JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

jueves, 10 de marzo de 2011

QUETZALCOATL COMO PRINCIPIO COSMICO

ANTROPOLOGÍA GNÓSTICA

Quetzalcoatl Hombre-Principio Cósmico

Los toltecas eran Verdaderamente  sabios. Sabían dialogar con su Propio corazón

El México Antiguo poseedor de la Doctrina Secreta de Anahuac, tiene conocimientos trascendentales que sabiamente aplicados a nuestra vida pueden conducirnos a la perfección. Si Buscamos el origen del Universo y los hombres, debemos indagar en el misterio quetzalcoaliano, pues él Es el principio creador de todo lo que es, de todo lo que ha sido y de todo lo que será.

Si buscamos un prototipo de perfección para seguir, aquí lo tenemos en Quetzalcoatl, como hombre encarnado, guía de nuestros antepasados. Su buscamos el porqué de la caída edénica del ser humano, aquí también lo está en al drama de Quetzalcoatl. La Palabra Quetzalcoatl designa el trabajo que debemos realizar en sí mismos para lograr encontrar nuestro camino hacia la luz. Quetzal Es el ave que representa al espíritu divino, el cual debemos de encarnar en cada uno de nosotros a través de una recta actuación, un recto sentir, y un recto pensamiento.

Coatl es serpiente, no cabe la menor duda que nuestras culturas en sus orígenes fueron 100% serpentinas, en este símbolo encontramos la representación viva de la sabiduría, del eterno principio femenino divinal. Esta es la antítesis de la ignorancia, del fanatismo y del error.

QUETZALCOATL
COMO PRINCIPIO CÓSMICO

Quetzalcoatl es el mismo principio cósmico que puso en existencia el Universo...

Quetzalcoatl como hombre, es un prototipo  de perfección su solo nombre da diversidad de enseñanzas, pero también es un principio Universal, el es el mismo principio que representó Krishna en la India, Jesús El Cristo en la tierra santa y Osiris en Egipto. Ese principio es el fuego sagrado, venerado por todas las culturas y religiones del mundo, es la fuerza del amor, que encarna en aquellos que han podido eliminar de su naturaleza resentimientos, odios, venganzas.

Como principio cósmico Quetzalcoatl es hijo de Ometecutli y Omecihuatl, el señor y la señora de la Dualidad, viva representación del Eterno Principio divinal Masculino y el eterno principio divinal femenino. Nos dicen los códices que esta pareja divina tuvo 4 hijos: Tezcaltipoca el Negro, Xiuhtecuctli el Rojo, Huitzolopochtli el Azul y Quetzalcoatl el Blanco. Alegoría perfecta de los 4 elementos de la creación reperesntados también en el símbolo de la cruz.

“Quetzalcoatl existía desde antes que existiera el Universo” -repiten los maestros del México antiguo- “Quetzalcoatl existirá después que el Universo deje de existir.” –reafirman-. Porque Quetzalcoatl es el símbolo del fuego sagrado o verbo divino y creador que hace fecundas las aguas puras de la vida para que exista todo lo que es, todo lo que ha sido y todo lo que será. Por ello leemos en las leyendas que se pierden en el tiempo... “Quetzalcoatl “el blanco” –símbolo del Fuego- fecunda a Tezcaltipoca “El negro” -Símbolo del agua-, este se hincha, revienta y surge la creación. Este génesis lo encontramos en cada uno de los libros religiosos del mundo entero.

Así como es arriba es abajo, -nos dice la tabla de esmeralda de Hermes Trsimegisto- Así como Quetzalcoatl da origen a la creación, nosotros debemos fecundar nuestras aguas puras de vida para que nazca en notros el verdadero hombre...


QUETZALCOATL COMO HOMBRE AVATARA

Así hablaban los viejos de tiempos antiguos: En Verdad vive el mismo Quetzalcoatl, no ha muerto aún; una vez más habrá de volver, habrá de venir a reinar.

Quetzalcoatl es el Cristo cósmico nahua que en el año Ce Acatl (895) encarnó en el hogar de Iztacmixcoatl y Chimalma.  De naturaleza mística y austera, muy joven comenzó a practicar el ayuno y la penitencia. A los treinta años fue nombrado gran sacerdote y monarca de Tollan (Tula, Estado de Hidalgo).

Como instructor, los Nahuas lo representaban con mitra de oro forrada con piel de tigre y plumas de quetzalli, sobrepelliz vistosamente adornada y orejeras de turquesa; collar de oro del cual penden diminutos y preciosos caracoles marinos; capa de plumas de quetzalli figurando llamas de fuego y cactli de piel de tigre de cuyas anchas correas que cruzándose suben hasta arriba de las pantorrillas, cuelgan caracolillos marinos; en la mano izquierda, escudos con estrella de cinco puntas en el centro; en la derecha, cetro de oro con piedras preciosas.

--- siempre va acompañado de la estrella de la mañana  --- Símbolo de la fuerza más extraordinaria que puede verdaderamente transformar en forma radical al ser humano: La Fuerza del Amor. Con justa razón dice Samael Aun Weor “Si todos los seres humanos viviéramos enamorados, hasta el mismo venenos de las víboras desaparecería”

Porque el Amor es una efusión energética que brota de lo más profundo de la conciencia. El amor es el mejor método para unirse a eso que se llama Dios, Tonatiuh, Alá, Brama, etc.  Este es el motivo por el cual este instituto, tiene el símbolo de Venus como emblema representativo.

