JESUS EL CRISTO

JESUS EL CRISTO
Gnosis por Samael Aun Weor

miércoles, 9 de marzo de 2011

JESUS EN EL TIBET

JESUS EN EL TIBET
Extraído de Educadores del mundo
por Ignacio Magaloni Duarte


Es indudable que Jesús tuvo un perfecto conocimiento de la ciencia-religión maya; esto queda de manifiesto en los libros del Nuevo Testamento, pero no se dice allí que él aprendió el idioma maya.

Podemos comprobar que Jesús estuvo largo tiempo en el Himalaya. Por un texto que exis­te todavía en el monasterio de Hemis en Leh, Cache­mira, colindante con el Tíbet, obtenemos los datos históricos auténticos, indudables que nos hacen saber dónde y cómo Jesús aprovechó su tiempo durante su ausencia histórica. Este texto asienta:

Cuando Jesús dejó el hogar en su tierra, primero fue a Egipto y allí estudió la antigua religión osiriana-maya.
De Egipto pasó a la In­dia y en muchas ciudades, incluyendo Benarés y Lahore, estudió las enseñanzas del Buda Gautama (que había estudiado la religión maya), después entró al monasterio del Himalaya don­de estudió directamente el maya y sus ciencias cósmicas. Al final de doce años se convirtió en un Maestro.


No olvidemos este dato rigurosamente histórico: Cristo aprendió el maya.

Hay muchos templos y monasterios en la India y el Tíbet que conservan escritos referentes a Cristo durante este tiempo. También existen leyendas orien­tales sobre él. Una cosa es notable: en ninguno de estos textos se le llama Cristo. Siempre se le nombra Jesús.

En el monasterio de Lassa en el Tíbet se encuentra un texto que asienta: "Jesús se convirtió en el más proficiente Maestro que haya estado en la tierra." Hoy en día el nombre de Jesús es más re­verenciado en este monasterio que en cualquier secta de sacerdotes cristianos.
Además de estos textos en tabletas de barro hay una leyenda referente a Jesús, escrita hace 1.900 años. Esta escritura nos la tras­lada Churchward:

Cuando Jesús estaba a punto de dejar el monasterio, surgió una controversia entre él y sus Maestros, sobre, el tema de la reencarnación.

Jesús mantenía que los textos sagrados afirma­ban que no era el cuerpo material de un hom­bre el que reencarnaba fuera de los átomos originales que formaron su previo cuerpo material, sino el alma o espíritu únicamente que reencarnaba.

Los maestros mantenían que ambos, el alma y el previo cuerpo material, reen­carnaban y que los idénticos átomos del primer cuerpo eran utilizados de nuevo en el siguiente. Los maestros sostenían que “otros cuerpos” sig­nifica los siguientes cuerpos del hombre.

Hasta este punto la cuestión se detenía en el signifi­cado de las dos palabras, “otros cuerpos”. Aquí llegaron a un punto sin solución. ¿Significaba los cuerpos humanos subsiguientes del hombre o significaba otras creaciones de la naturaleza?


Con estos datos históricos a la mano creemos que no puede dudarse que Cristo aprendió el idioma y la religión mayas.

Ya hemos comprobado anterior­mente que los mayas fueron los primeros culturizadores de la India, el Tíbet, Egipto, Babilonia, Aca­dia y Grecia. Lo hemos comprobado con textos de historiadores de la India y Egipto.

Está establecido históricamente que la ciencia-religión conocida por Cristo en Egipto, la India y el Tíbet era maya.

Exis­tió un profundo ocultismo maya, conocido sin una duda por Cristo, quien eligió sus símbolos (mayas) como sustentación de sus ideas de amor fecundante.

Ya no puede suponerse casualidad que haya elegido la cruz maya, la trinidad y los doce apóstoles y otros muchos símbolos para sustentar el inmenso sentido científico-religioso de sus prédicas. Los historiado­res egipcios, Valmiki, etc., afirman que las concep­ciones fueron mayas.

Las enseñanzas ocultas eran incomprendidas del vulgo; pero no se crea que eran ocultadas. Como leemos en el moderno libro El Retorno de los Brujos hoy podríamos llamar Ocultismo al conocimiento de los sabios atómicos; pero es que la mayoría de nosotros no lo comprende.
La diferen­cia de la antigüedad con la actualidad es que los iniciados en la antigüedad al mismo tiempo adqui­rían responsabilidades éticas. Todavía hasta la épo­ca de los alquimistas era obligatorio a los iniciados asumir estas responsabilidades éticas. No eran com­prendidos por el vulgo los simbolismos de la cruz, swástica, el número trece, el movimiento energético representado con la esfinge y más gráficamente con el llamado Chac-Mool, preamericano, la llama en el Perú y  el camello en Egipto. Pero los iniciados en estos conocimientos adquirían obligatoriamente el compromiso ético. Este compromiso ético lo ha dejado de imponer nuestra cultura técnica.

He ahí nuestra máxima pérdida, con la posesión del cono­cimiento nuclear. Se instruye y no se educa.

Pues bien, Cristo aprendió como lenguaje ritual eI maya, igualmente que hoy el sacerdote católico el latín. Por eso al agonizante, el sacerdote le dice en latín: "Ego te Absolvo. Requiescat in Pace", y extrañamente se lo dice en latín o sea en romano antiguo, en el idioma de los que mataron a Cristo. Sin embargo, esto a nadie le asombra.

