciso en que la humanidad se lanzaba, exactamente, por el ciclo descendente, involutivo, del Kali Yuga.

Jesús el Cristo, el Gran Iniciado que apareció hace 1975 años, nos trajo una Doctrina extraordinaria, una Doctrina maravillosa que, desgraciadamente, muy pocos han entendido, quiero referirme, en forme clara, a la Doctrina del Gnosticismo Universal, quiero referirme a la Doctrina del Cristo Íntimo...

Cuando uno medita sobre los Cuatro Evangelios, descubre en ellos Alquimia y Cábala; abunda en los Cuatro Evangelios la clarividencia, los desdoblamientos astrales, los estados de Jinas, la curación por imposición de manos, la oración, la profecía, la iluminación, etc.

Obviamente, los Cuatro Evangelios no pueden ser entendidos sino, exclusivamente, por cristianos auténticos. Incuestionablemente, los Cuatro Evangelios son alquimistas, son cabalistas y son mágicos, en un ciento por ciento.
El Cristianismo ha tenido dos aspectos: el primero es el aspecto exotérico o público, de las tradiciones populares. El segundo, es el aspecto esotérico, oculto. El primero viene a ser el de la multitud; el segundo, el de los selectos.

La Doctrina del Cristo Íntimo es asombrosa, revolucionaria, terrible...

Jesús, el Gran Kabir, tiene el mérito de haber traído la Doctrina del Cristo Interior. Desafortunadamente, las gentes interpretan los Evangelios a la letra muerta. Basta, muchas veces, un versículo para que del mismo se forme una nueva secta. Hay más de 5.000 sectas basadas en los Evangelios, entonces, ¿cuál de ellas tiene la razón? ¿Cuál de ellas está en lo cierto? ¿Cuál de ellas ha comprendido, realmente, la Doctrina del Salvador?
Si todas las sectas de tipo cristiano hubieran entendido los Evangelios, cabalmente, no existiría sino una sola. Mas, por el hecho mismo de que existen tantos y tantos miles de sectas, basadas en los versículos bíblicos, podemos deducir que todos están confundidos y que nadie ha entendido los Evangelios.

Estos están escritos en clave; fueron escritos por Iniciados y para Iniciados. Fueron escritos 400 años después de la venida del Gran Kabir. ¿Quién podría entenderlos? Solamente los gnósticos, los esoteristas, aquellos que conocen la Doctrina Secreta del Salvador del mundo.
La vida, pasión y muerte del Cristo, no es exclusiva cuestión histórica de un pasado. La vida, pasión y muerte del Gran Kabir hay que entenderla. La palabra “Jesús”, en sí misma, es una palabra hebraica: “Jeshuá”, es decir, “Salvador”.

Nosotros necesitamos saber, exactamente, cuál es el “Salvador”, quién es el que puede salvarnos...

Todas las teogonías afirman, claramente, que existe un Principio Masculino Universal: se le llama “José”, en el Cristianismo; se le dice “Osiris”, entre los egipcios; pero, ¿quién es, exactamente ese Principio, qué es?

El Padre. Bien, ¿y qué es el Padre? Para las religiones, meramente, exotéricas o populares, el Padre es una personalidad celeste que nada tiene que ver con nuestros procesos íntimos. Pero para los esoteristas, para los verdaderos Magos, para los verdaderos Iniciados, el Padre es la Mónada Interior, nuestro Dios Interno particular, individual...

Él se desdobla a sí mismo en una Madre Divina Kundalini, en esa “Serpiente Ígnea de los mágicos poderes” que hablan los indostanes, en Dios-Madre...

Ella, la Inefable, antes de ser fecundada por su Divino Esposo, el Espíritu Santo, es la Virgen Negra de las criptas de todas las catedrales góticas de la Edad Media; es la Virgen Negra que otrora fuera celebrada en sus fiestas en forma magnífica; es la Virgen Negra a la que se le consagraron, en otras edades, ceras o veladoras verdes...

Pero al ser fecundada por el Logos, por el Padre, por su Esposo, se convierte entonces en la Isis que lleva a su niño en sus brazos. Y es que el Logos, el Cristo Íntimo desciende a Ella.
Y es que el Logos, el Cristo Señor, nace de Ella por obra y gracia de su Divino Esposo, el Espíritu Santo. Entonces resplandece maravillosa..., lleva al Niño en sus brazos.

Bien, es necesario que nosotros entendamos el Esoterismo Crístico y Mágico; es urgente que nosotros entendamos que Jesús, el Gran Kabir, no es algo extraño a nosotros; es necesario que nosotros entendamos que nuestro Jesucristo particular individual es lo que cuenta.

Ese “Jeshuá”, ese “Salvador Interior” ha de venir a nosotros para salvarnos. Y Él nace en nosotros, precisamente, en el momento más adecuado: Él nace en nosotros cuando trabajamos sobre sí mismos para eliminar de nuestro organismo todos los defectos psicológicos que realmente poseemos; entonces es cuando comienza el trabajo de la cristificación...