Otros de los emblemas en el cual baso su mensaje, no deja de sorprendernos, fue la CRUZ de los maravillosos destinos, símbolo de la redención humana, les dijo: Que la pusieran en sus altares, en sus templos y casas. Los anales de Anáhuac nos afirman que el maestro Quetzalcoatl les enseñó entre muchas cosas a Cultivar la tierra, clasificar los animales, tallar piedras preciosas, la fundición de metales, orfebrería, cerámica. Es obvio que en la letra se esconde mucha sabiduría...

Es decir que Quetzalcoatl enseño a todos, el camino de las más grandes transformaciones, el camino de los tres factores de la revolución de la conciencia: Nacer, Morir y Sacrificio por la humanidad. Debemos todos sembrar la semilla del conocimiento gnóstico en todos los campos – hombres para que pueda florecer la sabiduría divina en cada esencia en el mundo.

Los animales son: El deseo, la lujuria, la pereza, la ira, el orgullo, etc. Si en verdad anhelamos con todas las fuerzas de nuestra alma ser felices, debemos desintegrar tales animales de nuestro interior, pero primero habremos de comprenderlos, de estudiarlos, de conocerlos profundamente, debemos –como dicen los maestros- Aprender a Clasificar los animales, para que de esta manera brillen las piedras preciosas de las virtudes logradas.

En el interior del estudiante gnóstico que trabaja en forma sincera transmutando sus metales endocrinos sexuales, el crisol alquimista,  fundir los metales es la viva representación del factor nacer.

Quetzalcoatl: Fue uno de los instructores, más extraordinarios que han existido en todos los tiempos, fue incomprendido como la mayor parte de maestros que dan su vida por la humanidad, pero su mensaje perdurará hasta fin de los tiempos...


DRAMA DE QUETZALCOATL

Como lo sabían los viejos, Quetzalcoatl asendió al cielo, a la casa del cielo, Dicen los ancianos, que se transformó en una estrella en la estrella que brilla en el alba...

El drama de nuestro Señor Quetzalcoatl es formidable, extraordinario, maravilloso, es el mismo drama de Jeshua Ven Pandira, es decir, el mismo drama de nuestro señor el Cristo bien podemos asegurar y en nombre de la verdad que Quetzalcoatl es el Cristo. Vemos cuidadosamente los viejos códices, hallaremos riquísima información sobre nuestro señor Quetzalcoatl.

Vivía él, <se dice> en una casa espléndida, en una ciudad maravillosa, viva representación divinal del paraíso terrenal. Un día cualquiera, dice la tradición alegórica, o simbólica, mandó llamar a su esposa, ella concurrió al llamado, se extendió la estera sagrada en el duro piso, y cuenta la leyenda de los siglos que se embriagó con vino.

No debe tomarse esto en el sentido literal de la palabra realmente se trata de alegorizar el drama edénico, es decir, comió de ese fruto del que se prohibiera cuando se dijo: «De todos los árboles del huerto podéis comer menos del árbol de la ciencia del bien y del mal porque el día que de él comieres moriréis».

Quetzalcoatl se entristeció mucho por haberse embriagado, es decir, había comido del árbol de la ciencia del bien y del mal. Entonces hubo de abandonar la lejana Tule, la ciudad espléndida de la luz, vagó por todos los países del mundo sufriendo terriblemente, me viene a la memoria aquél momento en que Jehová Dios se dirigiera a Adam y Eva para decirles: «Vosotros pereceréis» y ellos hubieron de salir del Edén para trabajar y ganar el pan con el sudor de su frente y para alumbrar sus hijos con dolor.

Así también nuestro señor Quetzalcoatl vagando por todos los países del mundo, sufrió lo indecible; arrojó sus joyas en un río sagrado, escondió sus tesoros divinales y se fue en busca de la tierra roja, sufrió mucho, y mirándose un día en el espejo dijo: «he envejecido» fue sometido a pruebas por algunos magos negros pero él salió victorioso y al fin después de haber sufrido mucho llegó a la tierra roja, entonces dice la tradición pudo morir y resucitar, bajó a la región de los infiernos al Mictlán para recoger los huesos de sus antepasados.

Incuestionablemente antes de subir es necesario bajar, a toda exaltación le precede siempre una espantosa y terrible humillación; Quetzalcoatl fue humillado antes de ser exaltado. Arrepentido resolvió incinerarse y entre esas cenizas resucitó para convertirse en el lucero de la mañana.

Recordemos nosotros aquella frase del Apocalipsis que dice: «Al que venciere le daré el lucero de la mañana», ese lucero de la mañana, esa estrella maravillosa, Venus, realmente representa la fuerza extraordinaria del amor.

Quetzalcoatl resucitó de entre los muertos, es decir, volvió a cristificarse, sufrió por haber caído, pero se transformó después de haber sufrido y convertido pues, en un maestro de sapiencia, se transforma en el lucero de la mañana. Quetzalcoatl es el Cristo cósmico, el Cristo que bulle y palpita en todo lo que es, en todo lo que ha sido y en todo lo que será.

Amigos, ha llegado la hora en que debemos revolucionarnos contra nosotros mismos, ha llegado la hora en que nosotros debemos transformarnos, ha llegado el momento en que debemos abrir los viejos códices de Anáhuac y conocer la sabiduría serpentina de nuestro Señor Quetzalcoatl.

Señor por quien vivimos, Dueño del cerca y del lejos, Con alegría te damos gracias por nuestro Señor Quetzalcoatl, Quien con el sacrificio de su sangre y la penitencia hizo que entrara en nosotros tu vida. Haznos fuertes como él, Haznos alegres como él, Haznos justos como él. Así sea

Instituto Cultural Quetzalcoatl San Luis Potosí, S.L.P. México

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