Queda asen­tado que el lenguaje ritual de Cristo en el Tíbet era el maya, pero a muchos asombra la afirmación he­cha por Le Plongeon y otros grandes investigadores de que Cristo en la cruz habló en su lenguaje ritual.

Apoyando esta afirmación, es de todos conocido que los evangelistas están acordes con una duda: ningu­no sabía a qué idioma atribuir las palabras HELI LAMAH ZABAC TANI. Mateo dice textualmente que las palabras deben ser interpretadas de un mo­do; Juan, el otro evangelista, le sigue en la opinión. Lo muy digno de observarse es que era un idioma para ellos desconocido, puesto que, según ellos mis­mos, habría de ser interpretado.

Los evangelistas que estuvieron presentes en la crucifixión no dicen, pues, cuál fue ese idioma, pero, si hoy se crucifi­cara, por ejemplo, a un alto sacerdote católico, cuyo idioma ritual es el latín, no extrañaría a nadie que en latín invocara a Dios, al morir.

Muchos comenta­ristas suponen que “deben ser palabras de un dialec­to hebraico perdido''; ¡qué raro!, a la hora de mo­rir. La suposición equivale a que un alto sacerdote católico actual hablara en idioma araucano.

Papini en su libro Historia de Cristo, extreman­do la investigación llega a la descarriada suposición de que habló mitad en un dialecto y mitad en otro, ¡para decir cuatro palabras! Y esto indica ya un esfuerzo desesperado para encontrar el tal idioma.

Pues bien no existiendo las palabras en ningún otro idioma del mundo, antiguo ni moderno, en maya, el idioma ritual de Cristo (dato históricamente comprobado), cada una de las palabras tiene un significado y la frase formada con todas juntas es grandiosa, coherente, digna del Gran Maestro Crucificado. Abrimos el diccionario de Ticul, Maya-Español, y leemos las palabras:

HELI: significa, ahora, al fin, ya.

LAMAH: significa, sumergirse.

ZABAC: se dice; humo, pre-alba. (Un indígena maya al que interrogamos nos dijo que la palabra significa, además de otras cosas: pardear del alba).

TANI: es una palabra compuesta de tan, en presencia, y ni, nariz; Tani significa ante la nariz y obviamente equivale a lo que hoy decimos: ante la frente, en frente, en presencia de.

La frase así organizada se traduce:

AHORA HUNDIRME EN LA PREALBA DE TU PRESENCIA.

Sin embargo algunos obstinados asientan que Cristo en el Tíbet aprendió el idioma naga pero que éste no tiene nada que ver con el maya preamericano.

Pues bien, como prueba gráfica damos a continuación los nombres de los números en los idiomas naga y maya, por lo que se verá que los aparentemente diferentes idiomas son sin discusión el mismo y uno sólo:

numeros naga y maya


Y además los numerales mayas y nagas

numerales naga y maya

Las anteriores comparaciones dejan comprobado sin una sola duda que el idioma naga aprendido por Cristo en el Tíbet era el maya hablado hasta hoy en Preamérica.
Sin embargo se presta a provocar du­das la afirmación de Churchward que copiamos tex­tualmente:

Por más de dos años estudié diligentemen­te una lengua muerta. Y el alto sacerdote que me la enseñó pensaba era el lenguaje original de la humanidad; me informó que esta lengua era entendida sólo por otros dos viejos sacer­dotes de la India.

Ahora bien, ha quedado demostrado con las com­paraciones que acabamos de dar que, no era tal lengua muerta el idioma conocido por pocos sacerdotes sino que palabra por palabra esta lengua es el maya que actualmente hablan cientos de miles de hombres en Preamérica.
Queda demostrado que la supuesta lengua muer­ta es el maya actual.

Por ejemplo, Khé, venado en naga, significa venado en maya; Kan, serpiente en naga, significa serpiente en maya. El nombre meta­fórico del número diez, que no podía pronunciarse en la India, Babilonia, Acadia, Egipto, etc., porque correspondía a Dios, es dicho en naga Lahun, y en maya preamericano es exactamente Lahun.

Podría­mos llenar un libro mencionando la exacta igualdad de las palabras en naga y en maya; bástenos decir que todas las palabras usadas para interpretar ta­bletas antiguas en los templos de la India, son exac­tamente palabras del idioma maya hablado hasta hoy en Preamérica.

Los mayas en la India fueron primero llamados “nagas” y después “danavas”, su ciudad capital fue Nagpur. Se sabía, porque lo asienta el historiador Valmiki (siglo IV A. C.), que en la antigüedad de la India había llegado a las regiones del Tíbet una ra­za a la que se llamó Naga-maya, a civilizarlos, y es­to es histórico; cuya raza después llevó su civiliza­ción a Babilonia, Acadia, Egipto y Grecia.

Lo que queda comprobado expresamente por las comparaciones de nombres de numerales y signos que acabamos de dar, es que el naga y el maya son un solo idioma.
No se sabe cuándo terminó el imperio naga. La leyenda apunta a unos cinco mil años desde hoy. Hay innumerables escritos, leyendas y tradiciones en la India que lo indican. Pero no pue­de dudarse que el naga-maya de la India y el maya preamericano eran uno.  

Naga, significa serpiente, entonces naga-maya simplemente quiere decir serpiente-mayas. Los de la cultura serpentina.

Otra comprobación de que Cristo habló maya, es que, los mayas llevaron sus enseñanzas al primi­tivo Egipto, y ésta es la razón de que Osiris haya predicado la ciencia-religión de los mayas, y Jesús predicó casi palabra por palabra lo que había pre­dicado Osiris.
Muchos pasajes son exactamente iguales.

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