Mas esto que estoy diciendo, necesita algún medio de comprobación (el profano necesita “ver” de alguna forma, tocar, palpar para saber qué hay de real en todas estas cuestiones)...
La Gnosis tiene medios, sistemas exactos, por medio de los cuales se puede evidenciar por sí mismo, verificar el crudo realismo de lo que aquí estamos hablando. Nosotros tenemos técnicas especiales que permiten a todos los seres humanos ver, oír, tocar y palpar, el realismo de estas cuestiones.

Así pues, el Cristo Íntimo, el Jesucristo Interior es lo que cuenta. Cuando Pablo en sus Epístolas alude a Jesús el Cristo, rara vez se refiere al Gran Kabir histórico; normalmente se refiere al Jesucristo Interior, al Jesucristo particular, individual.

Aunque Jesús haya nacido mil veces en Belén, de nada serviría eso si no nace en nuestro corazón también. Y así haya muerto y resucitado en la Tierra Santa, de nada serviría eso si no muriera y resucitara en nosotros también.

Así pues, en este momento en que se inicia la Era de Acuario, en este preciso momento en que la humanidad se encuentra abocada ante su propio destino, en este instante en que estamos ante el dilema del Ser o no Ser de la Filosofía, no nos queda más remedio que el Cristo Íntimo.

¡El Cristo, no es de afuera de donde habrá de venir! La segunda venida del Cristo es interior, profunda; Él ha de surgir en el fondo mismo de nuestra Conciencia; Él ha de salir de las profundidades vivas de nuestra Alma; Él ha de emerger en nuestros corazones. Así es como ha de entenderse la segunda venida del Cristo.

Es necesario entender que, cuando uno, de verdad, está trabajando sobre sí mismo, cuando uno se propone, ciertamente, eliminar de su psiquis los defectos psicológicos que posee (ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc.), el Cristo Íntimo viene en nuestro auxilio. ¡Ésa es la Navidad del Corazón!

Él se hace Hombre entre los hombres; Él se viste con cuerpo de carne y hueso; Él se hace cargo de todos nuestros procesos mentales, sentimentales, emocionales, sexuales, etc. Y así, desde adentro, Él viene e intenta salvarnos, ésa es la esencia del Salvator Salvandus.
El Gnosticismo Universal estudia los Evangelios, penetra en su sentido más profundo...

Judas, Pilatos y Caifás, no es algo exterior. Judas es el demonio del deseo, y todos lo llevamos dentro; Pilatos es el demonio de la mente, que siempre se está lavando la manos, que nunca tiene la culpa; Caifás, es el demonio de la mala voluntad. Éstos son los tres traidores, éstos son los que entregan al Cristo Íntimo.

En cuanto a las multitudes que gritan: “Crucifixia, crucifixia, crucifixia”..., están dentro de nosotros mismos, aquí y ahora: son los demonios vivos de nuestras pasiones animales, son nuestros propios defectos, son nuestros propios errores, son esa pluralidad del mí mismo, del sí mismo...

Nuestro Gran Salvador Interior profundo tiene que vivir (en cada uno de nosotros) su vida, pasión y muerte, y resurrección. Él tiene que vivir el drama cósmico dentro de nosotros: los demonios tentadores de nuestras pasiones son, exactamente, los que le azotan, lo que le escupen, los que le abofetean; los demonios tentadores de nuestros vicios y errores son, exactamente, los mismos que lo torturan, los mismos que ponen en sus sienes la corona de espinas, los mismos que le crucifican interiormente...

Y al fin, el Cristo Íntimo muere. Y con su muerte, lo único que hace es matar a la muerte. Y al fin, resucita dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.
Quienes aplazan la resurrección para un lejano futuro indefinido, están equivocados. La resurrección debe lograrse ahora mismo, aquí mismo, a lo vivo, en carne y hueso, personalmente...

Cuando el Jesucristo Íntimo resucita en nosotros, nosotros resucitamos en Él, y entonces nos levantamos transformados...

Jesús el Cristo no es, pues, una teoría. Desafortunadamente se ha abusado tanto del Cristo Íntimo, se ha abusado tanto del Señor de Perfección, se ha explotado tanto su nombre, que ya las gentes, verdaderamente, no creen.

Cuando se habla sobre Jesús, todos suponen que se trata de una nueva secta religiosa; cuando se habla sobre el Cristo, todos piensan que es una teoría más, una doctrina más. Sucede que las gentes están dormidas, terriblemente dormidas, inconscientes, y por lo mismo no pueden, no logran realmente aprehender o capturar la Doctrina del Esoterismo Crístico.

Aquí, reunidos esta noche nosotros, debemos reflexionar qué es lo que queremos, porqué estamos reunidos y para qué. ¿Por qué han venido algunos hermanos de otros países, con qué objeto? ¿Qué persiguen, qué buscan? ¿Por qué han viajado tan lejos? ¿Por qué han dejado sus hogares? Incuestionablemente, hay inquietud...

Yo digo que solamente el Cristo Íntimo puede transformarnos radicalmente. Yo digo que solamente el Cristo Íntimo puede hacer de nosotros algo distinto, algo diferente.

En los momentos precisos en que nos encontramos ante los tiempos del fin, ante la catástrofe inevitable, ante el fuego flamígero, y ante el agua y ante los huracanes, se hace necesario, se hace urgente, se hace inaplazable agarrarnos a ése único Madero de Salvación, que es el Cristo Interior, el Cristo Íntimo.

Entre los Aztecas Él es Quetzalcóatl; entre los antiguos Egipcios Él es Horus, el Espíritu Divino que Isis, la Madre Divina, lleva en sus brazos. En todo caso, Él es el único Madero de Salvación.

Pero no hay que buscarlo, jamás, fuera de nosotros mismos, sino dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.

Reunidos aquí, en esta sala, sólo los invito a reflexionar profundamente...
Ante todo, es necesario saber por dónde hemos de empezar a trabajar sobre sí mismos.
Tenemos que saber, realmente, qué somos. Urge saber cuál es el estado psicológico en que nos encontramos...

Se ha hablado mucho del Yo, del mí mismo, del sí mismo. Pero, ¿quién es ese Yo de la Psicología? ¿Cuál es ese Yo? No es el Yo algo divinal, subliminal, como piensan algunos pseudo-esoteristas y pseudo-ocultistas. Obviamente, el Yo tiene una pluralidad.
Necesitamos conocer la “Doctrina de los Muchos”, la “Doctrina de la Pluralidad de los Yoes”.
Nadie es el mismo, siquiera, media hora. Si yo pensara que alguno de ustedes es el mismo durante media hora, abusaría yo de ustedes mismos y también abusaría de mí mismo, de mi propia mente.

Obviamente, cambiamos a cada instante: en un momento pensamos una cosa, y en otro momento, pensamos en otra cosa totalmente diferente. Y es que los Yoes son muchos: existe dentro de nosotros “el Yo celo, el Yo tengo ira, el Yo odio, el Yo tengo lujuria”, etc. Todos esos múltiples Yoes parecen personas diferentes viviendo dentro de nosotros mismos, habitando dentro de nuestro propio cuerpo físico, dentro de nuestra propia personalidad. Todos esos múltiples Yoes constituyen, en sí, la totalidad del Ego, del mí mismo, del sí mismo.

Necesitamos eliminar, de nuestra naturaleza psicológica, todos esos múltiples Yoes. Obviamente, dentro de cada uno de esos Yoes se encuentra embotellada la Conciencia. Nosotros necesitamos desintegrar esos Yoes para que la Conciencia quede libre.

Conforme perseveremos en este trabajo interior (eliminando Yoes), seremos asistidos, y el Cristo Íntimo “vendrá a nosotros como ladrón en la noche, cuando menos se aguarde”... Él vendrá para ayudarnos, personalmente; Él se hará cargo de todos nuestros defectos psicológicos; Él ayudará a eliminar los errores que llevamos dentro. Pero necesitamos trabajar. “Pedid, y se os dará”..., “Buscad, y hallaréis”...

Así pues, mis queridos hermanos gnósticos que hoy están aquí presentes, quiero que sepáis en forma clara, que ha llegado la hora de provocar un cambio radical en nosotros, y eso solamente es posible eliminando de nuestra psiquis nuestros defectos psicológicos. Si así procedemos, seremos asistidos por el Cristo Íntimo.

Necesitamos descubrir nuestros errores en relación con las gentes, en la casa, en el templo, en la calle. Necesitamos enjuiciar nuestros errores, y necesitamos, también, eliminarlos. Y eso solamente es posible apelando a una Fuerza maravillosa que se llama “Kundalini”, es decir, a la Madre Divina Kundalini, a ese Principio Potencial Ígneo que subyace en el fondo de nosotros mismos, aquí y ahora.

Todas las gentes han rendido culto a Rea, Cibeles, a la Guadalupana, a Isis, a María, pero a nadie se le ocurre pensar que la Madre del Salvador también está dentro de nosotros mismos y es una parte de nuestro Ser. Es a Ella a quien debemos invocar...

Más tarde, cuando hayamos avanzado mucho en el trabajo de eliminar errores, vendrá el Cristo Íntimo en nuestro apoyo y entonces seremos transformados, transfigurados radicalmente...

¡Lo que yo quiero esta noche, es invitarlos a la transformación; lo que quiero esta noche, es invitarlos a un cambio total y definitivo; lo que quiero esta noche, es mostrarles el Camino de la Revolución de la Conciencia!

1 comentario:

  1. Nos encantaria que cuando compartieran temas,pusieran el nombre del libro del cual son tomados los temas,seria formidable,gracias.

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